Televisión: «The walking dead», el enésimo fin del mundo

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«The walking dead’ se centra en los personajes, no estamos ante una serie de acción desmedida sino ante una que apuesta por los sentimientos que transcurre en un mundo terrorífico y claustrofóbico»

Las series de televisión cada vez aumentan más y más su calidad tratando de complacer a las distintas audiencias que se sientan delante de la pantalla doméstica. “The Walking dead” ha disfrutado de un éxito desmedido a nivel mundial con una primera temporada de tan sólo seis episodios emitida originalmente por la cadena americana AMC. Buen momento para desmenuzarla.

 

Texto: SONIA MOLINA.

 

Ya se sabe, show basado en la serie de cómics homónima, guionizada por Robert Kirkman, de argumento nada novedoso girando en torno al típico grupo de humanos viviendo en un mundo post apocalíptico habitado por zombies.

Mínima primera temporada compuesta por tan solo seis episodios y que ya se han emitido tanto en España como en Estados Unidos. Esa escasa longitud no permite disfrutar en profundidad de las tramas y los personajes aunque debido a su gran éxito ya se ha renovado para una segunda temporada que tendrá trece episodios y cuyo estreno estadounidense será durante 2011.

El comienzo de la serie es brutal, contando con un piloto de los más sobresalientes que se nos hayan presentado en los últimos años. Buenos efectos especiales, excelente maquillaje, una más que apropiada ambientación, escenas muy bien dirigidas y un actor protagonista, el semi desconocido Andrew Lincoln, que desde un primer momento consigue hacerte creer que de verdad todo ese mundo fantástico está sucediendo. Todo esto es posible gracias al realismo que permite su emisión en una cadena de cable, teniendo de este modo más libertad (y violencia) que si se emitiera en la televisión pública norteamericana. Según avanza la trama vamos conociendo a más personajes, y ése el mayor acierto del creador Frank Darabont: A diferencia de la mayoría de shows y filmes sobre zombies, “The walking dead” se centra en los personajes, no estamos ante una serie de acción desmedida sino ante una que apuesta por los sentimientos que transcurre en un mundo terrorífico y claustrofóbico.

En cuanto al reparto, al margen de Lincoln como pilar fundamental del casting, la mayoría de los actores no son conocidos para el gran público, a excepción de la insulsa Sarah Wayne Callies, que ya nos deleitara con sus pobres dotes interpretativas en la extinta “Prison break”. Es el único punto negro en un elenco que brilla con luz propia, imprescindible para una serie de personajes tan prometedora como esta, aunque sus seis episodios sean irregulares, encontrándose entre ellos algunos de muy bella factura y otros aburridos hasta la extenuación, por ello, la segunda temporada será crucial en el devenir de la misma, dado que nos han demostrado que son capaces de lo mejor y de lo peor. Como muestra, el episodio que cierra la temporada no parece tal. Se echa de menos un «cliffhanger» más elaborado y que deje al espectador ávido de nuevas entregas, carece de sorpresas y no pasa de ser un mero trámite para continuar en la siguiente temporada.

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