Vidas fugaces: Mitos que desaparecieron en los 80

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Formaron parte de bandas míticas o impulsaron brillantes carreras en solitario, pero se fueron demasiado pronto. Sara Morales nos habla de Bon Scott, Ian Curtis, John Bonham y otras estrellas que fallecieron en los 80.

 

Texto: SARA MORALES.

 

Se fueron demasiado pronto, aunque les dio tiempo a dejar una huella imborrable que continúa marcando los pasos culturales del resto de los mortales todavía hoy. Murieron jóvenes, pero no todos dejaron un bonito cadáver como se dice, pues fueron víctimas de accidentes, asesinatos, sobredosis, enfermedades, suicidios… Y es que, más allá del sobreestimado “club de los 27”, el rock and roll esconde entre las páginas de su leyenda una enorme lista de músicos que marcaron un hito histórico por ser pioneros, únicos e irrepetibles pero que desgraciadamente desaparecieron a una edad temprana. Hubo un día en que lo tuvieron todo, el destino parecía prometedor e iluminaba sus carreras, pero resultó que la vida tenía otros planes para ellos. Les recordamos.

 

Bon Scott (AC/DC)
Si no hubiera muerto aquel 19 de febrero de 1980 ahogado en sus propios vómitos, quizás seguiría siendo el líder indiscutible de AC/DC y muchos de los asuntos turbios de la banda que llegaron después quizá no hubieran ocurrido. Carismático, influyente y con un gran poder de atracción social, Bon Scott comenzó asumiendo el papel de gaitero en una banda local y terminó convirtiéndose en el vocalista del grupo de los hermanos Young desde 1974 hasta su muerte. Una de las figuras musicales más querida y admirada en Australia, donde pasó buena parte de su vida, a pesar de haber nacido en Escocia, y acabar muriendo en Londres. Tras una noche de fiesta en Camden, su amigo Alistair Kinnear se ofreció a llevarlo en coche a casa, pero durante el trayecto se quedó dormido en el asiento del copiloto de la propia borrachera y Kinnear no fue capaz de despertarlo. Decidió dejarle dormir en el coche tapado con una manta, pero a la mañana siguiente Bob ya no despertó. Tenía 33 años.

Ian Curtis (Joy Division)
La depresión crónica que siempre padeció nunca le dejó ver más allá de la angustia y la tristeza vital, las mismas que reflejó minuciosamente en cada una de sus letras y que fueron tomando forma a través de su voz de barítono. Sin embargo, quienes le conocieron y pasaron tiempo con él le recuerdan como un tipo inteligente, divertido y muy ingenioso. Cuando le fue diagnosticada la epilepsia no fue capaz de asimilarlo y debió luchar tanto contra la enfermedad física con el cansancio y los ataques que le producía, como con las secuelas psíquicas que derivaban de ella. Fueron tiempos en los que se enfrentaba a una encrucijada personal de la que no logró salir: debía decidir entre Deborah, su mujer – quien había compartido con él todo su camino hacia el éxito apoyándole, alentándole, y ahora también madre de su única hija, Natalie– o Annik Honoré –la periodista belga de la que se había enamorado tras un concierto y con quien vivía una relación paralela de ilusión y pasión–. Todo se convirtió en una espiral mental, una bomba psicológica, que acabó conduciéndole hasta el suicidio el 18 de mayo de 1980, con solo 23 años. Lo hizo en la cocina de su casa de Macclesfield, la que compartía con Deborah y su hija. Al día siguiente había quedado con el resto de Joy Division en el aeropuerto para comenzar su gira norteamericana. No pudo ser.

John Bonham (Led Zeppelin)
John fue una de las piezas fundamentales en el ascenso a los cielos de Led Zeppelin desde su papel de batería. Creador de un estilo propio que lo alejaba de todo ornamento jazzero y blusero, se ganó la reputación de crudo y duro a las baquetas e incluso el sobrenombre de «el baterista más ruidoso de Inglaterra». Participó en la leyenda de los ocho primeros y venerados discos del grupo entre 1969 y 1980, pero el 25 de septiembre de aquel año, tras una de sus habituales borracheras de vodka, murió de una manera muy similar a la de Bon Scott: ahogado en sus vómitos tras caer en un coma etílico. Tenía 32 años. Ocurrió en The Old Mill House, la mansión de Jimmy Page en Windsor, poco antes de que la banda partiera hacia el tour americano que tenían previsto. A los pocos días, Led Zeppelin anunciaban a través de un comunicado oficial la cancelación de la gira y el final del grupo. Y aunque por contrato con la discográfica estaban obligados a lanzar un disco más, como no estaban dispuestos a crear nuevos temas, tiraron de material que tenían inédito para dar forma a ese álbum que fue «Coda» en 1982.

Darby Crash (The Germs)
Su vida nunca fue fácil. Una adolescencia problemática, una familia desestructurada y un carácter el suyo que oscilaba entre la provocación y la rebeldía llevada hasta los extremos. En 1977 fundó un grupo junto a su colega el guitarrista George Ruthenberg (Pat Smear), al que se fueron sumando un par de conocidos más (Lorna Doom al bajo y Don Bolles a la batería). Apenas sabían tocar los instrumentos y él se proclamó vocalista, pero estaban dispuestos a canalizar la rabia a través de una música que en ellos siempre fue ruidosa e incómoda, y con una puesta en escena pseudo violenta que solía terminar en forma de reyertas. Así fue como nacieron y vivieron The Germs, uno de los grupos pioneros del punk californiano que solo consiguieron lanzar al mundo un disco, «GI», en 1979. No dio tiempo a más: el 7 de diciembre de 1980 se suicidó de una sobredosis de heroína con 21 años.

Bob Marley
El músico jamaicano, tótem del movimiento rastafari y apóstol de la cultura ska y reggae, se fue a los 36 años. Un tumor cerebral se lo llevó la mañana del 11 de mayo de 1981, tras cuatro años de lucha contra un cáncer que le fue descubierto en forma de melanoma en el dedo pulgar de su pie derecho. Ni la enfermedad, ni su ajetreada vida personal paralizaron nunca sus planes sobre el escenario ni dentro del estudio; de hecho durante sus últimos tiempos se embarcó en una exitosa gira europea que incluyó su inolvidable concierto de Milán con – según se ha dicho siempre– más de cien mil asistentes. Tras unos cuantos directos con aquel tour, Marley empeoró. El cáncer se había extendido y tuvo que suspender el resto de fechas para ingresar en un hospital alemán. Después de un tiempo de lucha contra la enfermedad todavía en Alemania, tomó un avión junto a su equipo con destino a su Jamaica querida. Sabía que su final estaba cerca y quería morir allí, pero no consiguió llegar. Debido a la necesidad de asistencia médica, el avión aterrizó en Miami para que Marley fuera ingresado en el hospital Cedars of Lebanon y allí fue donde murió. Su cuerpo fue llevado hasta Jamaica para ser enterrado en una capilla muy cerca de la casita donde nació. Recibió un funeral de estado.

Randy Rhoads
El guitarrista Randy Rhoads, de 25 años, viajaba junto Ozzy Osbourne en una gira conjunta que había surgido a raíz de su participación a las cuerdas en el primer disco en solitario del ex Black Sabbath, «Blizzard of Oz» (1980). Pasaban horas de carretera y autobús compartidos por todo el equipo para llegar hasta cada destino de la ruta. El público de Knoxville y su Civic Coliseum fue el último que lo vio tocar el 18 de marzo de 1982. Al día siguiente debían dar un concierto en Orlando junto a UFO y Brian Adams, pero cuando el autocar se dirigía hasta allí decidieron hacer parada en Flying Baron donde vivía Jerry Calhoun, poseedor de un hangar con aviones privados y amigo del conductor del bus Andrew C. Aycock. Este, que tenía licencia de avionetas aunque caducada, se animó a dar una vuelta en una de las aeronaves a Randy y a la maquilladora del grupo, Rachel Youngblood; el resto se quedaron en el autobús. El bimotor Beechcraft sobrevolaba la zona a ras de suelo y jugueteaba con acercarse al vehículo estacionado donde descansaban los demás, hasta que en una de esas ocasiones terminó chocando contra él y una casa contigua. El accidente le costó la vida a los tres.

James Honeyman-Scott y Pete Farndon (The Pretenders)
Admirado guitarrista de sesión londinense, a James Honeyman-Scott le cambió la vida cuando Pete Farndon –bajista y fundador de The Pretenders junto a Chrissie– le llamó por teléfono para que se uniera al grupo en 1979. Terminó aceptando, y aunque al principio vaciló, acabó orgulloso de su decisión al asistir al éxito del primer álbum de la banda, «Pretenders», en 1980. Fueron buenos tiempos para él a pesar de su afición a las drogas: en abril de 1981 se casó con la modelo Peggy Sue Fender y enseguida llegó el segundo disco del grupo con una acogida más masiva todavía. El éxito les acercó a él y a Farndon todavía más al descontrol y al desfase psicotrópico; tanto que, tras su gira por medio globo, el grupo debió sentarse a discutir la expulsión de Pete Farndon por sus problemas de adicción –precisamente quien años antes le había tendido la mano a él para entrar–. A los dos días de la terrible reunión, James moría de sobredosis de cocaína. Fue el 16 de junio de 1982 y tenía 25 años. Pero la historia no queda ahí: algo menos de un año después – el 14 de abril de 1983– el propio Pete Farndon de 31 años, fuera de la banda desde aquella charla, fue encontrado muerto en la bañera de su casa en Londres tras una sobredosis de heroína.

Tom Evans (Badfinger)
He aquí el otro creador de aquel hit atemporal, ‘Without you’, del que hablábamos en la entrega anterior a colación de su otro padre, Pete Ham, y compañero de Tom Evans en Badfinger. Tom, guitarrista rítmico de Liverpool, nunca superó la muerte de su compañero. Desde que ocurrió, en abril de 1975, la banda no había hecho más que acumular fracasos. Por eso tras publicar varios discos que no tuvieron buena recepción y los múltiples cambios de compañía, Badfinger tomó la dura decisión de disolverse a finales de 1983. El 19 de noviembre de ese año, Tom fue hallado sin vida en su casa de Londres. La desesperación, la tristeza y el fracaso, sumados a los problemas con el resto del grupo y el exmanager por los derechos le llevaron a ahorcarse en el jardín. Tenía 35 años. Dejó mujer e hijo.

Cliff Burton (Metallica)
A los pocos meses de fundar Metallica en 1981, al batería Lars Ulrich y el cantante y guitarrista James Hetfield se les unió el bajista Cliff Burton, que venía de tocar en otras bandas.  Un joven con ideales y principios hippies heredados de sus padres, que dotó de un volumen country-blues al sonido thrash metal del grupo con el que debutó el 5 de marzo de 1983 y permaneció hasta el 27 de septiembre de 1986, el día en que murió con 24 años. Ocurrió cuando Metallica se encontraban de gira por Europa. Aquel día debían partir de Estocolmo para dirigirse a Copenhague, su siguiente parada. Durante el viaje en autobús, el conductor perdió el control del vehículo volcando sobre el asfalto y Cliff, que había salido despedido instantes antes por los volantazos, fue aplastado por el propio autocar. Falleció en el acto. Al resto de miembros, aunque decidieron continuar con la banda a los seis meses del accidente, les costó años superar psicológicamente su pérdida. Con el tiempo, Cliff ha sido clasificado como el noveno de los diez mejores bajistas de la historia del rock.

Andy Gibb (Bee Gees)
En la década de los setenta se convirtió en todo un ídolo teen, con una serie de actuaciones y conciertos en Estados Unidos que lo impulsaron como cantante y compositor consiguiendo tres veces el número uno en Billboard. La propuesta de unirse a sus tres hermanos mayores como un miembro más de los Bee Gees siempre planeó por su carrera, pero nunca llegó a hacerse realidad por la diferencia de edad. Él era el menor de la familia y la distancia generacional se convertía en una brecha, sin embargo siempre contó con ellos para colaboraciones, producciones y otros trabajos conjuntos delante y detrás de los focos. Desde que era pequeño había acarreado con una salud frágil que se acentuó con el consumo de drogas durante su etapa en televisión. De ahí que el 10 de marzo de 1988, tras su fiesta de cumpleaños en Londres –cumplió 30 el día 5– tuvo que acudir al hospital por un fuerte dolor en el pecho. Murió allí de miocarditis con 30 años.

Hillel Slovak (Red Hot Chili Peppers)
Tenía 26 años cuando murió por una sobredosis de heroína, y a sus compañeros de banda su muerte les cayó como un jarro de agua fría. Le encontraron en su apartamento de Hollywood dos días después del 25 de junio de 1988, día en que realmente falleció, según pudo revelar la autopsia. Miembro fundador de los Red Hot Chili Peppers junto a Anthony Kiedis (cantante), Michael Flea Balzary (bajista) y Jack Irons (batería), su papel en el grupo fue fundamental en los primeros años, no solo como guitarrista sino también como estandarte moral, a pesar de que solo le diera tiempo a participar en dos álbumes, «Freaky Styley» (1985) y «The Uplift Mofo party plan» (1987). Tras su muerte Kiedis, que también pasaba por un complicado trance de adicción a las drogas, no fue capaz de asistir a su funeral y huyó a México con el objetivo de desintoxicarse, y Jack Irons terminó abandonando la banda. A día de hoy, el recuerdo de Slovak permanece intacto en el seno de los Red Hot Chili Peppers; de hecho, ‘Feasting on the flowers’ de su álbum de 2016 «The Getaway» está dedicada a él.

Entrega anterior: Vidas fugaces: Mitos que desaparecieron en los 70.

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