Rockola, Libros. 9 de enero de 2009

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Rockola, Libros. 9 de enero de 2009Oooh, my soul!!! La explosiva historia de Little Richard
Charles White

PENNIMAN BOOKS

Tras leer Oooh, my soul!!!, uno se pregunta: ¿cómo es posible que ninguna editorial española se haya hecho hasta ahora con los derechos de este libro? Nos explicamos. La primera edición de esta biografía autorizada de Little Richard fue publicada en 1984… ¡hace la friolera de 25 años! Increíble porque en esta historia, revisada en 2003 y actualizada con una entrevista al autor para la edición española, este el ABC de la historia del rock. A través de las palabras de Little Richard descubrimos cómo nace, durante la década de los cincuenta, el movimiento rockero juvenil que conmocionó la historia de la música popular. Cómo unos sonidos creados por músicos de raza de negra es asimilado por blancos y cómo artistas de la talla de Richard son esquilmados y estafados por discográficas y promotores de una industria que ve en los artistas afroamericanos de rock algo así como un subproducto del cual se debe extraer todo el jugo posible. Además, el libro nos ayuda a conocer la excéntrica y arrolladora personalidad de Richard Penniman, un hombre capaz de vivir al límite, de darlo todo en los escenarios y gastar dólares a mansalva. Little Richard tampoco ahorra detalles en hablar de su homosexualidad (que él considera una “enfermedad”), de su lasciva, licenciosa, libidinosa y “pecaminosa” vida sexual y adicciones varias que comparte con su fervor religioso, que hasta en dos ocasiones le han llevado a abandonar el “show business” para servir a Dios y predicar la vigencia de los diez mandamientos (el autor ha incluido uno de sus explosivos sermones para la Iglesia Evangélica para que comprobemos hasta donde llega la fe del rockero Richard). Así como suena.
    El libro es ameno, de lectura ligera. No cae en la hagiográfica erudición cansina de la que adolecen muchas biografías de artistas rock. Charles White consigue llegar hasta el tuétano de Richard y su entorno (productores, músicos, familia…) y nos descubre un personaje vital de la historia del rock al que los tópicos y los perjuicios (raciales o no) impidieron que, durante mucho tiempo, no se le reconocieran todos sus méritos. No obstante, el ego de Richard se ha mantenido inalterable a prejuicios y estafas. Cree que es el mejor y no se lo calla en ninguno de los momentos en los que tiene oportunidad de decirlo. Y nos parece bien porque, tal como dijo Paul McCartney, “empecé imitando a Richard, de quien lo aprendí todo. Como todos”.
    Lo dicho, un libro imprescindible para conocer el origen del rock y a un artista que, citando a uno de sus músicos, es: “un ser humano excepcional, la figura más cercana a Cristo que yo haya visto en la vida”. Si la religión es esto, yo me apunto. ¡Un 10 para el amigo Penniman!
ÀLEX ORÓ.

De Chicho. Canciones poemas y otros textos
Chicho Sánchez Ferlosio

HIPERIÓN

Cuando hace unos meses –bastantes– Lisi Prada me certificaba que iban a abrir el baúl que atesoraba la producción de Chicho Sánchez Ferlosio, no imaginaba que el revivir estos días su escasa obra publicada hasta la fecha iba a ser tan feliz. Y me pregunté por qué alguien con tan exigua e inencontrable obra oficial seguía suscitando esos desvelos propios de un país más civilizado que el nuestro. La clave está en él mismo y, frente a la antigua película de Trueba, uno se da cuenta de qué él era una época, desmesurada y noble, libertaria y cabal. Quien ame esa época, necesariamente ha de amarlo a él.
    De momento, y como avance de más publicaciones de las que ya daremos debida cuenta, aparece un volumen de textos relacionados con su obra. Y no aparece en cualquier sitio, sino en la editorial de libros de poesía más prestigiosa de nuestro país, porque Chicho, aparte de otras cosas fue un poeta. Un excelente poeta, con una personalidad lírica fascinante y un manejo del lenguaje supremo, entre el simbolismo y el léxico arrabalero.
    Canciones y poemas comparten espacio porque son todo y lo mismo. Cualquier poema puede ser convertido en canción, cualquier canción encierra misterio poético. Y si hubiera alguien al que pudiéramos considerar el último poeta del medievo sería a él, porque esto no es más que poesía popular y goliardesca tal como se hacía entonces, con su delicadeza y su mala baba, su conceptismo y su “maldizer”. Tal y como se hizo entonces, una poesía política –son conocidas sus diatribas en verso contra Felipe González– con nombres ya muchos oscuros, romances y letrillas, entrar gente al baile. Espinoso en la forma y en el fondo, cuando canta Chicho, parece que está naciendo el idioma.
    Vendrán más cosas, previstas para este mes de enero, pero de momento Lisi Prada y la compañera de Chicho, Rosa Jiménez, van demostrando con el proyecto que este país puede ser culturalmente normal. Y de momento se respira algo mejor.
CÉSAR PRIETO.