Cine: «El demonio bajo la piel», de Michael Winterbottom

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«Una película más que correcta, impactante, efectiva, que se queda sin embargo un par de pasos por detrás de donde podría haber llegado»

«El demonio bajo la piel»
Michael Winterbottom


Texto: JAVIER MÁRQUEZ SÁNCHEZ.


Unir los nombres de Michael Winterbottom y Jim Thompson en un cartel cinematográfico no parece a priori una opción, cuanto menos, lógica. Claro que teniendo en cuenta la obra de Thompson escogida, «El asesino dentro de mí», toda apuesta que subraye los aires de locura de la historia debería ser bienvenida. Por cierto, que considerando la de balas, cachetes, puñetazos y correazos que plagan esta obra, alguno de ellos podría haber ido dirigido a los neardentales de la industria española que siguen empeñados en cambiar los títulos originales de las películas. Pero, en fin, eso sí que es pura enajenación, amén de una batalla perdida.

El resultado de la unión de esos dos nombres, decía, ha sido una película más que correcta, impactante, efectiva, que se queda sin embargo un par de pasos por detrás de donde podría haber llegado. Winterbottom ha contado con un equipo notable, comenzando por la fotografía de Marcel Zyskind, siguiendo con la música de su habitual Melissa Parmenter, para terminar con un reparto en el que el joven Casey vuelve a demostrar que es, con diferencia, el más solvente de los Affleck. Junto a él, Kate Hudson se pone muy por encima de una Jessica Alba demasiado fría en sus momentos dramáticos, tanto como en las escenas de cama. Con todo, la puesta en escena es probablemente lo mejor de la cinta, con una ambientación excepcional de esa Norteamérica rural del Medio Oeste de los años cincuenta.

«El asesino dentro de mí» es una de las novelas más duras de Thompson, lo cual es ya decir bastante. Eso no ha supuesto un problema para Winterbottom, que salda la empresa con mucha más fidelidad al original que la adaptación de Burt Kennedy de 1976 (a pesar de contar como protagonista con un Stacey Keach en su mejor momento, que ofrece un perfil más afín del agente Lou Ford tal y como lo describe Thompson). Mano a mano con Affleck, director y actor se esmeran por transmitir el mundo interior de ese miembro destacado de la comunidad, el ayudante del sheriff, que resulta ser, en realidad, un psicópata salvaje. Esa parte salvaje les queda perfecta, con un par de escenas que hieren la sensibilidad del espectador más duro. El aspecto psicológico, sin embargo, no acaba de convencer del todo, aunque es de agradecer que el director no haya abusado del recurso facilón de los continuos flashbacks para narrar la horrible infancia de rigor.

Lo mejor de ese análisis psicológico descansa en el empleo de la voz en off por parte del protagonista, que es el propio asesino, un hallazgo fascinante que hay que atribuirle al propio Thompson, que se encargó de desarrollar con brillantes resultados en varias de sus obras (a destacar «1.280 almas»). Es en esos momentos en los que película gana fuerza, sobre todo en la primera mitad. En la segunda parte del metraje baja el ritmo, y la película se asoma peligrosamente a un desenlace lento y algo embarullado del que se salva por los pelos.

Mucho menos tediosa que «El perdón», menos pretenciosa que «Wonderland» y desde luego más justificada que «9 songs», «El demonio bajo la piel» se perfila como una de las mejores obras de Winterbottom, tal vez su película más redonda hasta la fecha, aunque en lo que a adaptaciones de Thompson se refiere, nada empaña el recuerdo de «La huida», de Sam Peckinpah, sin duda el director más capacitado para poner en imágenes el turbio y complejo universo del escritor.

Anterior entrega de cine: “Scott Pilgrim contra el mundo”, de Edgar Wright.

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