“Roll with the punches”, de Van Morrison

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DISCOS

“Un fabuloso ejercicio de tributo, no solo al género, sino a la música en su más amplio concepto de vehículo de emoción vital”

 

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Van Morrison
“Roll with the punches”
CAROLINE INTERNATIONAL

 

Texto: ÓSCAR GARCÍA BLESA.

 

Las cosas claras. “Roll with the punches», el disco que hace el número treinta y siete en la discografía de Van Morrison, es un disco de blues, pero a ratos respira también ese aroma soul algo más reconocible en la voz del irlandés. En definitiva, y para evitar malos entendidos, se trata de un álbum de versiones donde el en ocasiones malhumorado Morrison rinde su particular homenaje al género(s).

En “Roll with the punches», Van explora de manera delicada las raíces del blues. Se trata de una colección respetuosa y extraordinariamente personal de quince canciones clásicas: de Bo Diddley a Sam Cooke, de T-Bone Walker a Little Walker. Pasados de largo los 70, demuestra (una vez más) su extraordinario gusto y el detalle por las cosas bien hechas.

Este álbum cuenta con algunos invitados de lujo. Chris Farlowe canta en tres de los cortes y Jeff Beck deslumbra en el solo de ‘Ordinary people’. Lejos de las versiones domesticadas, ‘Roll with the punches’ araña en muchos momentos, ‘Goin’ to Chicago’ es hermosa en su fragilidad de su cruda desnudez, y cerrando los ojos uno puede viajar hasta los tiempos the ‘His band and the street choir’, especialmente en la revisión de ‘Bring it home to me’ de Sam Cooke, quizá el momento más celebrado del disco.

A pesar de haber explorado numerosos géneros y estilos a lo largo de su carrera (rythm and blues, folk, country…), ‘Roll with the punches’ es su primer álbum íntegramente dedicado al blues (sí, también hay aquí ramalazos soul, pero los menos), algo sorprendente si entendemos que el blues esta intrínsecamente asociado a su vida y su formidable discografía.

Atendiendo a sus anteriores aproximaciones a géneros concretos (“Pay the devil” en 2006 merodeaba territorios country), “Roll with the punches» resulta mucho más creíble. Aquí todo resulta más familiar, podría funcionar como un viaje personal de Morrison a lo largo de los años y a través de la música.

La armónica, un instrumento permanentemente asociado al blues, tiene papel protagonista en esta película. Al igual que The Rolling Stones en el excelente “Blue & lonesome”, Morrison entrega al instrumento su rol principal, suda, respira, vive.

“Roll with the punches” es un fabuloso ejercicio de tributo, no sólo al género, sino a la música en su más amplio concepto de vehículo de emoción vital. En él rinde su particular homenaje a unas canciones que, ineludiblemente, forman parte de su propia existencia. No es, ni lo pretende, su obra más memorable. Se trata, y no es poca cosa, de un ejercicio gozoso de música y músicos brillantes al servicio de unas canciones monumentales. Y, francamente, en la voz de Van Morrison todo suena un poco más bonito.

Anterior crítica de discos: “Lumínica”, de Jorge Marazu.

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