The Beach Boys. Archivo (Segunda Parte)

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Beach Boys. Archivo (Segunda Parte)E

n esta segunda, y última entrega, del Archivo de Luis Lapuente sobre los Beach Boys, nos adentramos en su extensa discografía. Comentando álbum a álbum. Quede este artículo como un pequeño homenaje a un grupo que fue tan grande como los Beatles y que reunió en una sola persona, Brian Wilson, el talento del que hicieron gala Lennon y McCartney.


Texto: LUIS LAPUENTE.

 

Discografía oficial

 

 

 

 

 

1. Surfin’ safari.
Capitol, 1962.

2. Surfin’ U.S.A.
Capitol, 1963.
Dos primeros álbumes sembrados de clásicos playeros. Pero los Beach Boys son aún otro de los –en su caso, buenos– grupos herederos del espíritu del primigenio rock & roll y la pasión por el verano californiano.

 

 

 

 

 

3. Surfer girl.
Capitol, 1963.
Primer álbum producido y concebido por Brian Wilson y uno de los más inspirados de la primera época, repleto de baladas gloriosas como “Surfer girl”, “The surfer moon”, “Little deuce coupe” y la memorable “In my room”.

 

 

 

 

 

4. Little deuce coupe.
Capitol, 1963.
Heredero del anterior. Notable alto.


 

 

 

 

5. Shut down Vol, 2.
Capitol, 1964.
El volumen 1 fue un recopilatorio playero firmado por varios grupos locales. Por supuesto, éste es mucho mejor. A recordar, una pieza soleada e irresistible (“Fun fun fun”) y un par de baladas cegadoras (“The warmth of the sun” y “Don’t worry baby”).

 

 

 

 

 

6. All summer long.
Capitol, 1964.
Primera obra maestra de los Beach Boys, entonces claramente el mejor y más prolífico grupo del pop anglosajón. El talento de Brian Wilson se desparrama en piezas milimétricas, pequeñas epopeyas adolescentes que definen el pop en menos de tres minutos de música maravillosa, según las enseñanzas de Chuck Berry y Phil Spector: “I get around”, “Girl on the beach”, “We’ll run away” y muchas más. Obligatorio.

 

 

 

 

 

7. Christmas album.
Capitol, 1964.
Dulces armonías vocales al servicio del espíritu navideño. A años luz del imprescindible volumen facturado por Phil Spector (para desgracia de Brian). Mejorado en 1998 con nuevos temas y nuevo título (The Beach Boys ultimate Chistmas).

 

 

 

 

 

8. Concert.
Capitol, 1964.
Endeble, para ser el único directo del grupo de la época.

 

 

 

 

 

9. The Beach Boys today!
Capitol, 1965.
La antesala de Pet sounds. Canciones adultas y elaboradas, alimentadas de las obsesiones de un Brian Wilson pletórico de inspiración melódica y ansioso de experimentar. Más temas inmortales: “Please let me wonder”, “Dance dance dance”, “Kiss me baby”, “She knows me too well” y la reveladoramente derrotista “When I grow up”. Con los dos siguientes, completa la nada desdeñable cifra de ¡once LPs en sólo tres años!

 

 

 

 

 

10. Summer days (and summer nights!).
Capitol, 1965.
Previsible, pero con canciones tan gloriosas como “California girls” y “Help me Rhonda”.

 

 

 

 

 

11. Beach Boys’ party!
Capitol, 1965.
Delicioso volumen acústico, fruto de la insólita decisión de Brian de grabar la música que le gustaba de verdad, sin adornos ni sofisticaciones.

 

 

 

 

 

12. Pet sounds.
Capitol, 1966.
“Durante las sesiones de producción de Pet sounds soñé que tenía un halo sobre mi cabeza. Probablemente significaba que los ángeles estaban cuidando el disco.” Palabras de Brian Wilson para definir la atmósfera mágica que convirtió su estudio de grabación en una máquina de hacer milagros: cada una de las trece canciones de este álbum impecable lo es, desde “Wouldn’t it be nice” y “Caroline no” hasta “Sloop John B” y “God only knows”. No está “Good vibrations” –luego editada en Smiley smile–, pero también ésta se alumbró en aquellas legendarias sesiones del más perfeccionista y neurótico de los genios del pop. Paul McCartney dijo a propósito de Pet sounds: “Les he regalado a cada uno de mis hijos una copia del disco. Creo que nadie puede considerrse educado musicalmente si no lo ha escuchado.”

 

 

 

 

 

13. Smiley smile.
Brother Records/Capitol, 1967.
Facturado a base de recortes del inédito Smile, contiene un puñado de piezas magistrales (“Good vibrations”, “Heroes and villains”) que lo convierten en obligatorio.

 

 

 

 

 

14. Wild honey.
Brother/Capitol, 1967.
Secuela del anterior, con ciertos aromas soul en piezas como “How she boogalooed it” o “Darlin’”.

 

 

 

 

 

15. Friends.
Brother/Capitol, 1968.
El peso de Brian se debilita, pero el álbum aún mantiene el pulso gracias también a la feliz aparición como compositor de Dennis Wilson.

 

 

 

 

 

16. Stack-o-tracks.
Capitol, 1968.
Versiones instrumentales de clásicas del grupo. Curioso: un disco de los Beach Boys sin voces.

 

 

 

 

 

16. 20/20.
Brother/Capitol, 1969.
Notable, pese a los altibajos. Se incluye una fantástica pieza compuesta por Charles Manson, aunque acreditada a Dennis Wilson con el título “Never learn not to love”.

 

 

 

 

 

17. Sunflower.
Brother/Reprise, 1970.
Debut en Reprise con un álbum controvertido, que algunos (entre ellos, este cronista) consideran una genuina obra maestra. Para muestra, la deliciosa “Tears in the morning”, que seguro habrá hecho palidecer de envidia más de una vez a Paul McCartney.

 

 

 

 

 

18. Surf’s up.
Brother/Reprise, 1972.
Ecológico y felizmente nostálgico, Surf’s up es uno de los últimos trabajos redondos del grupo, embellecido con números tan vivificantes como “‘Til I die”, “Student demonstration time”, “A day in the life of a tree” o el inmortal “Surf’s up”, según Leonard Berstein, “una de las mejores canciones de la historia”.

 

 

 

 

 

19. Carl and the Passions: so tough.
Brother/Reprise, 1972.
Con Ricky Fataar y Blondie Chaplin, una estupenda sección rítmica llena de soul. Pasable.

 

 

 

 

 

20. Holland.
Brother/Capitol, 1973.
La última joya de la corona, con aportaciones luminosas de Dennis Wilson (“Steamboat”) y Carl Wilson (“Trader”). Además de la irresistible “Sail on sailor”, destaca el EP de regalo (incluido en la reedición digital del álbum) con una especie de cuento infantil interpretado por Brian Wilson.

 

 

 

 

 

21. In concert.
Brother/Reprise, 1973.
Magníficas revisiones en directo de sus clásicos. El último con Fataar y Chaplin.

 

 

 

 

 

22. 15 big ones.
Brother/Reprise, 1976.
Versiones de clásicas del rock’n’roll y de material antiguo del grupo. Algo artificial, aunque se escucha con agrado.

 

 

 

 

 

23. The Beach Boys ‘69 (Live in London).
Capitol, 1976.

 

 

 

 

 

24. The Beach Boys love you.
Brother/Reprise, 1977.
Infravalorado, pese a su enorme interés. Trabajo casi en solitario de un Brian Wilson ya fuertemente influido por los manejos del psiquiatra Eugene Landy. Una canción absolutamente maravillosa: “Mona”.

25. MIU album.
Brother/Reprise, 1978.

26. L.A. (Light album).
CBS-Caribou, 1979.

27. Keepin’ the summer alive.
Caribou-Epic, 1980.
(Casi) nada que reseñar de estos tres álbumes (casi) decepcionantes, salvo una canción de Brian Wilson (“Sunshine”) incluida en el último.

 

 

 

 

 

28. The Beach Boys.
Brother/CBS, 1985.
El grupo repunta con un álbum notable, donde todos contribuyen con canciones inspiradas y poéticas.

 

 

 

 

 

 

29. Still cruisin’.
Capitol, 1989.
Lo mejor, “Kokomo”. Lo peor, el intento de reverdecer el pasado con patéticas versiones de sus clásicos.

 

 

 

 

 

30. Summer in paradise.
Brother entertainment, 1992.
Como el anterior, pero sin “Kokomo”.

 

 

 

 

 

31. Stars and stripes.
River North Nashville/Brother/Polygram, 1996.
Deplorable. Los Beach Boys interpretados sin alma por un puñado de momias del country.

Antologías

1. Lost and found.
DCC, 1991.

2. The Beach Boys studio sessions ‘61-’62.
Burning, 2000.
Las históricas sesiones para el sello Candix rescatadas en espléndido sonido digital. El segundo incluye maquetas de The Pendletones y un single de Kenny & The Cadets.

3. The Beach Boys: 30 years of good vibrations.
Capitol, 1993.
Imprescindible estuche, con cinco CDs (y uno especial de regalo), ciento cincuenta canciones y un completísimo libreto informativo. Piezas rescatadas de los archivos de Smile y todos los clásicos conocidos del grupo, además de un volumen íntegramente compuesto por maquetas inéditas de Brian. Un documento impagable que no debería faltar en cualquier colección bien documentada del pop del siglo XX.

4. The Pet sounds sessions.
Capitol, 1997.
Otra delicatessen. Caja con 4 CDs que incluye: la versión original en mono de Pet sounds, la mezcla en estéreo, las tomas alternativas y un volumen con las versiones vocales (Stack-o-vocals). Para golosos.

5. Endless harmony.
Capitol, 1998.
Banda sonora del documental homónimo. Abundantes inéditos.

6. Hawthorne Ca-Birthplace of a musical legacy.
Capitol, 2001.
Doble CD sembrado de inéditos, jingles y piezas promocionales de la primera época.

7. The warmth of the sun.
Capitol, 2007.
28 grandes temas que eluden los lugares comunes y los grandes éxitos convencionales. En algunos casos se ofrecen mezclas alternativas a las conocidas.

 

 

 

 

 

 

 

En solitario

1. Brian Wilson

Brian Wilson.
Sire, 1988.
I just wasn’t made for these times.
MCA, 1995.
Orange crate art.
Warner, 1995.
Imagination.
Giant, 1998.
Live at the Roxy Theatre.
Brian Wilson Productions, 2000.
Pet sounds live.
Sanctuary, 2002.
Gettin’ it over my head.
Rhino, 2004.
Smile.
Nonesuch, 2004.
What I really want for Chistmas.
Arista, 2005.

Al menos el primero, el segundo, el tercero (acreditado a Brian Wilson & Van Dyke Parks, aunque Brian sólo colabora en las voces), el quinto (con los gloriosos Wondermints) y el octavo (Smile, al fin) son imprescindibles. Discos personales, claramente devotos de la estética de Pet sounds y el viejo Smile nonato, pero rabiosamente contemporáneos. El auténtico pop sinfónico en todo su esplendor.

2. Dennis Wilson

Pacific ocean blue.
Caribou-Epic, 1977.
Pequeña obra maestra subterránea del más gamberro de los hermanos Wilson. Dulce espiritualidad y comunión con la naturaleza. Lamentablemente, se encuentra descatalogado hace demasiado tiempo, para escarnio de la industria discográfica.

3. Carl Wilson

Carl Wilson.
Caribou, 1981.
Youngblood.
Caribou, 1983.
Dos pequeñas decepciones para quienes amamos a Carl, comparables al endeble Carl and the passions: so tough.

4. Mike Love

Looking back with love.
Boardwalk, 1981.
Antipático y grandilocuente, como su autor.

5. Bruce Johnston

Going public.
Columbia, 1977.
Surfin’ ‘round the world.
Sundazed/Sony, 1997.
El primero se inclina hacia el mainstream pop elegante de los años setenta. El segundo es mucho mejor: genuina surf music de la primera época de Johnston, antes de entrar en los Beach Boys.

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BENDITA LOCURA

Quienes aún no conozcan como es debido la discografía de los Beach Boys, harán bien en adentrarse cuanto antes en universo tan intrincado, misterioso y fascinante, aprovechando la reedición de toda su discografía oficial en atractivos volúmenes de serie media y generoso contenido musical. Quienes aún no hayan escuchado el mejor álbum de pop sinfónico de la historia –por supuesto, Pet sounds–, tienen un deber ineludible que cumplir en las próximas horas: hacerse con una copia reglamentaria del disco y empezar a gozar.

Quienes, además, quieran saber más acerca de una de las bandas más castigadas por los prejuicios y conocer de paso algunas claves secretas y otras tantas historias truculentas del pop norteamericano, encontrarán en el libro Bendita locura una magnífica excusa para olvidarse de cualquier programa de televisión que pueda uno imaginar. Escrito con fervor de fan y sabiduría de estudioso por José Ángel González Balsa y publicado hace unos años por la Editorial Milenio, Bendita locura documenta a lo largo de más de quinientas páginas “la tormentosa epopeya de Brian Wilson y Los Beach Boys” –según reza el subtítulo del libro–. Pero la labor investigadora de González Balsa no se limita estrictamente a las andanzas de los miembros del grupo: allí quedan perfectamente retratados personajes tan siniestros como Charles Manson; allí se cuentan anécdotas esclarecedoras del auténtico perfil depredador de la llamada industria del entretenimiento; allí se desmenuza con agudo sentido crítico –más o menos discutible; sobre gustos…– la filmografía y la discografía oficial de los Chicos de la Playa y se analizan los piratas más famosos, con un capítulo especial para Smile, el disco del que todo el mundo habla y casi nadie conoce.

La bibliografía comentada y el atractivo álbum fotográfico (en blanco y negro) completan un formidable esfuerzo didáctico y sentimental de amor por el pop, uno de los dos o tres mejores libros jamás escritos sobre el género en nuestro país. Hay que tenerlo.


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