091: El tesoro perdido

Autor:

CORRIENTE ALTERNA

 

091-20-03-16

“En una década, 091 hicieron por el rock más que millones de artistas en varias”

 

Juanjo Ordás se maravilla ante el regreso discográfico de 091, que veinte años después de su separación vuelven a ser editados y remasterizados para saldar cuentas con el pasado.

 

 

Una sección de JUANJO ORDÁS.

 

 

No deja de ser fantástico que el regreso de 091 a la actualidad traiga también su obra al presente. Aparte de actuaciones a la altura de las expectativas en sus conciertos en Madrid, la banda de Granada ha puesto en orden su pasado, propiciando la reedición de su legado discográfico, hasta ahora abandonado. Al estar desperdigados sus discos en distintos sellos, una caja integral seguramente se antojaba complicada, siendo Sony quien se ha encargado de empaquetar los cuatro discos que 091 grabaron para Zafiro entre 1986 y 1991.

Sinceramente, todo lo que grabó esta banda es de interés y ninguno de sus discos baja del notable, incluso el seminal “Cementerio de automóviles”, oscuro y afterpunk, resulta atractivo. 091 eran magia, gracias a su regreso son magia. Los cuatro discos incluidos en “Este es nuestro tiempo. 1986–1991” son de lo más esencial, ciertamente. Todos sus miembros –pasados y presentes– aportaron arte a los discos contenidos en ella, pero por favor, permítanme resaltar a José Ignacio Lapido como autor dorado de la historia de la música popular. Ese bárbaro pulso suyo a la hora de arrancarse el alma de cuajo para ofrendarla a los oídos de todos. Es muy difícil escoger entre “Mas de cien lobos” (con nueva portada), “Debajo de las piedras”, “Doce canciones sin piedad” y “El baile de la desesperación”. Escuchar todos seguidos es bañarse en un eterno mar de poesía rockera, de rock and roll evolucionado más allá de su espíritu juvenil pese a haber sido confeccionados todos ellos por un equipo de músicos jóvenes. Uno diría que 091 tenían claro desde el principio que el rock and roll tenía que ser algo más que un alegato de juventud, que un meneo vacilón. Y el grupo hizo por este género musical en una década más que millones de artistas en varias.

Es imposible decidir entre estos cuatro discos. ¿“Doce canciones sin piedad”? ¿Sí? ¿Lo destacamos? Muchos estarían de acuerdo, pero no, no se puede, el nivel de los demás discos es altísimo. Permitidme la comodidad, pero es más sencillo hablar de todas las canciones que danzan al son de estos álbumes míticos. No es sencillo: hablamos de un total de cuarenta y pico canciones (con b0nus en el caso de “Más de cien lobos” y “Debajo de las piedras”), pero hay que escucharlas todas. Es un buen momento para hacerse con esta caja y dedicar toda una semana a 091. Vamos a resumir como buenamente podamos, una canción por disco: ‘Buen día para olvidar’, ‘Un día de lluvia’, ‘Qué fue del siglo XX’ y ‘La canción del espantapájaros’. Cuatro entrantes para empezar a paladear el arte en crudo.

“Este es nuestro tiempo. 1986-1991”, con sus cuatro discos encajonaditos –cada uno con su bonito libretito con imprescindibles textos introductorios de Eduardo Ranedo para ponerse en situación– es una caja esencial, el tesoro del rock español felizmente recuperado. Adiós a los vinilos gastados, a los cedés raspados y a los casetes sobados, por fin el oro del cofre brilla tras años inaccesible hundido en el fondo del mar. Eso le da aún más emoción y misterio a “Mas de cien lobos”, “Debajo de las piedras”, “Doce canciones sin piedad” y “El baile de la desesperación”. Por fin en nuestras manos con el mejor de los sonidos.

 

 

Anterior entrega de Corriente alterna: Dream Theater, puro Broadway.

 

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