“Telescopia”, de deBigote

Autor:

DISCOS

“Composiciones de pop de amplio espectro, prendadas de ese magnetismo que solo imprime disponer de una acentuada personalidad”

 

 

deBigote-12-12-17

deBigote
“Telescopia”
AUTOEDITADO  

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

No sabemos qué porvenir les aguardará a deBigote, tras despachar este segundo álbum. Pese a que su trayectoria no es dilatada, no son precisamente unos novatos. Y sería una lástima que acabaran tirando la toalla ante el complicado panorama que les aguarda no solo a ellos, sino a cualquier banda que trate de medrar en un campo de minas que penaliza (o ignora, que es peor) la heterodoxia. Que eso es, al fin y al cabo, el actual panorama estatal, regido por la seriación de grandes citas clónicas. Porque ellos son una completa anomalía: por practicar un pop tan imaginativo, distinguido, bien tramado y difícilmente encasillable. Por sustentarlo –además– sobre textos que juegan a conciencia con los estereotipos de sexo. Y más aún por hacerlo desde una ciudad como Castellón, que siempre se ha prestado mayoritariamente a lecturas de género muy identificables (punk rock, power pop, soul, garage rock). La de deBigote es una liga tristemente infrecuente, en cuyos puestos altos de la tabla cotizarían los influjos –sin apenas puntos de distancia entre sí– de Pulp, Japan, David Bowie o Carlos Berlanga.  Clase no les falta, desde luego.

En este trabajo llevan su discurso un punto más allá, abordando por vez primera dos temas en valenciano y –lo que es más importante– reforzando con acierto su veta sintética gracias a la producción del veterano Remi Carreres (ex Glamour y Comité Cisne, luego Jean Montag y últimamente miembro de Coleccionistas), supervisor –excepto por “Cosmos”, a cargo de Xavi Muñoz– de un álbum al que solo se le puede afear cierto carácter fragmentario y disperso, clásico producto gestado a empellones distantes en el tiempo más que a un empeño unitario o conceptual. Un pecado venial, en cualquier caso, porque si algo tienen claro los de la Plana es la primacía de las canciones, que se defienden por sí solas. Y en este disco vuelven a brindar algunas como soles. Composiciones de pop de amplio espectro, prendadas de ese magnetismo que solo imprime disponer de una acentuada personalidad. Cortes que justificarían por sí solos la carrera de algunas otras bandas de su quinta, como ‘Itziar’, ‘Familia feliz’, ‘Habitación 346’, el instrumental que sirve para titular, la propia ‘Cosmos’ o ‘(Sin) fin’. No dejen de prestarles el oído.

Anterior crítica de discos: “Centauros”, de Tulsa.

 

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