«Traffic» (1968), de Traffic

Autor:

OPERACIÓN RESCATE

 

“Repitieron fórmula para hablar de los afectos interpersonales, de la pasión callejera, de la moral y la ausencia de esta a ritmo de country, R&B, jazz, soul y psicodelia”

 

Sara Morales nos traslada a finales de los sesenta para encontrarnos con el álbum homónimo de Traffic, un trabajo alumbrado en un momento complejo de la banda que recoge a la perfección los sonidos de la tradición americana y de la británica.

 

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Traffic
“Traffic
ISLAND RECORDS, 1968

 

Texto: SARA MORALES.
«Mr. Fantasy» fue el álbum con el que, en 1967, el cuarteto de Birmingham se estrenó en larga duración. Considerado como un clásico de la psicodelia británica, trajo a la banda el éxito, la posteridad, la primera gira por Estados Unidos, pero también la escisión. Dave Mason, su célebre y virtuoso guitarrista, siempre apostó por un rock de sonido más pop, más asequible; el resto de la banda —con Steve Winwood como líder declarado a la cabeza— tiraba hacia los complejos mundos del blues y el jazz. Por eso, cuando tocó volver a Inglaterra tras hacer las Américas y pensar en el nuevo disco — este «Traffic» de 1968—, Mason decidió quedarse allí y apartarse. Así lo hizo, pero no lo suficiente al parecer, pues pese a las rencillas y la distancia con el resto del grupo terminó firmando y cantando la mitad de los temas de este segundo trabajo.

Es por eso que este disco homónimo acoge en sus diez canciones el equilibrio perfecto entre los sonidos de la tradición americana (‘You can all join in’) y los de la británica (‘Means to an end’); entre un folk sencillo y un rock complejo; entre las formas de Mason con su voz, y los métodos de Winwood con la suya. Y en medio de la guerra entre titanes, Jim Capaldi y Chris Wood, que parecen quedar en un segundo plano pero cuya contribución fue necesaria y fundamental en la sección instrumental e incluso con algún escarceo vocal.

Pese a los malabares anímicos por no ensombrecer más las relaciones entre sí, la banda se empleó en lanzar un buen trabajo, un álbum brillante digno sucesor de su alabado precedente. Lo consiguieron. «Traffic», con Jimmy Miller a la producción igual que en el debut, logró alcanzar el puesto número 9 en Reino Unido y el 17 en las listas de Billboard.

Repitieron fórmula para hablar de los afectos interpersonales, de la pasión callejera, de la moral y la ausencia de esta a ritmo de country, R&B, jazz, soul y, por supuesto, psicodelia. El hammond de Winwood brilla en ‘Pearly queen’ y acompaña al clavecín en ‘Cryin’ to be heard’, un saxofón encantador conquista desde ‘Don’t be sad’ y los dejes tropicalistas del blues exótico ‘40.000 headmen’ engancha entre cascabeles y flautas. Fue ‘Feelin’ alright’, creada por Mason a base de un blues nebuloso entre bajos, la canción mejor acogida del álbum; tanto que apenas un año después Joe Cocker se encargaría de hacerla suya para popularizarla con gran éxito. Pero ‘Who knows what tomorrow may bring’ y ‘Vagabond virgin’ son también meritorias de atención, la primera por su trenzado musical y la segunda por la historia que narra.

«Traffic», un disco de corte clásico con tiempos para la taberna y para la reflexión. Con portada de Gered Mankowitz —más adelante firmaría icónicas cubiertas para Jimi Hendrix—  que busca mostrar la unión del grupo en un tiempo en el que decidieron darse otra oportunidad, aunque esta armonía no tardaría en romperse definitivamente. Lo tuvieron todo, y con este disco lograron consagrarse como una de las jam psico-rock del momento; lástima que el tiempo no les haya hecho la justicia que merecen.

 

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