La cara oculta del rock: The White Stripes, más allá del incesto

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«Jack y Meg mantenían un vínculo especial y tenían una relación que a ojos ajenos hasta podía considerarse incesto. La pregunta sobre si los White Stripes eran realmente hermanos comenzó a repetirse una y otra vez»

Cuando los White Stripes entraron en el panorama musical no solo llamaron la atención por su música de garaje o por su atractiva y característica tricromía; lo que el público de verdad quería saber era qué relación mantenían sus dos miembros. ¿Eran hermanos? ¿O eran pareja? He aquí un enigma familiar.

 

Texto: HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

No es fácil que los hermanos se pongan de acuerdo. Sin embargo, los White Stripes lo tenían claro; para ellos, las cosas no eran blancas o negras, también estaba el color rojo. Desde su debut con su álbum homónimo en 1999, Jack y Meg White habían acordado que los colores con los que se identificarían serían los mismos que los de la Coca-Cola o la bandera nazi.

Así se presentaba el dúo de Detroit, Michigan: tres colores para dos hermanos; porque el conjunto minimalista formado por una guitarra y una batería se dio a conocer como miembros de una misma familia formada por, ni más ni menos que, diez hijos. ¿Qué mejor persona para compartir trabajo y escenario que alguien de tu propia sangre? Además, bastaba con mirarlos para comprobar que el parecido que guardaban Jack y Meg era evidente, con el cabello negro y el rostro pálido. Eran como dos gotas de agua.

Sin embargo, quienes de verdad les conocían en Detroit sabían cuál era el auténtico secreto que los hermanos White escondían. Jack y Meg mantenían un vínculo especial y tenían una relación que a ojos ajenos hasta podía considerarse incesto. La pregunta sobre si los White Stripes eran realmente hermanos comenzó a repetirse una y otra vez en las mentes del público y en los medios de comunicación.

En marzo de 2001 se descubrió el pastel. El periódico “Detroit Free Press” encontró y reveló los documentos que alejaban cualquier duda. ¿Eran hermano y hermana? Según un documento, se habían casado el 21 de septiembre de 1996. ¿Eran marido y mujer? Según el otro texto, se habían divorciado el 24 de marzo de 2000. ¡Estaban divorciados!

El apellido “White”, lejos de ser el apellido de los hermanos, en realidad era el de casados. Sin embargo, John Anthony Gillis, en lugar de prestar su apellido a su esposa, Megan Martha White, decidió tomar él el apellido de ella, de forma poco convencional, y convertirse así en Jack White. Cuando lanzaron su primer álbum ya estaban casados y, poco antes de publicar el segundo, “De Stijl” (2000), habían puesto fin a su matrimonio. No obstante y, a pesar del divorcio, el antiguo dúo lanzó cuatro discos de estudio más.

¿Entonces a cuento de qué venía el rollo de engañar a todo el mundo haciéndoles creer que eran una pareja de hermanos? ¿Fue un truco publicitario? ¿Una manera de llamar la atención? Para Jack, el motivo de fingir ser hermano y hermana fue precisamente todo lo contrario: “Cuando ves un grupo formado por dos miembros, marido y mujer o novio y novia, piensas: ‘Ah, ya veo…’ Cuando son hermano y hermana, piensas: ‘Ah, qué interesante’; te preocupas más por la música que por la relación, por si están intentando salvar su relación estando en un grupo. No piensas eso con un hermano y una hermana. Están unidos para siempre. La familia es así”.

Lo que en realidad pretendían conseguir los White Stripes con su falsa fraternal era que los medios los juzgaran por su música, no por su vida personal. “¿Por qué la gente no puede escribir solo sobre la música? ¿Por qué tienen que preocuparse por nuestras vidas personales?”, se preguntaba el guitarrista.

De hecho, la portada del tercer trabajo del conjunto, “White blood cells” (2001), los mostraba entre la espada y la pared, acorralados por un amenazante grupo de siluetas negras que no eran otra cosa más que paparazis ansiosos por conocer cuál era la peculiar relación entre los dos singulares “hermanos”.

Hasta los Flaming Lips bromearon sobre la incestuosa pareja en la canción ‘Thank you Jack White (For the fiber-optic Jesus that you gave me)’, incluida en el disco “Fight test” (2003), y cuya letra decía así: Jack y Meg son divertidos / Tienen un código familiar moderno y liberal / Hermano y hermana / Tocando rock & roll y haciéndolo en la carretera / Apuesto a que la caravana empezó a apestar / Pero me pregunto qué pensaría Cristo”.

Aunque Jack White no supiera qué pensaría Cristo al respecto, sí que se preocupó por lo que pensaría de ellos el resto del mundo: “En cuanto dices algo, la gente se hace su propia idea de lo que significa. Lo siento, pero tengo que elegir cómo se presentan las cosas porque no quiero que la gente se piense cosas equivocadas. Creo que el único punto focal debería ser la composición de canciones, la música y los conciertos. Lo importante de un grupo no es si somos de verdad hermano y hermana o si somos marido y mujer, si somos de la ciudad o estamos fingiendo”.

Una vez más, al destino le gusta la ironía. Aquel engaño que Jack y Meg White orquestaron para que la gente le quitara hierro al asunto del matrimonio, no se fijara en ellos como una pareja sentimental y prestaran atención a su música y no a su vida personal, se les volvió en contra. Y eso que no es fácil que un matrimonio se ponga de acuerdo.

Nos veremos en La Cara Oculta del Rock…

Anterior entrega de La cara oculta del rock: Jim Morrison, larga vida al Rey Lagarto.

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