Rockola, Discos. 1 de octubre de 2010

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«En este nuevo disco, Campbell ha ahondado en la mezcla de country, folk, pop, soul sureño y el blues que tan bien le funcionó en los dos LPs precedentes»

Isobel Campbell & Mark Lanegan
«Hawk»

V2/NUEVOS MEDIOS

Tercer disco de la ex Belle and Sebastian Isobel Campbell en colaboración con Mark Lanegan, otro ex ilustre (Screaming Trees, Queens of Stone Age…). Como ya saben los que escucharon «Ballad of broken stones» (2006) y «Sunday at devil dirt» (2008), no estamos ante un dúo en el que cada uno de los miembros aporte el cincuenta por ciento del producto. Campbell es la responsable de la composición de la mayoría de temas, los arreglos y la producción. Eso no significa que el papel de Lanegan sea menor, ya que sin su amarga y oscura voz «Hawk» perdería enteros.

En este nuevo disco, Campbell ha ahondado en la mezcla de country, folk, pop, soul sureño y el blues que tan bien le funcionó en los dos LPs precedentes. En ese contexto, destaquemos el tremendo instrumental que da título al disco. Pero al igual que en aquellos primeros discos, el gran valor de «Hawk» reside en el contraste de voces: la dulce de Isobell y la villana de Lannegan. Ella está superlativa en baladas acústicas como ‘Sunrise’ o en temas de corte más heroico como ‘To hell & back again’. En cambio, Lanegan se supera en las composiciones más blues (‘You won’t let me down again’) o en canciones de aires gospel como la turbadora ‘Lately’’. Pero donde la fusión de ambos es más electrizante, es en cortes como ‘Eyes of green’, inspirada en el folk irlandés, o la más pop ‘Time of the season’.

Estos Gainsbourg & Birkin del siglo XXI y a la americana también destacan por su buen criterio a la hora de escoger versiones. En «Hawk» incluyen dos temas del desaparecido Townes Van Zandt, ‘Snake song’ y ‘No place to fall’, que redondean un disco que, si bien no sorprende, tiene grandes canciones, de esas que enamoran y emocionan. Lo que no es poco.
ÀLEX ORÓ.



The Divine Comedy
“Bang goes the knighthood”

DIVINE COMEDY RECORDS

Definitivamente, Neil Hannon envejecerá en el limbo musical. Jactándose de su eterna refracción a las modas –ay, el humor irlandés– y perfeccionando un barroquismo de sastrería en el que marca la diferencia. A punto de cumplir los 40 y con dos décadas de romanticismo al frente de Divine Comedy, el dandi blondo sigue a lo suyo. Aunque, eso sí, dilatando cada vez más los tractos temporales entre sus lanzamientos. Hablemos claro: “Absent friends” (2004) dejó el listón demasiado alto. Hannon tocó techo como vocalista y compositor. Ni siquiera entonces, con un álbum poderoso compitiendo en el país de las tendencias, pasó del conjunto escaso de palmaditas en la espalda. Tampoco ayudan sus habituales incursiones en directo, defendiendo por cuenta propia –ya sea tocando una guitarra acústica o un piano– cancioneros diseñados para grandes orquestas. Una excepción, el glorioso DVD “Live at the Palladium” (2004), demuestra el potencial de unos Divine Comedy con piastras para dispendios.

Su especialidad es y será la melancolía, la perturbación elegante. Y la voz: el híbrido perfecto entre Bowie y Sinatra. Aquí ofrece suites que calcan al milímetro, como epígono disciplinado, la escuela de Scott Walker. Pero a Hannon le distingue el cinismo distante de los británicos. Siempre mantiene un prodigioso equilibrio entre la amargura y cierta mirada ácida de la sociedad. Eso cuando le salen obras redondas, porque a veces ha patinado. “Bang goes the knighthood”, el décimo de su carrera, es el cuarto que más alto ha llegado en las listas. Contiene dosis justas de depresión y coqueto pop vitriólico. Supera con creces a su antecesor, el espeso “Victory for the comic muse” (2006).

¿Evolución? Afina en su autoestilo. Por momentos, atrayendo el recuerdo del joven iluminado de “A short álbum about love” (1997). Esconde, para goce del oyente, los habituales mínimos camafeos de orfebrería sonora. La preciosidad que abre el trabajo, ‘Down in the street below’, devuelve al Neil Hannon observador: el intelectual resignado, el creador extemporáneo. Además, entran lolitas desesperadas por amor (‘Neapolitan girl’), relatos victorianos (‘Bang goes knighthood’), un single homologable a todos los públicos (‘At the indie disco’) y hasta complacencia familiar (‘I like’). Pronto visitará España con la maleta llena de clásicos del extrarradio elitista. El Dorian Gray del circuito alternativo se hace mayor. Soplemos las velas de su cumpleaños con él.
EDUARDO TÉBAR.



Stay
«Passport to freedom»

SUBTERFUGE

Si admirables son las canciones de los barceloneses Stay, más admirable es aún su empeño y su tesón en llevar adelante una carrera que parece ya totalmente encauzada. Y de admirar es también su búsqueda de nuevos sonidos que bebe mucho más de la curiosidad que de la pose. Si en los inicios arrancaban con un pop cristalino de hechuras beat, de golpe acumularon capas de psicodelia dulce cocinadas en Londres y Manchester para pasar en éste su tercer disco a una pulcritud serena en sus canciones.

No es que no haya psicodelia; sí la hay. En ‘The world is in our hands’ y en ‘Because you’ queda bien patente. Pero ya en ‘Losing you’ se reinventan y se sumergen en sonidos delicados, en un tono seco y folk que da paso al exquisito rumbo en las voces de ángeles de ‘Lucky star’ que llegan al firmamento del rock sureño con parada en California, medio vaqueros, medio soleados. Un inicio luminoso. Pero es que a medida que pasan las canciones siguen abriendo puertas desacostumbradas para ellos y ahí es donde resultan vitales. En ‘Giving up hope’ le sigue a una primera parte oscilante y nítida, una segunda instrumental y extraña, un delirio de guitarras de aire celta que está pidiendo a gritos un colchón de gaitas. En ‘Thoughts and beliefs’ se usa una plantilla country con soberbios trenzados de cuerda al fondo, un poco al estilo de lo que hacen Mittens y ‘The great leap forward’ es un brillante y rugoso rhythm and blues, a la manera de los Yardbirds por poner un grupo entre cientos, que parece llegar en directo desde el 67.

Cada canción es un mundo deslumbrante sin que ello haga perder coherencia al sonido. Stay han llegado a una sorprendente madurez y han aprendido el inmenso juego que es hacer música pop.
CÉSAR PRIETO.



Los Summers
“Vuelven Los Summers”

CLIFFORD RECORDS

La portada recuerda a los Beatles, pero el balcón se sitúa en algún arenal de la costa almeriense. Según Juan de Pablos, Los Summers son los reyes del punk yeyé. Veredicto autorizado: nada que replicar. Playa, chicas y tablas de surf. A través de ese imaginario clásico y bisoño de la América costera de hace medio siglo, el cuarteto andaluz regresa con un cancionero alocado en su segundo disco. Dieciséis pequeños himnos adolescentes. Piezas juguetonas y desenfadadas.

Corrigen el sonido maquetero de su debut. También explotan la fórmula luminosa y picarona de ‘La chica de cada verano’, el tema que les introdujo en el mercado japonés –“Vuelven Los Summers” salió antes en tierras niponas y, ojo, ya han despachado un millar de copias–. Resueltos en su vena de hedonismo pop, ganan en corpulencia, crujido y nivel compositivo gracias a la incorporación del guitarrista de The Shake Miguel Ángel Calabuig. Además, se explayan en armonías vocales, lo que amplía aristas a su lenguaje. La falta de pretensiones y la vitamina de su repertorio les convierten en una apuesta segura para los amantes del power-pop que bascula entre los primeros Rubinoos, tics ramonianos o unos The Knack pasados de revoluciones. Al margen de los homenajes soterrados, incluyen sendas versiones de Palito Ortega (‘Despeinada’) y Los Motorettas (‘Seré luchador mejicano por ti’). La playa no volverá a estar vacía.
EDUARDO TÉBAR.



The New Raemon
«Epés reunidos»

B-CORE

Bonita e impecable presentación para este disco que recopila los EPs grabados durante los dos últimos años por The New Raemon, el alías de Ramón Rodríguez, uno de los músicos más inquietos de la escena independiente de Barcelona. The New Raemon inició su fulgurante trayectoria con «A proposito de Garfunkel» (2008), un disco de pop-folk en el que narraba la historia de una ruptura sentimental en primera persona. De los descartes de ese trabajo nació «La Invasión de los ultracuerpos», el primer EP recopilado en este disco. De este lanzamiento, editado únicamente en vinilo en su día, destaca el tema ‘Sucedáneos’, una irónica visión sobre la búsqueda del amor en la que The New Raemon desnuda, una vez más, sus sentimientos. A los pocos meses apareció «La dimensión desconocida» (2009), su segundo larga duración que abundaba en la temática ya citada y que acrecentó el interés de los aficionados por la obra de Ramón Rodríguez pese a que no resultó tan sorprendente e innovador como su debut. La prolífica carrera de The New Raemon siguió con «Cuaresma» (2010), el segundo de los EPs de vinilo con material extra recopilado en este disco. Canciones como ‘Cuaresma’ o ‘Nemesis II’ nos mostraban a un Rodríguez más pesimista e introvertido a la vez que se atrevía a incluir versiones de algunos de sus artistas favoritos como Lluís Llach del que revisa ‘Que tinguem sort’, uno de los temas más populares del cantautor de Verges. «Epés reunidos» se complementa con ocho temas no editados anteriormente en los que destacan de nuevo las versiones y las colaboraciones. Resultan estimulantes la revisión de ‘Pollo frito’, de Manos de Topo, y las colaboraciones con Lluís Gavaldà (Els Pets) en ‘Aquest cony de temps que fa’ y Charades en ‘En ningún lugar’. Da la sensación que con este disco The New Raemon quiere cerrar una etapa. Sólo cabe esperar que la siguiente sea tan fructífera como la que ahora supuestamente concluye.
ÀLEX ORÓ.



Última Experiencia
“Madrid”

LA PERA

Años de rodaje, dos maquetas autoeditadas y el respaldo de ser Los Insolventes (banda de El Gran Wyoming) avalan a estos tres caballeros; Luis de Diego (batería), José Alberto Solís (bajo) y Miguel Ángel Ariza (guitarra y voz) que se manejan de perlas con el rock de los años 60 y 70. Ahora se han armado de valor para editar un interesante EP de cuatro canciones titulado “Madrid”, ciudad que les ha visto crecer.

El primer tema, ‘Madrid’, de aire canallesco y algo chulapo presenta la energía de la que se nutren el resto de las canciones tanto en sonido como en textos («Son muchas tus caras tus idiomas más de mil / Serrano de millones, millones sin DNI / el mar de personas se forma aquí / qué le voy a hacer si nací en Madrid…») Una pieza de corte fronterizo y muy guitarrera que abre la veda. Continúa ‘Ave Fénix’, gran canción rezumando buenas vibraciones, de temática más tranquila y pop esperanzador va de la mano del optimismo. La beatle ‘Tu y yo’ da otro giro al sonido y finaliza la escucha con ‘Ha sido un placer’, a caballo entre ls Allman Bros. y los primeros Black Crowes, enfundándose el traje de señores de la reivindicación y la defensa por la dignidad laboral.

Quedan fuera algunas de las joyas que guarda este trío madrileño, pero ahí está la gracia; el arrollador directo del que hacen gala y las composiciones inéditas son razones suficientes para que puedan –próximamente– sorprender al respetable con un LP que no caerá en la indiferencia.
CHARLY HERNÁNDEZ.



Anterior entrega de Rockola.

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