Rumbeando en Tarragona

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EFE EME asiste a «Ta’ Rumba», primera edición de unas jornadas dedicadas a la rumba catalana. Celebradas el pasado fin de semana en Tarragona, contaron con la presencia de, entre otros Peret, Johnny Tarradellas (Chipén) y Rogeli Herrero (Los Manolos).


Texto y fotos: JUAN PUCHADES.


El pasado fin de semana tuvo lugar en Tarragona «Ta’ Rumba», primera edición de unas jornadas que nacen con la intención de servir de promoción de la rumba catalana. Con Peret como invitado de honor, el viernes y el sábado se pudo disfrutar de una exposición fotográfica de Àlex Carmona sobre los personajes que integran el movimiento rumbero catalán, pasacalles, concurso de grupos locales, concierto de Derrumband, clases de percusión y guitarra, un estupendo espectáculo infantil dirigido por David Torrás & Co. –de lo más bonito, con los niños aprendiendo bailes y canciones a ritmo de rumba–, baile con la Tía Pepi y Enrique «El Uan» –la primera mostró su maestría y sabiduría, el segundo su capacidad para conectar con el público mientras hacía gala de su didactismo y buen humor, ambos acompañados por un combo en el que destacaban Rogeli Herrero, guitarrista de Los Manolos, y Johnny Tarradellas, de los inolvidables y ahora renacidos Chipén–, un encuentro con Peret presentado por Txarly Brown, en el que el público podía hacerle preguntas al rumbero mayor, una paella popular y una jam session con la mayor parte de los músicos que estuvieron presentes en los distintos conciertos.

Esta muestra rumbera, bajo el eslogan de «Tarragona viu per rumba» (Tarragona vive por rumba), contó con el apoyo de, entre otros, Forcat, la animosa asociación barcelonesa de Fomento de la Rumba Catalana, el Ayuntamiento de la ciudad y la Asociación Gitana de Tarragona –orgulloso, me comentaba Peret que, históricamente, en Tarragona, gitanos y payos han convivido en armonía, sin distinciones, que la ciudad siempre ha sido un modelo de integración–, además de diferentes empresas privadas. Aunque el presupuesto era claramente escaso, la plaza del Antic Escorxador resultó un buen lugar donde agrupar el grueso de los actos –todos gratuitos–, con un muy sano aire festivo, uniendo a espectadores de toda clase y condición: familias, niños, jóvenes, jubilados, inmigrantes y hasta una nutrida representación de «perroflautas», todos moviéndonos al ritmo de este imparable género. La lluvia amenazó durante el sábado y por la tarde obligó a trasladar la jam rumbera al interior del local de la Colla Jove de castellers –esos castillos humanos tan típicos de Cataluña–, donde el ambiente, con las puertas abiertas, era de auténtica jarana, una descarga en toda regla, de esas que los profanos pocas veces tenemos ocasión de disfrutar, pues forman parte de la intimidad del género, de las fiestas gitanas.

Lógicamente, el acto que más público reunió fue la charla con Peret, quien desplegó su humor, humanidad y capacidad para contar historias. Además, atendió amablemente y con una paciencia ejemplar a todo el que se acercó a saludarle, fotografiándose hasta la extenuación, firmando todos los autógrafos imaginables y dejándose entrevistar por todo tipo de medios. Es el antidivo. Además, en la muy amena charla, agarró su guitarra y explicó, entonando fragmentos de algunas de sus canciones, qué es el ventilador y cómo camina según la canción. Incluso, a petición de una espectadora, nos regaló ‘El mig amic’. Todo ello en un acto en el que, al igual que los demás participantes, no cobraba un euro y al que asistió para promocionar y apoyar la rumba catalana.

El balance de esta primera edición de Ta’ Rumba es, necesariamente, positivo pero también debe servir a los organizadores para mejorar en sucesivas entregas: Tan imprescindible como una barra de bar son unos aseos (que todo lo que entra, sale). El backstage debe ser inaccesible para el público, para así permitir la tranquilidad de los artistas. Si se montan casetas de venta de objetos relacionados con la rumba, no es de recibo que no haya discos de los participantes y de los representantes del movimiento; ¡que hay que fomentar la obra grabada! Será conveniente que, por su parte, el alcalde de la ciudad, el socialista Josep Miquel Ballesteros, como se comprometió desde el escenario, apoye las próximas citas, pues, como él mismo recordó, la rumba es parte esencial de la cultura catalana: Que sus promesas no se las lleve el siempre caprichoso viento de la política. También, los organizadores deberían hacer el esfuerzo de traer en sucesivas ediciones a nombres de peso, más que a combinados de músicos. Aunque bien es cierto que, más allá de grupos que incluyen la rumba catalana como un ingrediente más de sus guisos mestizos, en la actualidad hay pocos representantes del género con el suficiente tirón popular, nombres como los que representaron en el pasado Peret, Chacho, Los Amaya, Gato Pérez o Chipén, sólo Papawa –con disco recién editado– y los reformados Estrellas de Gracia, tienen la suficiente entidad (y en absoluto masiva), al lado del mítico Peret, el auténtico patriarca y tótem. Y aquí está el verdadero drama de la rumba catalana de hoy, en su necesidad de salir del gueto de los aficionados, en la urgencia del necesario recambio generacional e, incluso, en lo indispensable de romper con las barreras de Cataluña, recuperando el sano bilingüismo en las canciones, porque asumir la realidad es el primer paso para, luego, tratar de cambiarla; y la realidad es que si el género quiere sobrevivir, ha de esforzarse por ser exportable. De todos modos, iniciativas como la de Tarragona, con su buena voluntad y excelente ambiente, son fundamentales para que el árbol, en casa, vaya arraigando.

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