Wolfmother: Vuelven los 70

Autor:

La banda australiana regresa de sus cenizas con el mismo líder aunque con distintos integrantes. Su nuevo disco, «Cosmic egg» (a editar el próximo 12 de octubre), no solo tendrá que competir con su aclamado debut, sino que deberá consolidar una breve y exitosa trayectoria. Y parece que lo va a conseguir.

Texto: JUANJO ORDÁS.

Desde la nada se convirtieron en el trío de rock de moda, aquel que encandilaba tanto al público alternativo como al masivo. Pero los nuevos aspirantes a deidad vintage dinamitaron su propia carrera en tiempo récord: El justo para deshacerse tras un único trabajo. El justo para resucitar al poco tiempo.

El disco de debut de Wolfmother se editó en 2005, un buen momento para las apuestas musicales menos convencionales. Jack White y sus White Stripes habían preparado el mercado para las guitarras crudas y el concepto de disco por encima del de single y descarga mp3. El calor del amplificador volvía a sonar en los Ipods de seguidores del rock clásico y adolescentes amamantados por la MTV.

Wolfmother reciclaron los imperecederos riffs de Black Sabbath –exactamente como en su día hicieron Rage Against The Machine– para servirlos en bandeja de actualidad a una generación que poseía pocos discos de rock setentero pero que intuía que algo imperecedero latía en ellos: Pulso y adrenalina atemporal. Poco importa cuando se comience a andar el camino siempre que se aprecie el paraje, especialmente cuando la banda tenía suficiente atractivo como para llegar a las viejas generaciones. La fórmula de Wolfmother se completaba con estructuras e imaginario fantástico al estilo Led Zeppelin y un gran interés por los Pink Floyd más progresivos, incluso por el rock sinfónico. La amalgama funcionaba y el veterano productor D. Sardy (un todoterreno del estudio de grabación) registró en el homónimo debut de los australianos la feroz juventud que emanaban en un disco repleto de buenas canciones, demasiado lineal en su propuesta pero excelente ejemplo de cómo actualizar el sonido de las citadas referencias. Piezas largas, poco inmediatas, de desarrollo instrumental complejo que captaron la atención de un público en busca de la autenticidad que destilaban canciones como ‘Mind’s eye’ o el famoso single ‘Woman’, que rechazaban las restricciones radiables con descaro.

Ciertamente, el ideario del grupo era un tanto juvenil, jugando con la mitología (unicornios, gnomos) con peor mano que sus mentores –aunque sin caer en la estupidez– y ofreciendo portadas un tanto pueriles pero indudablemente artísticas y orientadas al vinilo. La conexión con el público fue casi automática y su buen directo se vio reflejado en el DVD «Please experience Wolfmother», donde destacaba su destructiva actuación en los Aria Awards australianos.

Pero todo llegó a su fin con el abandonó de dos de sus tres componentes. El vocalista y guitarrista Andrew Stockdale (imagen de la banda, por otra parte) quedaba solo ante el nombre del grupo, tomando la decisión de continuar con las riendas de la formación en sus manos. «Cosmic egg» será su próximo paso, un trabajo producido por el peso pesado Alan Moulder (Moby, The Cure, The Killers) y que será decisivo a la hora de señalar a Wolfmother como algo más que un trasnochado Next big ting. Nuevos miembros, mayor instrumentación y un único líder que debe llevar el proyecto a un nuevo nivel y consolidarlo internacionalmente. Por ahora, la cubierta del futuro disco a editar el próximo 12 de octubre muestra un sano sentido del humor o una embriagadora sandez. A nivel musical, ya se pueden escuchar dos temas de la nueva formación: ‘Back round’ y ‘New moon rising’, canciones de gran calidad, mucho más concisas que las de su debut que, junto a su actual gira teloneando a The Killers deberían ayudar a Stockdale en su conquista mundial.

Artículos relacionados