“Rockspile of shit”, de Los Chicos

Autor:

DISCOS

“Buscan la esencia del no parar, el espíritu de la diversión y alcanzan el objetivo: nos lo pasamos tan bien como parecen haber hecho ellos”

 

los-chicos-17-10-16

 

Los Chicos
“Rockpile of shit”
FOLC RECORDS/ DIRTY WATER RECORDS

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Descargas de las buenas hay en este disco en que los madrileños, con un bagaje de quince años a sus espaldas y seis referencias, juegan a lo que tan bien saben hacer desde la primera: pasárselo bien llevando adelante y grabando un montón de composiciones que desvelan las tripas más primigenias de eso que se llama rocanrolear; es decir, conseguir a base de riffs certeros el baile desaforado y utilizar desenfadadamente cualquier estilo que en la música popular haya florecido desde hace sesenta años.

Ahí está la apertura, ‘A Kingdom of coolness’, acero y chulería, gritos tribales, la mejor presentación de una sesión de música que implica desbarre, punk rock de escuela y glam a lo T. Rex, la mejor química para soltar adrenalina. Y a partir de esta momento, catorce grajeas que suben la tensión y las pulsaciones. Es cierto que a veces se abren a un pop más oxigenante de contagioso estribillo, casi rozando el bubblegum, como en ‘Rockanrolla’ o ‘I don’t wanna learn anymore’, que pueden tirar de alegres toques country o hillbilly para ‘Responsability Ville’ o que incluso se acercan en este aire campestre a Dylan en ‘Night Ride’; pero lo compensan lanzando descargas rockabilly que reviven espíritus y tradición, la que da título al conjunto o ‘Last day here’ demuestran en música no hay estéticas arcaicas, hay emoción o aburrimiento.

Más que repasar, utilizan o encajan sus chispeantes y acelerados destellos en estilos ya sancionados para moverse a velocidad; así ‘Mommy’s on Moma’ está en esa línea que separa el punk de la new wave, a lo Buzzcocks, y ‘Older and better’ tiene texturas soul de aquellas de saxos y guitarras rasposas; el extremo de este camino: ‘Toga land’, desbarre y locura para un booguie desmelenado en sus guitarras, voces y coros.

Lo consiguen, pues; buscan la esencia del no parar, el espíritu de la diversión y alcanzan el objetivo: nos lo pasamos tan bien como parecen haber hecho ellos.

 

 

Anterior crítica de disco: “Desde el tren”, de J. Teixi Band.

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