Quique González: Doblete madrileño

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Estuvimos en los dos conciertos madrileños de González, con los que arrancaba su nueva y esperada gira.

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

El inicio de gira de Quique González era una cita a la que EFE EME no podía faltar, y eso que el comienzo de un tour no siempre suele ser el momento ideal para contemplar a un artista: La banda no está rodada, siempre existen los nervios iniciales y el repertorio aún no ha tomado forma. No obstante, después de ser testigo de los excelentes conciertos del día 18 y 20, podemos asegurar que nos encontramos ante la gira definitiva del músico madrileño. Y estamos hablando de las primeras fechas, ¿a qué niveles puede llegar la banda cuando la carretera les haya cohesionado aún más?

La primera fecha tuvo lugar en el Auditorio Pilar Bardem, en la madrileña localidad de Rivas. Bien situado y de sencillo acceso, el auditorio cuenta con una gran acústica y con un agradable personal que hacen de él un lugar a tener muy en cuenta de cara a futuros conciertos. Al borde del «sold out», el público se mostraba impaciente y se entretenía divisando caras conocidas entre los asistentes, como la de Carlos Raya.

Precedidos por la introducción de «Vete con cuidado», Quique y La Aristocracia del Barrio arrancaron con una revisada versión de «Y los conserjes de noche» que bien podría formar parte de su última producción en estudio, ese formidable Avería y redención 7#. Es importante destacar que los nuevos bríos de los que hace gala en el citado LP empapan todo el concierto, presentando nuevas versiones de temas antiguos, en los que el pulso del nuevo grupo se hace notar. Tanto, que sería una lástima que esta gira no quedara inmortalizada en un trabajo en vivo o, al menos, en un EP. Bien es cierto que algunos de sus músicos llevan tiempo con él, pero si atendemos a criterios puramente creativos, es innegable que nos encontramos ante una banda nueva. Jacob Reguilón siempre ha estado al lado del de Madrid, pero el siempre sorprendente Javier Pedreira tan solo había hecho un tour a su lado y para Carlos Arancegui se trataba de su bautismo de fuego.

González jugó con su cancionero, dando vía libre a su banda, liderando pero permitiendo a cada uno de sus integrantes sus instantes de gloria, como el brillante solo de Javier Pedreira en «Se equivocaban contigo». Y es que toda la actuación fue grupal, pues en ningún momento se quedó el artista solo en el escenario. Totalmente confiado, entablando conversaciones con la audiencia y muy centrado en dar una versión sentida y veraz de sus canciones, Quique atacó con fiereza «Miss camiseta mojada», gesticuló con energía mientras interpretaba al piano «Avería y redención» y regaló al público un par de joyas olvidadas: «Fito» y «Avenidas de tu corazón». La audiencia recibía los nuevos temas como si fueran clásicos, aunque la mayor ovación dentro de las novedades se la llevaron «Hay partida», «Lady drama» y la ya nombrada «Avería y redención». En resumidas cuentas, un repertorio valiente (no sonó «Pequeño rock and roll» ni «Caminando en círculos”), sorprendente (impresionante la nueva versión de «Polvo en el aire») y ante todo emocionante (desbordante «Los desperfectos»). Inmejorable arranque, aunque a los dos días lo bordaría aún más en Leganés.

El sábado 20 la situación era distinta. El grupo se mostró aún más confiado, cuajaron un concierto igualmente excelente, pero esta vez en un entorno bastante más académico aunque con una acústica destacable. El Auditorio Padre Soler realmente se asemeja bastante a un aula magna universitaria, no en vano se encuentra situado en plena Universidad Carlos III, en la madrileña localidad de Leganés. Esta vez la banda parecía más relajada, el público estaba tan efervescente como en Rivas y quizá fue esa combinación de relax y euforia lo que provocó que el show fuera sensiblemente superior al anterior.

La contundencia de Carlos Arancegui en los parches se dejó sentir en todos los rincones del recinto, Pedreira volvió a hacer gala de su estilo, entre el clasicismo y la innovación, y Jacob Reguilón liberó gruesas notas de bajo, tan llenas de “feeling”, que en temas como «Betty» casi conformaban la espina vertebral de la canción. Por su parte, Quique dejó asomar aún más su planta de clásico, y es que en ocasiones, desde el respetable, teníamos la sensación de estar observando un trozo de la nueva historia musical española. Canta y entona mejor que en cualquiera de sus anteriores giras y, ante todo, se muestra más versátil. Lo mismo arremete un «Te lo dije» lleno de energía, dejándose conducir por la salvaje interpretación que ejecutan La Aristocracia del Barrio, que pone los pelos de punta con «Doble fila». Para los más atentos, en mitad de «Avería y redención» hizo una pequeña alusión a Leiva de Pereza, que se encontraba entre el público.

Esta vez el repertorio cambió levemente, lo cual agradecimos los que coincidimos en ambas fechas. «Avenidas de tu corazón» dejó paso a «Días que se escapan» y «La cajita de música» fue reemplazada por «Número 7». El final, al igual que en Rivas, fue rematado por una poderosa versión de “Vidas cruzadas”, que puso al auditorio al borde del delirio y que quedó saciado pero deseando más.

Buen repertorio, excelentes músicos, perfecta acústica, entradas agotadas… Todo estuvo a favor de sus conciertos madrileños. Pero la mayor victoria de Quique fueron sus canciones, pues el público habría quedado igualmente complacido aunque el repertorio escogido hubiese sido radicalmente distinto, y eso sí que es un triunfo.

 

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