Lo que hay que tener: Curtis Mayfield

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«Es mucho más que una serie de alegatos más o menos poéticos o militantes: es la primera manifestación adulta del soul moderno, unos meses anterior al ‘What’s going on’, de Marvin Gaye, y la armoniosa declaración de principios de un hombre comprometido con su tiempo»

 

Curtis Mayfield
«Curtis»
WEA, 1970

 

Una sección de LUIS LAPUENTE.

 

Obra maestra absoluta y el mejor disco de Curtis Mayfield junto a «Back to the world». Todo lo que significa el soul está en una canción como ‘Move on up’: pasión emocional, voces educadas –¡ese maravilloso falsetto!–, preciso andamiaje rítmico en la mejor tradición negra, vientos sincopados y cortantes, guitarras barrocas dibujando el mapa de los sentimientos, mensajes de orgullo racial: «Cállate, hijo mío, no llores. Tu gente tendrá que entenderte. Sigue adelante hacia tu destino, lucha contra las complicaciones que te encontrarás por el camino».

Curtis abre el álbum dirigiéndose a todas las audiencias –»¡Hermanas!, ¡negros!, ¡blancos!, ¡judíos!»– y continúa arrojando su mensaje contundente al rostro de la sociedad norteamericana –»(Don’t worry) if there’s a hell below we’re all gonna go»: «(No te preocupes) si hay un infierno allí abajo, todos iremos a él»–: «El presidente Nixon dice que no nos debemos preocupar, pero no sabe que no pueden demostrarlo y que si hay un infierno allí abajo, todos iremos a él». La dureza formal da paso, enseguida, al borbotón lírico de ‘The making of you’, una bellísima declaración amorosa que recuperaría, años después, para la banda sonora de «Claudine» en las voces de Gladys Knight & The Pips. Otro de los temas inolvidables del álbum es ‘We people who are darker than blue’, un encendido llamamiento a la unión del pueblo negro en pos del objetivo común de la igualdad de derechos.

Pero «Curtis» es mucho más que una serie de alegatos más o menos poéticos o militantes: es la primera manifestación adulta del soul moderno, unos meses anterior al «What’s going on», de Marvin Gaye, y la armoniosa declaración de principios de un hombre comprometido con su tiempo. Una sinfonía de sonrisas negras arrulladas por un luminoso enjambre de violines, guitarras, vientos y percusiones, el germen de la poesía y de la solidaridad abonado con la magia del soul: la materia de la que están hechos los sueños.

Anterior entrega de Lo que hay que tener: Scratch & The Upsetters.

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