The Waterboys, clásicos incontestables

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 “Hubo tiempo para canciones históricas: ‘Don’t bang the drum’, incontestable solo a piano y violín; ‘Fisherman’s blues’ colocada estratégicamente como apertura del bis o ‘The whole of the moon’ en una recta final destinada a acelerar las pulsaciones”

 

El escocés Mike Scott y su banda continúan su gira española, que les llevó este lunes a Barcelona y con la recalarán el miércoles 23 en Madrid y el 24 en Valencia. A la presentación de “Modern blues” en la Ciudad Condal acudió Eduardo Izquierdo.

 

 

The Waterboys
21 de septiembre de 2015
Sala Barts, Barcelona

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Foto: XAVIER MERCADÉ.

 

 

 

Impresionante muestra de poderío la de Mike Scott y los suyos en la sala BARTS de Barcelona. Algo que ya se podía prever desde el impactante inicio con ‘Destinies entwined’. A partir de ahí, el rock con mayúsculas se apoderó de la sala para no soltarlo en la hora y media larga que los Waterboys estuvieron sobre el escenario. Y eso que tiraron de clásicos en menor número que en su anterior visita a la ciudad condal, cosa que por otro lado sirvió para demostrar que las canciones de su último “Modern blues” son excelentes y le sientan como un guante a una banda pletórica.

No hay peros. Ni uno solo. Disfrutaron e hicieron disfrutar. Vamos, de lo que se trata en esto del rock. El bardo escocés, acompañado mayoritariamente por músicos norteamericanos y la siempre imprescindible presencia de un excelso Steve Wickhman, se ha convertido en lo que muchos pensamos que Bob Dylan sería a su edad. Pero ya sabemos el giro que dio a su carrera el de Duluth más o menos con los años que ahora tiene Mike, sin que por cierto le haya ido mal. Eso sí, dudamos que el escocés haga lo mismo. Él parece demasiado cómodo en su actual estado y con su formación presente. Sonríe, baila, aplaude. Y eso se contagia.

Hubo tiempo para canciones históricas: ‘Don’t bang the drum’, incontestable solo a piano y violín; ‘Fisherman’s blues’ colocada estratégicamente como apertura del bis o ‘The whole of the moon’ en una recta final destinada a acelerar las pulsaciones. Y también para demostrar que sus últimas canciones suenan incluso mejor, y ya es decir, en directo que en disco. ‘I can see Elvis’, ‘Nearest thing to hip’ o sobre todo una explosiva ‘Long strange golden road’ que sirvió para cerrar el concierto antes del añadido son buenos ejemplos de ello. Por si eso fuera poco, la noche acaba con una espléndida versión del ‘Purple rain’ de Prince para que las caras se iluminen mientras aparecen las sonrisas. Acabamos de vivir una noche mágica. Una de esas que solo se dan cada mucho tiempo, y todos lo sabemos.

 

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