Punto de partida: Ariel Rot y Almendra

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“Es un disco mágico, inspiradísimo, donde ya se percibe claramente que este joven iluminado poseía una lírica, una poesía y una voz tremendamente personal’”

 

A escasos días de su actuación en Madrid (20 de junio, sala El Sol), Ariel Rot sigue volviendo a los clásicos. Y en sus orígenes se encuentra con un álbum que dejó mucho poso en su hacer: el debut del grupo argentino Almendra. Y nos relata por qué.

 

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Almendra
“Almendra”
RCA VIK, 1969

 

 

Texto: ARIEL ROT.

 

 

El primer disco que en cierto modo transformó mi vida (lógicamente luego hubo alguno más a lo largo de mi juventud) fue el primero del grupo argentino Almendra. Escuchar esa obra fue abrir una puerta a un territorio desconocido y fascinante, un antes y un después. Ya desde la portada, sentías que se trataba de algo especial y en cierto modo revolucionario. Un dibujo del mismo Spinetta de un extraño ser con una especie de gorro de natación a rayas, una flecha de juguete clavada en la cabeza, un pañuelo rosa y una lágrima. Si describo los detalles es porque era lo primero que te ponía en sintonía con la atmósfera del disco y creaba un efecto hipnótico. Te quedabas observando ese personaje durante horas mientras escuchabas el disco una y otra vez. Aún me sigue impresionando cuando la veo.

El álbum salió en el año 1970 y me lo regaló un amigo de mi padre que tenía una tienda de discos. Ese año empezaba a aficionarme al rock y a hacerme con una pequeña colección de vinilos. Creo que eran cuatro o cinco que escuchaba sin parar, aunque el único en castellano era este. Como lo podía cantar, pasaba días enteros intentando resolver con mi guitarra los acordes de esos temas tremendamente complejos para un niño de diez años.

Creo que a esta alturas ya no tengo que explicar que Almendra fue la primer banda de Luis Alberto Spinetta (espero no tener que contar a los lectores de EFEEME quién es), y en este primer disco están las canciones que compuso siendo prácticamente un adolescente. Impresiona pensar que alguna las escribió con solo 17 años. Es un disco mágico, inspiradísimo, donde ya se percibe claramente que este joven iluminado poseía una lírica, una poesía y una voz tremendamente personal. Es como si Spinetta nos dijese: “Hey, terrestres, escuchad lo que hacemos en el planeta de donde vengo”. Me imagino que se trata de un mundo con una civilización artísticamente más sutil y avanzada que la nuestra, que enviaron algunos emisarios para prevenir la degradación y vulgarización de la música en la Tierra. Evidentemente, el plan fracasó.

No sé si el disco fue un éxito comercial en su momento (no éramos muchos los que consumíamos rock), pero tiene varios himnos que pasaron a la historia, entre ellos ‘Muchacha (ojos de papel)’, que se convirtió en una de las canciones icono de la música popular argentina. Más allá de la trascendencia, el disco está lleno de obras maestras. ‘Laura va’ (un ‘She’s leaving home’ en castellano que no tiene mucho que envidiar a la de Paul), la rockera ‘Ana no duerme’, ‘Fermín’, ‘Figuración’, ‘A estos hombres tristes’… En ellas mezclaban sin complejos jazz, pop, rock, psicodelia y tango, y lo convertían de una manera natural en un lenguaje propio y único.

El disco lo escucho muy poco, diría que casi nunca. Es como una medicina que guardo para los momentos en que es absolutamente necesario utilizarla. Probablemente pida que me lo pongan antes de mi último suspiro.

 

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