Triángulo de Amor Bizarro: Muerte y resurrección

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«Acabamos la última gira muy hartos de la música y unos de otros. Las relaciones habían cambiado, discutíamos mucho, y llegamos a un punto en que nos planteamos decidir si merecía la pena seguir o no, porque lo que no estábamos dispuestos a hacer era continuar por aprovechar el éxito del primer disco»

La singular banda gallega presenta estos días en directo el arrollador “Año santo”, que ratifica su supremacía en la escena rock estatal y confirma las expectativas generadas por su debut.


Texto: EDUARDO GUILLOT.


Hace tres años, cuando publicaron su debut, todo el mundo se preguntó de dónde habían salido aquellos cafres gallegos que hacían de las canciones basadas en el ruido melódico y la distorsión su principal seña de identidad. Ahora todo el mundo sabe quiénes son, y quizá por eso “Año santo”, su segundo álbum oficial –entre ambos editaron “El hombre del siglo V”, una recopilación de maquetas–, suena todavía más bruto que su antecesor. «Queríamos plasmar el estado actual del directo del grupo», explica Rodrigo Caamaño (voz, guitarra). «El primero es más de laboratorio. Teníamos ya la misma idea que ahora, pero no fuimos capaces de plasmarla del todo. Esta vez no queríamos ponernos cortapisas ni hacer un disco light. Quizá por eso ha salido tan ruidoso».

Como tantos otros grupos nacionales, han escogido a Paco Loco como cómplice en el estudio. «Tuvimos mucha suerte con él. Trabaja muy bien, y no es de esos productores que te echan para atrás y buscan contenerte. En su caso, fue todo lo contrario: Nos dio todos los mimbres para que pudiéramos llegar lo más lejos posible». Tampoco conviene olvidar que el grupo ha vuelto a añadir una segunda guitarra (la de Óscar Vilariño). «Cuando grabamos el primer LP también éramos cuatro, pero salimos de gira en formato trío y no nos sentíamos cómodos, era imposible relajarse ni un segundo. Ahora es mucho más sencillo lograr el sonido que buscamos en directo».

No es el único cambio que se ha producido en el seno de la banda, a la que también se ha incorporado Rafa Mallo (batería). «Acabamos la última gira muy hartos de la música y unos de otros. Las relaciones habían cambiado, discutíamos mucho, y llegamos a un punto en que nos planteamos decidir si merecía la pena seguir o no, porque lo que no estábamos dispuestos a hacer era continuar por aprovechar el éxito del primer disco. Nos tomamos dos meses de descanso, incorporamos a Óscar y Rafa y a partir de ese momento renovamos la ilusión y volvimos a pasarlo bien, que es la razón por la que nos salen las canciones».

Quien sigue a su lado desde el principio es Isabel Cea (voz, bajo), que además ha asumido mayores responsabilidades vocales en el nuevo disco. «No le gusta demasiado cantar, pero la obligamos. De hecho, queríamos que en este disco cantase dos o tres temas más. La intención es que vaya ganando protagonismo y podamos jugar con las dos voces».

Suerte tienen Triángulo de Amor Bizarro de que la iglesia católica ande más pendiente de impedir que se aireen sus trapos sucios que de dar rienda suelta a sus habituales impulsos censores. En caso contrario, más de uno hubiera reparado en letras como las de ‘¿Quiénes son los curanderos?’ (“Portaos bien, hijos de puta / Jesús os mira desde las alturas”) o ‘El himno de la bala’ (“Moriría en la cruz otra vez / si pudiese por San Fred Astaire / de Jesús el peinado tener”). “Año santo”, aparte de su título (en referencia al Xacobeo), abunda en la imaginería religiosa recordando cánticos de catequesis en la canción homónima (“Es como un río de agua viva en mi ser”). «He sido un gran observador de los rituales desde niño», confiesa Rodrigo. «Mi madre me mandaba a la iglesia y aunque nunca me creí nada de lo que me contaban, asistí al rito muchas veces y lo tengo asimilado. Las referencias de las letras van por ahí, pero no entran en temas teológicos, que me interesan muy poco». No es lo único en lo que siguen fieles a sí mismos. También en un sonido que remite a The Jesus & Mary Chain, Surfin’ Bichos o Parálisis Permanente. «Nos hemos centrado en que el disco reflejara lo que ha sido el grupo en los últimos años. Una vez nos hemos quitado la losa del segundo LP, y más después de haber tardado tanto tiempo, tenemos pensado probar otras cosas. No serán cambios radicales, pero vamos a acercarnos a géneros que nos interesan tanto como los que se pueden detectar en el disco. Nos gustan los Beach Boys o The Velvet Underground, y ya estamos haciendo canciones con otro tipo de matices».

Una de las grandes virtudes de “Año santo” es que es un disco corto. «Teníamos más canciones, pero preferimos filtrarlas. Solemos trabajar con muchos bocetos que vamos descartando a medida que cribamos el material, y al final completamos únicamente las que pasan esa selección. Buscábamos que el disco tuviera cohesión interna, y sólo incluimos las canciones que verdaderamente nos convencían». Y en plena era digital, han apostado por hacer un disco breve y de sonido sucio, justo al contrario de lo que exigen los nuevos sistemas de escucha. «Grabamos en sistema analógico precisamente por eso. Sabemos que quien lo escuche en mp3 va a sufrir, porque lo que suena realmente bien es la edición en vinilo, pero nos gusta el formato LP, y tal como están los tiempos, éramos conscientes de que quizá era nuestra última oportunidad de hacer algo así». Con un par.

Desde aquí puedes acceder al Myspace de Triángulo de Amor Bizarro.

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