“Quique González. Una interpretación de los hechos”, de Juanjo Ordás

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“Ordás tira del hilo con oficio, alumbra las zonas oscuras, desentrañando lírica y musicalmente el cancionero de Quique González”

 

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Juanjo Ordás
“Quique González. Una interpretación de los hechos”
EFE EME

 

 

Texto: LUIS GARCÍA GIL.

 

 

En el heterogéneo universo de eso que se da en llamar pop rock español la figura de Quique González ocupa, de un tiempo a esta parte, un lugar preeminente. Con una discografía muy sólida a sus espaldas, Quique González puede decir que vende un estilo, como lo vendió Sinatra, y eso significa que ha alcanzado una personalidad definida y contrastada, llevando a su territorio sus múltiples referencias sonoras que han dado frutos de concentración lírica como “Daiquiri blues” o tan eléctricos como “Avería y redención”. En ese ámbito, las narraciones cantadas de Quique González han logrado desprenderse de toda afectación o impostación, logrando que pueda comparársele, sin rubor alguno, con algunos de esos artistas de referencia a los que cita o guiña.

Esa es la tesis, bien defendida, que desarrolla Juanjo Ordás en su “Quique González. Una interpretación de los hechos”, que viene a enriquecer la bibliografía emergente sobre el artista madrileño: hace unos años se publicó “Quique González, una historia que se escribe en los portales”, de Eduardo Izquierdo, una especie de historia oral del cantautor. Pero el concepto de cantautor debiera verse en un sentido más amplio, sin las etiquetas restrictivas a las que estamos acostumbrados, y sabiendo valorar que dentro de ese campo podemos advertir muchos más matices que los que normalmente quieren vislumbrarse desde una perspectiva musical netamente anglosajona. La existencia en los años setenta de cantautores como Cecilia, Serrat, Hilario Camacho o Aute refrendan que los cantautores de nuestro país bebían de fuentes muy diversas.

De algún modo Ordás insiste y persiste en situar a Quique González al margen del arquetipo francófono de algunos cantautores españoles –guitarra de palo y voz–, tuteándose con los grandes referentes anglosajones. Cada disco de Quique González refleja una búsqueda en ese sentido, donde tanto pueden caber Tom Petty como Tom Waits o el mismísimo Dylan de los años setenta. Toda esa estética rotunda y enérgica está muy presente en aquel directo grabado con el título de “Ajuste de cuentas”, feliz consecuencia celebratoria del excelente “La noche americana”.

 

 

Ordás tira del hilo con oficio, alumbra las zonas oscuras, desentrañando lírica y musicalmente el cancionero de Quique González con sus ecos cinematográficos y su machadiana forma de cantar lo que se pierde. Esa melancolía vital –nada paradójica– articula sus creaciones, su indagación consciente, su modo de ser palabra y rock en el tiempo. En la ejecución de la empresa, Ordás hace bien en buscar el testimonio de los músicos, de los colegas de carretera de Quique González, de quienes tutelaron sus discos, contribuyendo a la composición de un relato emocional y de un fresco rotundo de un creador inspiradísimo que estos días acaba de publicar un nuevo cedé titulado “Me mata si me necesitas”.

Quique González requería de un libro de estas características que explicara su evolución musical y la honestidad que recorre toda su obra, sin concesiones a la industria, con una admirable forma de entender el oficio y de encontrar la complicidad de una audiencia sensible. El libro de EFE EME destaca también por la parte gráfica, por las fotografías que conforman también el itinerario artístico de Quique González, desde la bisoñez lógica de “Personal” a la maduración expresiva de los últimos tiempos que incluye joyas como ‘Su día libre’ o ‘La casa de mis padres’, que Juanjo Ordás sitúa en lo más alto del cancionero de su autor.

 

«Quique González. Una interpretación de los hechos», solo está a la venta desde La Tienda de Efe Eme. Puedes comprarlo pinchando en este enlace.

 

 

Anterior crítica de libros: “Roy Orbison. Más allá de Pretty Woman”, de Federico Navarro Varas.

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