Objeto de deseo: Os Mutantes

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«La originalidad que aportaba el disco era su visión caleidoscópica y abigarrada tanto de elementos musicales autóctonos como de los tics psicodélicos internacionales del momento, la sorpresa era la categoría con que lograban la fusión»

Os Mutantes
«Os Mutantes»
LP POLYDOR 1968

VALOR: 250 Euros.

 

 

Una sección de VICENTE FABUEL.

 

 

El soberbio disco de debut de los brasileños Os Mutantes (Rita Lee y los hermanos Arnaldo Baptista y Sergio Díaz) aparece hoy como uno de los más lustrosos iconos del coleccionismo discográfico sudamericano de los años 60. A pesar de contener en sus surcos, y en cantidades más que ingentes, muchos de los elementos musicales que circulaban por libre en el planeta psicodélico internacional de 1968, el disco apenas logró traspasar sus vastas fronteras brasileras, mientras que por mor de la especialísima y represiva situación política que atravesaba Brasil esos días, tampoco en su propio país llegó a tener la adecuada difusión que sus enormes hallazgos demandaban. Así pues, rareza con mayúscula habemus.

Enmarcados dentro del movimiento tropicalista, algo así como un Mayo del 68 carioca y musical, y casi siempre a la sombra de Caetano Veloso y Gilberto Gil, a los que acompañaron habitualmente durante ese año, el grupo de Sao Paulo añadió el punto de desquicio experimental que completaba el lado más racional de sus mentores, al tiempo que prolongaban la estela del movimiento ye-yé brasileiro de la Joven Guardia de pocos años antes, sustituyendo el sexual grito de guerra de un joven Roberto Carlos –cuando cantaba en el 65 “quiero que me calientes este invierno y que todo lo demás se vaya al infierno”– por el más político y europeo de “e prohibido prohibir”. Después de protagonizar sonados escándalos en diversos festivales, a la cabeza de todos queda en la memoria el conseguido junto a Caetano Veloso en el Festival Internacional de la Canción de Sao Paulo, precisamente con el mencionado ‘E prohibido prohibir’, recibiendo los abucheos del respetable mientras se giraban y daban la espalda al público e impagablemente recogido en un disco en directo del propio Caetano, el trío paulista decidió comenzar a andar en solitario dando en publicar esta alhaja que nos ocupa.

Si la originalidad que aportaba el disco «Os Mutantes» era su visión caleidoscópica y abigarrada tanto de elementos musicales autóctonos como de los tics psicodélicos internacionales del momento, la sorpresa era la categoría con que lograban la fusión. Las canciones se sucedían amables y repletas de inventiva, como iluminadas por una luz desconocida en el rock brasileño que les había precedido. Aún sin emplearse a fondo en sus propias composiciones (el disco manejaba varios temas de sus compatriotas Caetano Veloso, Jorge Ben, Gilberto Gil o Sivuca, así como otros de Françoise Hardy o The Mamas & The Papas), su novedoso tratamiento lisérgico de la samba (‘Bat macumba’ o ‘A minha menina’) o de la bossa (‘Baby’) dejaba a las claras que no había en ellos ningún ánimo de revancha musical, mientras que el buen manejo del libro de estilo del «Sgt. Peppers» (‘Panis et circenses’) revelaba que su voluntad de trascender la tradición era inequívoca igualmente. Un puñado de canciones tan indolentes como atrevidas, todas ellas presididas por un bullicioso espíritu festivo y un sentido del happening y de la performance aún claramente insólito en el hippismo del Cono Sur. Ciertamente, un verdadero encanto inmarchitable ajeno al envejecimiento.

El disco fue parcialmente regrabado en inglés en Francia durante 1970, aprovechando su presentación europea en el Midem de ese año, colorista acontecimiento que la revista «Mundo Joven» presentó a los niños españoles modernos que buscábamos cosas nuevas y excitantes, aunque esas nuevas tomas no saldrían a la venta hasta el 2000 bajo el nombre de “Tecnicolor” (LP/CD, Universal) y coincidiendo con el revival internacional del grupo propiciado por músicos como David Byrne (que les editó un recopilatorio en su sello Luaka Bop), y notables seguidores como Kurt Cobain, Stereolab o Beck, pero el admirable disco original, si prescindimos de algunas astrosillas ediciones piratas, en sí ha sido escasamente reeditado, con lo cual las posibilidades de acercarse al prodigio son reducidas. No convendría desaprovechar cualquiera de ellas en cuanto se te ponga por delante.

[Versión actualizada del texto publicado originalmente en EFE EME 50.]

Anterior entrega de Objeto de deseo: Silvio y Sacramento.

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