Un brindis (con whisky y euforia) por EFE EME

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COMBUSTIONES

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“El amateurismo trata de sustituir la experiencia de los viejos profesionales con notables dosis de entusiasmo y Wikipedia”

 

Desde su ventana neoyorquina, Julio Valdeón mira hoy hacia España, hacia esta revista musical que nació en 1998, en papel, y que cumple ahora dos décadas de vida. La historia de EFE EME es hoy protagonista de la columna “Combustiones”.

 

Una sección de JULIO VALDEÓN.

 

Repaso la web y encuentro el rotundo logo que el gran Paco Roca ha diseñado para celebrar los 20 años de EFE EME. Joder. 20 años en un mundo, el del periodismo musical, que ha conocido dragones y arrostrado fuegos. Suficientes como para arramplar con buena parte de la industria. Para sumir a lectores y profesionales en una edad miserable. Sale más a cuenta mendigar que escribir crítica rock y el amateurismo trata de sustituir, con resultados digamos que discutibles, la experiencia de los viejos profesionales mediante notables dosis de entusiasmo y Wikipedia. Razones más que suficientes para que estas combustiones, asomadas a la música desde Nueva York, a lo que suena en Estados Unidos, lleguen hoy dedicadas a EFE EME. En lo personal, porque todavía me reconozco en el chaval que devoraba los primeros números de la revista. La emoción de sumergirte en aquel visceral reportaje que firmaron a medias Diego A. Manrique y Juan Puchades para anunciar lo que venía, que no era otra cosa que “Honestidad brutal”. De cuando Andrés Calamaro nos parecía Dios (y con motivo). La lectura de maestros como Luis Lapuente, Sergio Makaroff, Moncho Alpuente, Vicente Fabuel, Jesús Ordovás y tantos otros.

Más allá de mi fidelidad, de mi agradecimiento a la cabecera y a la gente que me descubrió tantas maravillas y tantos motivos para respirar, está mi trabajo. Cómo no alegrarte de que sobreviva una empresa semejante. Por pequeño o humilde que sea. Ahora que el oficio amenaza cada día con disolverse en ácido. Ah, vale, que hacemos el mejor periodismo que vieron los tiempos. Eso dicen. Pero ni lo tengo tan claro ni considero previsible que siga así de mantenerse la actual racha. El descalabro del oficio no es metafórico. La ruina de la publicidad, provocada por la revolución de internet y la incapacidad para monetizar el tráfico de visitantes, quebró la mayoría de las publicaciones. Que entre las cuatro que sobreviven figure EFE EME, bien que en la web aunque también, ojo, en librerías gracias a sus flamantes “Cuadernos” y libros, provoca en mi una alegría, un optimismo, difícilmente concebibles. Sí, somos cuatro. Vale, la inmensa minoría “juanramoniana” mutó en magra minoría. Ok, lo admito, EFE EME compite con publicaciones engrasadas por marcas cerveceras y festivales varios. Bien pertrechadas de ese marchamo cool que tango deleita a los listos, de ese perfume entre severo y gilipollas que distingue a lo más narcisista de nuestro indie y a lo más ultra del rockerismo patrio. De forma más general, esta revista afronta la vieja indiferencia del público por el periodismo musiquero, exacerbada cuando el fenómeno musical se aborda desde parámetros tan desprejuiciados que llevan a admirar por igual a Elvis y a Peret. Los Beatles y Camarón. La Bien Querida y Gabinete Caligari.

Por eso, por los ases que escribieron aquí y los que siguen, y por la actitud insobornable y un punto suicida de una redacción que dio portadas a Joan Manuel Serrat y a Bruce Springsteen, a Marisol y a Los Rodríguez, a La Costa Brava y a Juan Perro, a U2, David Bowie, Loquillo y Bob Dylan, y nunca pensó en el qué dirán ni atendió a los muy españoles complejos de inferioridad ni trató de reformular la historia del rock patrio a base de renegar y quemar a las figuras precedentes, y porque supo y sabe que los francotiradores pueden y deben convivir con ciertos héroes de masas y con los artistas de culto y no distingue entre músicas de aquí y de fuera, rumba y pop, clasicismo y vanguardia, América del Sur o del Norte, levanto ahora mi copa, hasta arriba de whisky o lo que caiga hoy en el vaso, y brindo con una euforia que pocas veces encontró mejor causa por mi querida, mi idolatrada EFE EME y sus próximos 20 años.  

Anterior entrega de Combustiones: LaVette reinventa a Dylan.

 

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