“Tribulaciones de un DJ flamenco”, de José Manuel Gómez Gufi

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LIBROS

“Una gratísima sorpresa este volumen que revela opiniones y secretos de nuestra música, con estilo coloquial y ligereza”

 

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José Manuel Gómez Gufi
“Tribulaciones de un Dj flamenco”
RAQUEL PARIS

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

José Manuel Gómez es un fenómeno del periodismo musical. Quizás no lo conozcan ustedes porque no tiene repercusión mediática y porque se ha dedicado al jazz y las músicas que basculan entre el flamenco y lo popular, pero les aseguro que ha estado en todos los saraos, ha vivido en primera línea todos los fenómenos musicales de este país desde 1975 y es amigo personal de nueve de cada diez músicos que puedan ustedes recordar. Lo dicho, un fenómeno de primera división, cosa que demuestran estas memorias que voy a recorrer para ustedes y en las cuales verán un buen resumen de la historia de nuestra música.

Comenzamos. La espoleta de inicio es el festival de «la cochambre», así llamó la prensa de Burgos –ciudad natal del periodista– a un macroconcierto en la plaza de toros con la participación de lo más ruidoso del rock del momento –unos primigenios Burning, por ejemplo– y la asistencia de una invasión de melenudos. Aún vivía el régimen y Gómez nos da breve visión de sus últimos coletazos.

Cambio de etapa, un pequeño salto y lo encontramos asistiendo a uno de los primeros conciertos de Kaka de Luxe u organizando uno de Vainica Doble, en que la plana mayor de la naciente nueva ola asistió con toda su grey y montó pequeño desbarre junto a sus fans de toda la vida. De hecho, el libro guarda interés en estas páginas por dar noticia desde la retaguardia de alguno de los personajes significativos de esta época, pero que se han quedado en las notas al pie, caso de Juanma el Terrible o Mikel Barsa.

Todo esto es posible porque Gómez vive los últimos setenta desde los colegios mayores, verdaderos y olvidados centros culturales donde se cocinaban las propuestas más nuevas de la mano de sus huéspedes. El San Juan Evangelista que lo alojaba resultó especialmente activo, y por ahí desfilan un buen montón de anécdotas que van salpicando todo el libro. Hilarantes especialmente las que afectan a su labor como dj a medias entre la sala Caracol y la sala Revólver –a la par que escribía en prensa diaria o llevaba programas de radio–, momentos que aprovecha para ofrecernos pinceladas sobre los locales de conciertos en Madrid.

Aunque el mundo del jazz sale muy representado, y el del flamenco aún más –cuenta desde los inicios de Ketama, hasta su larga e íntima relación con Enrique Morente y la génesis de “Omega”, pasando por el viaje junto a Camarón a Abbey Road–, me resultan especialmente cercanas las páginas sobre rumba catalana. Cierto día recibe un mensaje en el contestador; es Peret, que le urge para verse lo más pronto posible. A partir de aquí, comienza una lucha en la que encontramos un panegírico del estilo, un documental, las probaturas para escribir un libro que no le sale y el testigo recogido y la llegada a la meta con el volumen de Juan Puchades, a quien elogia sobradamente.

Los conciertos son otra de las grandes etapas. Ha asistido a todos los de las grandes figuras en su primera visita y a algún otro más recogido e igualmente jugoso: la presentación de “Yo, el Vaquilla” en el Penal de Ocaña o el Concurso de Cantautores de Jaén del que sale Albert Pla. Miembro del jurado, puede contarnos todas las interioridades. Una gratísima sorpresa, pues, este volumen que revela opiniones y secretos de nuestra música –impagable la entrevista a Diego A. Manrique–, con estilo coloquial y ligereza, por parte de una primera espada en el periodismo que siempre estuvo en el sitio y el momento adecuado.

 

 

Anterior crítica de libro: “Juegos reunidos”, de Marcos Ordóñez.

 

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