“What happens next”, de Joe Satriani

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DISCOS

“Su nivel instrumental es superior, y la química entre Satriani y sus colegas es obvia a lo largo de sus cincuenta minutos de duración”

 

 

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Joe Satriani
“What happens next”
SONY

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

Con los guitarristas virtuosos de rock duro pasan dos cosas: o aburren a un muerto o entretienen con los mejores artistas circenses. De los primeros hay muchos, de los segundos pocos. Y entre los agraciados, entre los que saben que hay que divertir tanto al público ducho como al inexperto, se encuentra Joe Satriani, que en “What happens next” ha añadido un plus que, más que plus, resulta uno de los grandes atractivos del disco: está grabado en formato trío junto Chad Smith y Glenn Hughes.

Tanto si adoras como si detestas a Red Hot Chili Peppers, Smith es el gran batería de rock de nuestros días, un John Bonham a tiempo real con el que podemos convivir. ¿Y qué decir de Hughes? Una leyenda. Miembro de Trapeze y uno de los vocalistas de la mejor época de Deep Purple —aunque los fans de Ian Gillan jamás lo admitirán—, cantante poderoso y bajista sensacional. La conexión es evidente: Smith es colega tanto de Satriani (comparten grupo paralelo, los aceptables Chickenfoot) como de Hughes, por lo que el show a tres bandas era más que factible.

“What happens next” es un gran espectáculo en sí mismo. Su nivel instrumental es superior, y la química entre Satriani y sus colegas es obvia a lo largo de sus cincuenta minutos de duración. Algún teclado se cuela para dar apoyo en contadas ocasiones, pero aquí lo que hay es la fuerza de tres toros sacando adelante tema tras tema. El despegue con ‘Energy’ (el título le va al pelo), la contundencia no exenta de simpatía de ‘Catbot’, el peso de ‘Thunder high on the mountain’, que solo se podía haber conseguido con esta base rimtica más el drama marca Satriani abren glorioso fuego. El carácter tribal de la ensoñadora ‘Cherry blossoms’ es interesantísimo de apreciar, el clasicismo de ‘Smooth soul’ es quizá demasiado obvio, eso sí, pero nada que la adrenalínica ‘Headrush’ no borre de un plumazo. Puro poderío. ‘Super funky badass’ remite desde su título a los gustos negros de Hughes y resulta de lo mejor de la colección, por poco predecible y dinámico, igual que ‘Forever and ever’, el tema de cierre, con un inicio a lo Hendrix cuya influencia acaba abandonada para buscar el futuro en un ambiente quimérico y etéreo.

Anterior crítica de discos: “Sweetzerland manifesto”, de Joe Perry.

 

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