Coque Malla: Hogar termonuclear

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«Dejarlo, ni de coña. Hay momentos en los que te cansas. La pila está a tope y a veces no. Pero dejarlo no, es absurdo. Es mi trabajo y es con lo que me gano la vida»

En su casa, mano a mano con Nico Nieto y ante solo una treintena de invitados. Así grabó Coque Malla, el viernes pasado, la versión acústica de «Termonuclear», que todavía no se sabe exactamente de qué manera aparecerá en disco. Chema Domínguez estuvo allí.

 

 

Texto y foto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

Cuando los intereses del marketing y los «ejecutivos agresivos» entraron por la puerta de la música, echaron al talento por la ventana. Ahora que abandonaron la casa forzosamente, el talento regresa. Coque Malla es un buen ejemplo. Aunque su genialidad nunca se marchó. Así que doble celebración.

El músico madrileño hizo de esmerado maestro de ceremonias, organizando un encuentro entre fans, amigos y medios con la única meta de celebrar la intensidad de «Termonuclear». Coque sumó la guitarra y la tremenda valía de Nico Nieto a la suya. El salón de su casa y la luz escogida aportaron el escenario ideal para dejar latir las emociones que destila el disco.

Antes, Coque respondió a las preguntas de los periodistas que allí nos encontramos, poquitos y buenos. Apenas cuatro meses después de la edición de «Termonuclear», «las reacciones tan personales, con frases intensas, más brutales que nunca» por parte del público es lo que cita con más satisfacción. Coincide con un momento de cambio en su vida personal, «difícil de explicar» como ya afirmó en la entrevista que EFE EME mantuvo con él. Insistimos para que profundizara algo más pero «os dejo pasar a mi salón, no a mi habitación» fue la lógica respuesta que tuvimos. Y es que todo respiraba un ambiente coloquial y relajado, donde se preguntaba y respondía con naturalidad. Así, Coque habló del punto de inflexión que le hizo encontrar el «feeling» que su voz adquiere en «Termonuclear», la versión acústica de ‘No puedo vivir sin ti’, originalmente interpretada junto a Los Ronaldos.

De los directos, Malla destacó el del Sonorama: «Fue una maravilla», anotó. Como no ha sido un buen año para los conciertos en general, la contrapartida positiva es haber presentado el repertorio del disco en varios formatos, «consiguiendo transmitir, a pesar de ser algo muy personal, emocional, intimo».

A propósito de las etiquetas y sus contraindicaciones, esto es lo que comentó: «Estoy en un sitio muy raro. No estoy ni vetado ni clasificado claramente. Con la gira ‘Gigante’ tuvimos muchos conciertos y toqué con todos: indies, mainstream… Siento que te respetan de todos los lados. El Sonorama es peculiar porque no es indie, da cabida a mucho tipo de público. No sé si es un país que da para tantas etiquetas. No hay público para tanto».

Coque Malla también dio la clave de su evolución musical ante el cruce de caminos que se le presentó: «Tienes dos opciones, seguir como estresado, esclavo del mercado, o pasar de todo, liberarte. Voy a hacer lo que me salga, y si gusta, bien. Es muy liberador. A partir de ‘La hora de los gigantes’ sentí más esa liberacion porque al éxito se suma la tranquilidad personal».

Quedaba una cuestión sobre las dudas que arrojaba una reciente reflexión suya en la red: «Dejarlo, ni de coña. Hay momentos en los que te cansas. La pila está a tope y a veces no. Pero dejarlo no, es absurdo. Es mi trabajo y es con lo que me gano la vida. El año próximo iré a Buenos Aires a tocar, estaré unos meses pero no me iré a vivir allí. En Buenos Aires tengo muchos amigos, buenos músicos, mi manager es de ahí. Hay algo especial que siento con Buenos Aires. Hace unos años estuve viviendo ahí. Toqué e intuí algo, que debía ir en serio allí. Me iré pero dos o tres meses, para sembrar».

Pocos minutos más tarde, Coque y Nico empezaban/empezábamos la grabación de «Termonuclear». Mismo repertorio, mismo orden, mayor intensidad. Estamos, sin duda, ante uno de los discos del año al que le queda mucha vida por delante. ‘Despierta’ y ‘Lo intenta’ resumen a la perfección el enganche sentimental del disco y las novedades musicales que Coque ha incorporado a un talento que solo mejora con los años, como el buen vino. Al principio, durante y al final de la grabación era agradable comprobar como seguidores, medios, sus excompañeros en Ronaldos y siempre amigos, los «Luises», Suso Saiz, que andaba por ahí, el personal de su compañía… Es decir, todos perdíamos nuestro papel en favor de las excelentes emociones «termonucleares» de Coque.

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