El disco del día: The Wellingtons

Autor:

«El cuarto disco de The Wellingtons pertenece a la estirpe del pop de guitarras, aquel que es transparente en los instrumentos y certero en las melodías, con su poquito de corazón y su poquito de bubblegum, también necesario, oxigenante»

The Wellingtons
«In transit»
THIS TIME RECORDS/ROCK INDIANA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

El cuarto disco de The Wellingtons pertenece a la estirpe del pop de guitarras, aquel que es transparente en los instrumentos y certero en las melodías, con su poquito de corazón y su poquito de bubblegum, también necesario, oxigenante. Todo ello queda patente desde la primera canción, ‘Keep me holding on’ que añade a todas estas virtudes unos deliciosos coros. Los chicos de Melbourne lo han vuelto a bordar.

The Wellingtons no hacen más que seguir el hilo de oro del pop, el que nace en los Beatles. ‘No one ever calls me baby’ es el cuarteto de Liverpool en su forma más primitiva. Después vienen los Raspberries, con esos preciosos juegos de voces sobre las guitarras en ‘Baby’s got a secret’ o ‘I fell for you”, tiernecita y lenta, reconfortante al descubrir una balada como las de antes.

Seguimos adelante en el trenzado del pop: la new wave. ‘I just a want to love you girl’ es un perfecto remedo de Elvis Costello y ‘Alright, alright’ despliega de forma brutal la energía, lo que fue el año 79, dirigir el punk hacia cauces de pop ya construidos. Y más adelante el sonido de los grupos de Glasgow es el que barniza todo, Teenage Fan Club es lo prioritario, y a ellos se ajusta, por ejemplo ‘I’m feeling the same way?’, la segunda canción, el segundo trallazo.

Es cierto, todos los temas parecen cortados por el mismo patrón, excepto ‘Your one’, con un distinguido aire country, pero es que en el estilo no hay demasiado margen de maniobra. Y, al fin y al cabo, lo que importa en ellas, más que nunca, son los tres minutos de flechas al corazón y la inocencia. Así, pues, para los devotos del género son esenciales, perfectas en conseguir sus pretensiones de fuerza y delicadeza en una balanza perfectamente calibrada.

Anterior disco del día: Lydia Loveless.

Artículos relacionados