“Unplugged” (1992), de Eric Clapton

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ACÚSTICOS

“Si artísticamente fue un disco transformador para Clapton, en términos comerciales fue un éxito rotundo que sobrepasó cualquier predicción”

 

Nos trasladamos a 1992 para recuperar uno de los discos acústicos más importantes del panorama interncional: el “Unplugged” de Eric Clapton. El clima perfecto para hacer brillar sus grandes clásicos. Por David Pérez Marín.

 

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Eric Clapton
“Unplugged”
REPRISE RECORDS, 1992

 

Texto: DAVID PÉREZ MARÍN.

 

La década de los noventa no pudo empezar peor para Eric Clapton. En la madrugada del 27 de agosto de 1990, tras un monumental concierto en Alpine Valley que cerró con una ‘Sweet home Chicago’ inolvidable (mano a mano entre Clapton, Buddy Guy, Robert Cray y los hermanos Vaughan), el agente de Eric Clapton, dos miembros de su banda y Stevie Ray Vaughan murieron junto al piloto en un accidente de helicóptero de camino a Chicago. Siniestro en el que, en un principio, se creía que también podría estar Clapton. Siete meses después, la tragedia fue total. Su hijo de cuatro años, Connor, muere al caerse por una ventana.

“Pero hay un rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida”. La música, como tantas otras veces a lo largo de su carrera, volvió a salvarlo. El 16 de enero de 1992, en los Bray Studios de Windsor (Inglaterra), “Slowhand” guardó su stratocaster y dio un concierto que dejó huella (puede que el mejor “desenchufado” de la historia), que reanimaría su carrera y alma: Un acústico para un grupo reducido de afortunados, dentro de la serie “Unplugged” que había comenzado la icónica MTV de la época.

Nos reencontramos con un músico en estado de gracia, que desprende calidez y vitalidad en cada uno de los catorce cortes, rodeado de viejos amigos y colaboradores habituales con los que se funde en una armonía total: Katie Kissoon y Tessa Niles a los coros, Andy Fairweather Low a la guitarra acústica y armónica, Nathan East al bajo acústico y coros, Steve Ferrone a la batería, Ray Cooper a la percusión y Chuck Leavell al piano. Ofreció un repertorio sincero y pasional en el que reflotan sus raíces blues, junto a dos nuevos temas, ‘My father’s eyes’ y ‘Circus left town’, que no se incluyeron en el disco hasta su reedición (remasterizada y extendida) a finales de 2013, incluyendo además primeras tomas del disco original y una versión del eterno ‘Worried life blues’.

Rompe el hielo y se abre paso, entre el entusiasmo y los aplausos, con la instrumental ‘Signe’, para marcar después las bases de la velada con el ‘Before you accuse me (take a look at yourself)’ de Bo Diddley y el ‘Hey Hey’ de Big Bill Broonzy, uno de sus mayores referentes como guitarrista acústico. Sudamos blues y vida a fuego lento. Esto no ha hecho nada más que empezar y decide bajar las revoluciones y parar el tiempo, con una desgarradora e infinitamente bella ‘Tears in heaven’, una de esas mágicas canciones que, cuando termina, ya no eres la misma persona que comenzó a escucharla. Llora su guitarra y le canta a su hijo Conor a corazón abierto. Sinceridad y redención en cada fraseo.

Cogemos aire en la armoniosa ‘Lonely stranger’, con toda la banda arropándole mientras vuelve a hacer otro luminoso y elegante despliegue vocal. Mención especial a la crujiente mandolina de Andy Fairweather Low, fiel escudero en mil batallas.

Parpadeamos y nos mecen en clave de jazz, con el pegadizo blues de Jimmy Cox que popularizó Bessie Smith, ‘Nobody knows when you’re down and out’, con un delicioso piano de Chuck Leavell y las voces de Katie Kissoon y Tessa Niles, despegando junto a un Clapton que saborea cada momento y nos prepara para el viaje sin retorno que se acerca con ‘Layla’. Se palpa la emoción entre el público tras los primeros acordes y en pocos segundos, sentimos que estamos ante una obra maestra. Clapton teje una enredadera de luz con su guitarra que trepa al cielo y más allá. Es la interpretación definitiva del clásico que firmó junto a Jim Gordon y que vio la luz en “Layla and other assorted love songs” (1971) de Derek and the Dominos. Pura magia. Si Pattie Boyd, entonces esposa de George Harrison y musa que inspiró este tema de amor no correspondido, hubiera escuchado esta versión acústica, habría caído en los brazos del autor antes de llegar a la última estrofa.

Running on faith’ sigue la sombra melancólica del rompecabezas del amor, dando con la clave esquiva en “our world will be right when love comes over me and you”, con Clapton sacándole brillo al dobro y haciendo salir al genio de la lámpara. Esas mismas heridas las cerrará y abrirá una penúltima vez, ahora rasgando y sacando estrellas fugaces de su Martin, en un ‘Old love’ antológico que vuelve a demostrar la trágica verdad universal de ese viejo amor que se escapa entre los dedos, pero nunca te deja solo.

Menos mal que siempre podremos vender un corazón roto en la encrucijada donde cerró el trato Robert Johnson. Así se abraza Clapton al ‘Walkin’ blues’ a la acústica y al ‘Malted milk’ al dobro, dejando que el Mississippi se desborde por sus venas y flote su alma negra en una master class de raíces al alcance de muy pocos. Del Rey del Blues del Delta, al country blues ‘Alberta’ de Leadbelly, con Martin de doce cuerdas incluida, que sigue rasgando en una muy festiva versión del ‘San Francisco bay blues’ de Jesse Fuller donde echa el resto, soplando el kazoo y celebrando de nuevo el aire que respira. Solo nos queda rodar y rodar en el endiablado ‘Rollin’ and tumblin’’ final, antes de despertar y que todo haya desaparecido. “Well, I rolled and I tumbled, cried the whole night long. When I woke up this morning, all I had was gone”.

Si artísticamente fue un disco transformador para Clapton, en términos comerciales fue un éxito rotundo que sobrepaso cualquier predicción, vendiendo más de veinte millones de copias en todo el mundo y cosechando 6 premios Grammys. “Slowhand” estaba de vuelta y una vez más, comenzaron a florecer en el inconsciente colectivo, las pintadas que poblaron algunas paredes de las calles de Londres en los sesenta: “Clapton is God”.

Anterior entrega de Acústicos: “Acústico” (2003), de Ariel Rot.

 

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