Rockola, Discos. 3 de abril de 2009

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Rockola, Discos. 3 de abril de 2009Alis 
Cuando el sol nos dé calambre

HOOK/EMI

Ya es prácticamente abril, ese mes tan sabiniano y calamariano. El año avanza mientras, poco a poco, va soltando joyas discográficas que acabarán encontrando un hueco entre lo mejor de la cosecha. Cuando el sol nos dé calambre es el nuevo trabajo de Alis, un disco al que, desde ya, podemos vaticinar un puesto de excepción entre nuestros favoritos de 2009. Por sus canciones, por sus arreglos, por su producción y, cómo no, por la personal voz de Pachi Alis, quien parece preparado para situarse en primera línea nacional.
    El disco se divide en dos partes, una eléctrica y una acústica, una acertada división que permite ordenar el plástico (en realidad, un CD) y situar al oyente, una llamada de atención respecto a lo pensado y meditado del disco. No a nivel de marketing, sino a nivel intelectual: La obra se divide en actos para degustación del espectador. Una vez puesta en marcha la maquinaria sorprende la naturalidad con la que confluyen el rock y el pop británico de los años sesenta con el pulso español, en una nutritiva mezcla muy bien llevada. Descarados guiños a los Stones, a Beatles, al pop mediterráneo en el sorprendente tema titular o referencias cinematográficas o musicales explícitas en las letras son simples puntos cardinales para la propuesta de Alis. Aquí de lo que se trata es de clavar la canción, de emocionar al oyente. Y lo consigue. “Entren, pasen y beban” inicia un viaje de forma inmejorable, “Errol Flynn” se hace imprescindible con un puente y estribillo perfectos, al igual que la acústica “Liverpool” (adivinad por quiénes va).
    La materia prima que el músico presenta es de primera calidad, de melodías vocales irresistibles, pero es que los arreglos musicales elevan cada canción, dotándola de detalles precisos que no ahogan un esqueleto férreo. Las melodías son puro pop, absolutamente tarareables aunque no por ello fáciles o simples. Al contrario, se aprecia el trabajo dedicado a centrar y enderezar unas canciones que, precisamente, pueden alardear de ser eso mismo: Canciones con mayúsculas. No hay aspavientos rockistas, no hay vacuidad pop, pero Cuando el sol nos dé calambre es rock y es pop, tiene actitud, tiene sensibilidad. Y nervio, mucho nervio. Una gozada que debería acabar en la colección de cualquier lector de EFE EME.
JUAN JOSÉ ORDÁS FERNÁNDEZ.

Alondra Bentley 
Ashfield Avenue

ABSOLUTE BEGINNERS

Simplemente portentoso. Sólo así cabe calificar el primer largo de esta joven británica, afincada en Murcia desde los 4 años, que posee, ya para empezar, una de las voces más cautivadoras que el panorama estatal nos ha dado en años. Una voz que destila clase, sensibilidad y refinamiento, a quienes muchos ya relacionan con –palabras mayores–Joni Mitchell, Vashti Bunyan o Nina Simone (uno añadiría sin tapujos a Leslie Feist como su paralelismo más contemporáneo) y que se acopla como un guante a un registro que bascularía entre el folk pastoral y el pop confesional, si bien cualquier etiqueta salta hecha trizas ante doce temas que rebasan con creces el más mínimo control de calidad, también desde el plano compositivo. Tanto si es desde la desnudez acústica (“Sunglasses”), como acolchada por cuerdas (“Still be there”, “Sugarman”) o con el piano como guía (“Of all living creatures”, “Why a human being?”, “Giants are windmills”), Alondra Bentley ha dado forma a un debut que ni siquiera necesita padrinos, pese a que el sello del estudio Paco Loco y el nombre de César Verdú (Schwarz) figure en la producción y la nómina de colaboradores sea tan rutilante, con Joserra Senperena, Xel Pereda (Lucas 15, Nacho Vegas), Joaquín Pascual (Mercromina, Travolta), Gary Olson (The Ladybug Transistor) o Fino Oyonarte (Los Enemigos, Clovis) entre ellos.
    Un trabajo absolutamente delicioso, que no descuida su palpable veta comercial y que podría sin complejos subirse a las barbas de cualquier fenómeno a lo Russian Red que se precie.
CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

Madeleine Peyroux 
Bare bones

DECCA/UNIVERSAL

Madeleine Peyroux supera miedos personales y se enfrenta –por primera vez en toda su carrera– con un álbum cuya firma aparece en todas y cada una de sus once canciones. Por supuesto con la ayuda de su productor de cámara, el siempre imprescindible Larry Klein (es increíble el callo que ha pillado este hombre como productor “en femenino”). Pero también de otra gente de igual lustre, como Walter Becker (con ese marchamo tan Steely Dan presente en “You can’t do me” o en el propio tema homónimo) o su amigo Julian Coryell (sí, el hijo pequeño del guitarrista Larry Coryell). Por el camino se ha visto sorprendida de lo mucho que ha tenido que desnudarse. Un peaje del que espero no se arrepienta en el momento en que descubra la altísima calidad de lo dejado: un folk pop de bellísimos arreglos y artesanal construcción (que la aleja del jazz de las grandes divas mientras la acerca al arte vocacional de aquellos grandes cantautores de los 70), y unos músicos estupendos.
    Entre sus pensamientos más íntimos hay sitio para la dicotomía que le produce ser norteamericana y haber vivido la mayor parte de su vida en Francia, la pérdida de su padre o la búsqueda de un ideal de felicidad que no conlleve un grado de burguesía que haga zozobrar sus ideales. Y sí, claro, con esa voz frágil y resistente a un tiempo que la hacen tan vulnerable a las comparaciones con Billie Holiday. Puede estar orgullosa: aquí está más cerca de Bob Dylan, Leonard Cohen y Joni Mitchell de lo que nadie podría pensar podría estar. Una recomendación: “Our lady of Pigalle”. ¡Chapó!
GERNOT DUDDA.

La Bien Querida 
Romancero

ELEFANT

Por fin ha estallado una pequeña polémica en la pequeña historia de la independencia española. Y lo encaro con alegría porque las épocas sin tensiones suelen ser aburridas e improductivas. En este caso el berrinche surge porque la maqueta de Ana Fernández-Villaverde, tesoro espectral, foco de magnetismo para los degustadores de secretos del pop español, ha sido mancillada –recojo opiniones, no me defino– por la producción de David Beef. Diversión asegurada para el crítico.
    Escalpelo, a ver qué ocurre. Y lo que ocurre es que unas canciones que estaban vestidas de clara sencillez y escotadas con tirantes de susurros, ahora se visten de ropajes y de puntillas barrocas. Únicamente esto, porque las canciones son las mismas y esa transparencia en la voz que tanto bien ha hecho al pop español –Ana D, Nosoträsh o Jeannette son referentes claros– existe en ambas versiones. Es comprensible el enfado, algunos pueden sentir herida su conciencia de poseer un secreto o su sensación de atesorar lo entrañable. Ya se acostumbrarán.
    Porque parece ser que el disco lleva números para convertirse en la sensación del momento, y no me iba a extrañar nada que acaparase primeros puestos entre los mejores discos del año. Bien es cierto que algunas canciones han perdido la evocación de lo imperfecto para convertirse en certeros preciosismos, pero a otras el vestido les sienta como un guante. Vamos a por ellas. “Corpus Christi” adopta un cierto aire francés que cala en cada una de sus palabras, “De momento abril” se convierte en una ranchera que bajo un aire de aparente banalidad –“me hubiera casado contigo de habérmelo pedido”– esconde ese sentimiento tímido que a la postre resulta el más auténtico. Incluso “El zoo absoluto”, ya perfecta en la maqueta conjuga su pop introspectivo con la Orquesta Arab de Barcelona y ello abre las carnes de la canción.
    Por otra parte alguna de las nuevas augura caminos espléndidos. “7 medidas de seguridad” representa la cumbre del disco, una de esas canciones que la primera vez que la escucha sientes que te va a acompañar años y años, con esa letra tan cómoda y esa guitarra flamenca que bordea la hondura. Jota o Antonio Luque la avalan, The Magnetic Fields le prestan a veces plantillas y ella ha perdido la ingenuidad, “Se pierde con el tiempo”, sí, pero nunca es definitivo.
CÉSAR PRIETO.

Joe Bataan with Los Fulanos
King of soul

VAMPISOUL

Golpe de efecto de Vampisoul, el subsello de Munster Records especializado en sonidos bailables. Aprovechando la gira que Joe Bataan hizo a principios del año pasado por España con los barceloneses Los Fulanos como grupo de apoyo, se proyectó la grabación de este disco del Rey del Latin Soul, editado en CD y vinilo. Bataan recupera en este LP viejas canciones de su repertorio como “Subway Joe” o “Mestizo” que, con la inestimable colaboración de Los Fulanos, suenan como en los mejores momentos de su exitosa carrera durante los años sesenta. Colaborar con músicos más jóvenes también ha permitido a Bataan actualizar composiciones como “Rap-o-clap-o” y darles un barniz discotequero.
    En el disco también hay espacio para las versiones de otros artistas como “The bottle», de Gil-Scott Heron, o “Gipsy woman”, de Curtis Mayfield, dos clásicos que son revisados en clave latina, con lo que se demuestra que la buena música de baile se puede adaptar a todos los estilos. Los amantes de los sonidos más “salseros” gozarán con “Puerto Rico me llama”, el unico tema cantado en español en todo el disco.
    Como prueba de la fuerza escénica y artística que todavía atesora Bataan, se han incluido un par de bonus tracks grabados en directo durante la gira española del 2008 del King of Latin Soul, un par de cortes que demuestran que el que tuvo retuvo.
ÀLEX ORÓ.

Hiram Bullock with Billy Cobham & WDR Big Band Köln
Hiram Bullock plays the music of Jimi Hendrix

WDR/INDIGO

En agosto de 2008, apenas unas semanas después de la muerte de Hiram Bullock, el estudio 4 de la WDR (West Deutsche Rundfunk), la TV regional de Renania Westfalia, completaba el proceso de mezclas de esta olvidada grabación del “guitar hero”. Ahora ve la luz de forma póstuma aquel encuentro en vivo a tres bandas, registrado originalmente el 27 de mayo de 2004 en la Universidad de Colonia, y que reunió al propio Bullock, al batería Billy Cobham y a la famosa WDR Big Band. Los metales de estos últimos no lucen aquí tanto como en otras grabaciones con Maceo Parker o Paquito D’Rivera, por ejemplo, pero es que la ocasión tampoco estaba para esto. Conociendo a Hiram Bullock, decir “intensidad” es poco. Y más tratándose exclusivamente del repertorio de Jimi Hendrix, con el que a pesar de su ferocidad de inmenso “bluesman” sabe corresponder con elocuente fidelidad. Vocal e instrumentalmente. Incluso con mucho humor, como cuando introduce “Red house” a lomos del “Wild thing” de los Troggs. O en ese delirio tan “funkadelico” que viene a ser su revisión de “Voodoo child”, probablemente lo mejor del disco.
    Tampoco Billy Cobham es manco: sólo hay que escuchar su juego con los timbales en el solo de batería de “Manic depression”. La lista de piezas adaptadas incluye también “Crosstown traffic/Little Miss Lover”, “Foxy lady”, “Little wing” y “Gipsy eyes”. Nadie descubre la pólvora, pero en su conjunto, y visto con la perspectiva de un “ensamble” de cuatro elementos (no olvidemos a Jimi), el trabajo es más que apetecible.
GERNOT DUDDA.

Varios
El Club de Los Chicos Champán. Extremadura es pop

BON VIVANT

Es habitual hablar en la mayoría de publicaciones especializadas en pop y rock de las escenas madrileña, valenciana, catalana, gallega, vasca… pero pocas, muy pocas veces los críticos tenemos oportunidad de conocer bandas emergentes de Extremadura. El club de los chicos champán pretende llenar este vacío y nos ofrece una selección de los mejores temas de diez formaciones de esa comunidad (alguna pillada por los pelos, todo hay que decirlo, ya que se ha incluido a The Royal Suite, un grupo de Valladolid en el que militan hijos de inmigrantes extremeños a esa ciudad).
    Olvídense de Extremoduro, Bebe o la triunfita y eurovisiva Soraya. Aquí encontrarán puro pop. Bandas que cruzan el rock y la música de club sin ningún tipo de rubor como Plex; las mixturas del folk y el pop de Olivia de Happyland, el pop vitaminado de Tennis o la vanguardia electrónica de Scud Hero o Rosewell 1947. No obstante debemos destacar que en esta recopilación de maquetas y material ya publicado, sobresale el pop preciosista de Cajón de Sastre y la potencia de The Wish.
    El asunto promete. Habrá que esperar nuevos volúmenes de El Club de Los Chicos Champán para comprobar si la escena extremeña va a más.
ÀLEX ORÓ.

Para consultar el Rockola de la semana pasada, pincha aquí.