Operación rescate: The Notting Hillbillies

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«El álbum de los Notting Hillbillies es un punto intermedio perfecto entre el sonido de los Dire Straits y la carrera en solitario, a veces aburrida, de Knopfler»

The Notting Hillbillies
“Missing… Presumed having a good time”
VERTIGO RECORDS, 1990

 

 

Texto: HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

 

Perdido. Así se encontraba Mark Knopfler después de la mastodóntica gira con la que los Dire Straits recorrieron medio mundo para presentar el álbum más popular de la banda y el disco que los catapultaría hasta lo más alto: “Brothers in arms” (1985). La banda tocó el cielo, pero esto dejó tan extenuado a Knopfler que se refugió en otros proyectos más sencillos y que le otorgaron la tranquilidad que necesitaba. “Llegué a estar muy cansado del grupo”, declaró el cantante y guitarrista, “en la última gira, a mediados de los 80, hicimos doscientas cincuenta actuaciones o más, y al final no quería ver un instrumento ni en pintura. Estaba destrozado. Pero cuando descansé un poco me dio por pensar en otros proyectos. Necesitaba oxigenarme, coger aire; flirtear musicalmente por ahí”.. Por eso, Mark Knopfler dio un respiro a los Dire Straits, volvió a hacer películas, como la banda sonora de “La princesa prometida” (Rob Reiner, 1987), y se codeó con su ídolo Chet Atkins en el magnífico álbum de country “Neck and neck” (1990). Pero ésta no fue la única experiencia country del líder de los Dire Straits, que en 1989 ya había formado una nueva banda, The Notting Hillbillies.

El nombre del grupo hacía referencia tanto al famoso barrio londinense, Notting Hill, como a la música tradicional estadounidense conocida como “hillbilly”, o a los paletos y rústicos habitantes de la América profunda. Para esta aventura, Knopfler se rodeó con tres colegas: Steve Phillips y Brendan Croker, a las guitarras, y Guy Fletcher, al teclado. Mark Knopfler conoció a Phillips en la década de los 60, antes de capitanear a los Dire Straits, cuando trabajaba como periodista para el “Yorkshire Evening Post” y lo entrevistó; hicieron buenas migas y comenzaron a tocar juntos con el nombre The Duolian String Pickers. Steve Phillips conocía a Croker, miembro de The Five O’Clock Shadows, ya que ambos habían montado un pub a mediados de los 70 llamado The Packhorse, donde solían tocar la guitarra. Por último, Fletcher que se había unido a los Dire Straits como teclista en 1984, se convirtió en el hombre de confianza de Knopfler y participaría en sus trabajos posteriores.

La trayectoria de este supergrupo acústico fue corta. Publicaron un único álbum; el título, “Missing… pressumed having a good time”, era una declaración de intenciones en toda regla, ya que lo que pretendían los cuatro músicos, por encima de todo, era pasarlo bien. El álbum se grabó de forma casera en la misma vivienda de Mark Knopfler, situada en Holland Park Mews, dentro de Notting Hill. Además, los cuatro músicos contaron con Paul Franklin, que también participó en “Neck and neck”, tocando la guitarra pedal steel. Como buen proyecto entre amiguetes que era, Knopfler y Fletcher se encargaron de la producción del disco.

El álbum pretendía ser una recopilación de viejas canciones de country, folk y blues olvidadas. La labor de los Notting Hillbillies consistió en recuperar esos temas perdidos. Escuchar este disco supone un viaje en el tiempo a las raíces de la música norteamericana. Temas tradicionales como ‘Railroad worksong’, ‘Run me down’, ‘One way gal’ o ‘Please baby’ se alternan con versiones de ‘Blues stay away from me’, de los Hermanos Delmore, o ‘That’s where I belong’, de Charlie Rich. Pero la banda no solo desempolvó viejos temas de country, sino que los tres guitarristas contribuyeron con su propio granito de arena: Mark Knopfler compuso ‘Your own sweet way’, que podría aparecer perfectamente en cualquier disco de Dire Straits; Steve Phillips se encargó del single ‘Will you miss me’; y ‘That’s where I belong’ corrió a cargo de Brenda Croker. El resultado fue un disco precioso y relajante en el que nadie intentó destacar ni estar por encima. Un perfecto trabajo en equipo. No obstante, la combinación de la siempre mágica guitarra de Knopfler y la voz de Steve Phillips hicieron que una simple reunión de amigos dispuestos a pasar un buen rato se convirtiera en una obra única e irrepetible.

La banda siguió recuperando estos orígenes de folk, country y blues en pequeños locales y así fue como Mark Knopfler cambió la locura de los estadios y los grandes recintos por la calma de los pubs. El álbum de los Notting Hillbillies es un punto intermedio perfecto entre el sonido de los Dire Straits y la carrera en solitario, a veces aburrida, de Knopfler. Una lástima que esta banda de colegas no hubiera pasado otro rato divertido sacando otro álbum.

Anterior entrega de Operación rescate: Miguel Ríos.

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