Pepe Robles: Empezar de nuevo

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Pepe Robles. Entrevista

Estuvo en Los Ángeles, lideró a Módulos, recibió los años 80 formando pareja artística con Teddy Bautista y luego llegó el silencio. 26 años de silencio hasta la edición de su primer disco en solitario. Pero aquí está de nuevo Pepe Robles, uno de los nombres esenciales de nuestro pop.

Texto: JUAN PUCHADES.

A Pepe Robles se le conoce, esencialmente, por haber liderado a Módulos, aquel grupo con regusto por el pop sinfónico que grababa en la escudería Hispavox en los tiempos del Sonido Torrelaguna y del que todo el mundo recuerda una canción, “Todo tiene su fin”. Aquello sucedió en el decenio 1969-1979, pero antes había debutado profesionalmente, durante un par de temporadas estuvo con ellos, en Los Ángeles.
Robles, tras el fin de Módulos, reapareció en 1981 en compañía del ex Canarios Teddy Bautista en una aventura en formato de dúo que, a la postre, sería durante mucho tiempo el último episodio que protagonizaría. Exactamente, hasta su regreso hace unas semanas con el excelente disco Pepe Robles (Factoría Autor), su primer trabajo plenamente en solitario, han transcurridos 26 años. Que se dice pronto.
Con este nuevo álbum, Pepe Robles se presenta como el excelente compositor e intérprete que siempre fue. Un músico brillante que mantiene la misma voz de siempre pero que, musicalmente, ha evolucionado hacia una suerte de pop adulto bañado en arreglos jazzísticos. Aunque asegura que no le gusta volver a escuchar sus viejos discos, comprende que en este regreso –o inicio de su carrera solista, según se mire– algunos le vamos a hacer que vuelva la vista atrás, que rememore su historia que es, a la vez, una de las más distinguidas, y poco conocidas, del pop español. Y es que la alargada sombra de los logros conseguidos por Módulos, alcanza a varias generaciones de aficionados.

La primera pregunta, parece inevitable: ¿Por qué este silencio tan largo, de 26 años, sin sacar un disco a tu nombre?

Tú sabes cómo están las cosas musicalmente, el problema que hay con las compañías. Si quieres hacer algo concreto es difícil, sobre todo lo que yo he hecho, que creo que es una música un tanto atípica para lo que se hace en España. Me ponían muchas pegas, siempre me decían que sí, que hiciera algo pero incluyendo temas antiguos y yo no quería, claro. En realidad había roto con lo anterior, pero desde hace muchos años. Pero la gente se queda como colgada con lo que has hecho. Pero para mí, lo que hiciste, hecho está.

En España además, parece, desgraciadamente, que a los músicos que surgisteis, sobre todo en los 60 y los 70, no os han dejado crecer. Es como si llegado determinado punto, que quizás tuvo lugar en la segunda mitad de los 80, fue casi como si estuvierais condenados a entrar exclusivamente en el circuito de la nostalgia.
Exactamente.

Lo cual es horrible, porque además erais músicos de sólo treinta y tantos años.
Sí, fue horrible, y para mí especialmente porque soy de los que creen que agua pasada no mueve molino. Sobre todo me gusta seguir y mirar hacia delante, no hacia atrás. Tanto que cuando termino un disco no lo vuelvo a escuchar nunca, empiezo inmediatamente a pensar en el siguiente. Y me pongo a investigar, que es el trabajo más interesante de un músico. He tenido muchos problemas, hasta que me decidí a hacer el disco y producirlo yo.

Porque hay que decir que en este nuevo disco, la producción es tuya no sólo en lo artístico, sino también en lo que llamaríamos la parte “ejecutiva”, la de financiar la grabación.
Sí, completamente. Así no tengo que depender de que me pongan las típicas pegas de si este tipo de música es difícil. Que ese es otro problema de las discográficas, los directores artísticos. Al menos, hace años, la gente que había eran expertos o músicos que entendían lo que querías decir. Pero ahora, con todos mis respetos, cualquier persona es un director artístico. Gente que proviene de profesiones que no tienen nada que ver con la música. Te puede gustar la música, pero debes tener unos conocimientos mínimos. De todos modos, este no es un problema sólo local, ya es mundial. Y los músicos estamos como infravalorados porque te ponen muchas cortapisas y la única solución que te queda es hacértelo tú a tu aire. El otro día estaba escuchando una entrevista con Steve Winwood, ¡y fíjate el recorrido de este hombre!, y al final él también tiene que hacer sus cosas y trabajar en compañías pequeñas porque las grandes se han quedado para hacer música chicle, música de usar y tirar. Que eso ni es música ni es nada.

Tú, además, siempre has sido un músico al que te ha gustado mucho elaborar la música.
Sí, por supuesto.

Creo que siempre has pensado en un oyente “instruido”, adulto, no has hecho música para consumo rápido, pese a que en ocasiones haya tenido éxito lo que has hecho.

Exactamente. Si las cosas que haces luego se venden, muy bien, pero a mí lo que me gusta es la música. Soy músico, ante todo soy músico. A mí me interesa la música. No me interesa aquello de “podías componer una canción que tenga seis compases de tal y que la gente se quede con ella y la podamos vender”. No, eso no me interesa, sinceramente. Yo quiero hacer cosas interesantes o, por lo menos, lo más interesante que yo pueda hacer. Evidentemente, siempre te guardas muchas cosas, porque si yo hiciera lo que quiero seguramente sería muy difícil que lo sacaran. Y siempre haces concesiones, que sea de fácil escucha, que la armonía no sea demasiado complicada. Y aún así hay gente que me dice, “es que hay cosas muy jazzísticas”.

Pues a mí me gusta cómo has logrado introducir en canciones de estructura claramente pop arreglos de jazz.
Sí, es que es eso: estructura pop y arreglos de jazz. Mi idea era hacer algo que se entienda, algo que no sea muy complicado de oír por la gente. Es componer una estructura pop y, sin embargo, armónicamente, es muy jazzística. Pensé que era una forma de enriquecer las canciones. Mi idea era cubrir las dos facetas que me gustan: hacer música y hacerla de una forma más comprometida.

Contigo teníamos la percepción de excelso vocalista, y la primera impresión al escuchar este nuevo trabajo es que mantienes la voz igual, pero sí te has dado el gusto de sacar tu parte más guitarrística.
A veces me preguntan qué me siento más, cantante o guitarrista, y suele decir que soy cantarrista. Lo que hecho toda mi vida ha sido cantar, pero desde que empecé profesionalmente en el mundo de la música empecé a tocar la guitarra para poderme acompañar, para poder componer. Así que me siento eso… Cantarrista.


ENTRE LOS ÁNGELES

Vamos a tus orígenes, ¿Cómo comenzaste a introducirte en la música?
Como todos los chavales: tienes grupillos, tocas en clubs pequeños…

¿Siempre en Madrid?
Sí.

¿Pero naciste en Málaga o en Madrid?
De casualidad nací en Madrid, pero toda mi familia, mis hermanos, mis padres, son malagueños. Mi madre vino a Madrid embarazada y me tuvo aquí. De pequeño estaba bastante en Málaga, pero me he pasado la vida en Madrid. Y en la época de Módulos en Madrid y Valencia.

Sigamos con tus inicios.
Conocí a gente de Los Ángeles y me dijeron que si me apetecía ir con ellos, porque había gente que se iba a la mili y suplí a uno de ellos. Estuve con ellos casi dos años.

Con Los Ángeles, en ese periodo, incluso compones para ellos, así que tu papel fue un poco más allá del mero sustituto temporal.
Sí, compuse un par de temas para dos discos diferentes.

¿Era lo primero que componías?

En plan serio, digamos que sí, aunque ya había compuesto cosillas. Pero, vamos, nunca habían visto la luz. Con Los Ángeles estuve cerca de dos años y me marché cuando los otros vinieron de la mili. Hubo sus historias ahí, porque por un lado querían que me quedara, pero por otro tenían aquello de que el puesto era de ellos. Yo aquello lo entendía y me marché. Y ya fundé Módulos.

LA LARGA SOMBRA DE MÓDULOS

¿Cómo fue la fundación de Módulos?
Rafael Trabuchelli, que estaba en la casa de discos de Los Ángeles, Hispavox, ya me conocía y al salir del grupo quería que yo cantara solo. Lo que pasa que aquella era la época de los grupos y yo quería tener un grupo. Y le dije que lo que me apetecía, más que cantar solo, era tener un grupo, y me dijo que adelante, que me buscara gente y que montara un grupo.

¿Qué tipo de sonido era el que buscabais, o buscabas, para Módulos. Porque siempre se ha hablado de Vanilla Fudge como referencia inmediata?
Es que yo era un forofo de la música americana. No es que no me gustara la música inglesa, que los Beatles siempre me encantaron, pero sí que he estado muy influenciado por la música americana y Vanilla Fudge me gustaba muchísimo. No es que hiciéramos cosas tipo Vanilla Fudge, pero yo sí que estaba muy influenciado por ellos. De ahí salió una historia personal, porque por mucho que te influyan, acaba saliendo otra cosa, porque sino sería una copia.

¿Cómo reclutaste a los otros tres componente de Módulos?
A Tomás (Bohórquez) ya lo conocía, que era el teclista, al bajista (Emilio Bueno) también, y uno de ellos, creo que fue el bajista, llamó al batería (Juan Reyzábal). Quedamos un día para ensayar y les expliqué mi idea; ellos estaban un poco fuera de onda en el sentido de hacer algo original. Fue fácil, les expliqué lo que quería y cómo lo quería, les pareció bien y así sucedió.

¿Trabajasteis sobre el material de Realidad, el primer LP?
Sí, aunque antes hubo un single.

¿Cómo era trabajar en el estudio con Trabuchelli, que era el productor del grupo?
Muy bien, Trabuchelli era un músico excepcional. Era un productor que sabía lo que hacía, un músico estupendo. Y muy majo en lo personal y a la hora de trabajar con él.

¿Hasta qué punto colaboró Trabuchelli en ese sonido tan personal que tenía Módulos?
En nada. El estaba sólo con la producción, pero, en algún tema, como su formación era clásica, pues sí metía cosas. En “Todo tiene su fin” metió unas trompas y en algún otro tema, metió algún detalle. Pero, por lo demás, él nos daba plena libertad para trabajar los temas como quisiéramos a nivel de arreglos. Jamás dijo esto lo hacéis de esta otra forma, jamás. Siempre nos dejó hacer.

Formáis parte del famoso sonido Torrelaguna, del sello Hispavox. Salieron muchos buenos discos desde allí.
Sí, para mí, fíjate, la década de los 70 es una época dorada, porque a partir de los 80 la cosa empezó a decaer muchísimo.

Sin querer entrar en el famoso conflicto de “Todo tiene su fin”, pero siempre me ha llamado la atención que seguiste con Reyzábal en el grupo después de lo que pasó [hubo una demanda judicial porque éste decía que la canción era sólo suya, cuando la música era de Robles].
Él estuvo un tiempo más, pero… Se sintió un poco pillado. A mí no me gusta hablar de esto, porque, al fin y al cabo, fue compañero mío y no me gusta entrar en esa dinámica. Pero, bueno, él cuando se sintió como pillado, se marchó. Nosotros no le echamos. El dijo que se marchaba.

¿En qué LP se fue él?

Hace tanto tiempo… Creo que hizo dos LPs y se marchó.

¿Las relaciones con Reyzábal fueron, durante ese periodo, agrias? ¿Cómo era vuestra relación interna, porque imagino que no es fácil de llevar el que de pronto surja aquello?

Yo sólo miro lo positivo. La parte que me corresponde musicalmente, cada uno teníamos nuestra vida. Ya llega un momento en el que te lo tomas de manera profesional y pasas de esa historia.

En aquella época y en España, trasladar el sonido de Módulos del disco al directo no debía ser fácil.
Pues era muy sencillo. Primero, grabábamos nosotros, porque en aquella época había grupos que no grababan ellos. Y, luego, utilizábamos los mismos instrumentos que en la grabación. Así que, bueno, mejor o peor, tímbricamente sonaba igual.

Con equipos para directo, imagino, no muy buenos.
En aquellos momentos aquí había… no te lo puedes imaginar. Eso sí ha evolucionado muchísimo.

Me decías antes que en la época de Módulos pasaste mucho tiempo en Valencia, ¿cómo fue eso?
Porque íbamos mucho a actuar allí. Muchísimo. Valencia creo que fue la región en la que más y mejor acogida tuvo Módulos. Tocábamos muchísimo en discotecas de allí. En Torrente estaba Bony, el Dandy… En aquella época en Valencia había muchas discotecas, y además eran enormes. Discotecas así no había en otro sitio y ahora no existen. Bony era enorme, algo desproporcionado. Además, tocábamos sin parar en todo el circuito de pueblos valencianos.

En directo os dejabais llevar más por la estética progresiva de improvisación u os ceñíais más a lo grabado en el disco.
Normalmente hacíamos lo de los discos. Hombre, a veces hacíamos alguna cosa especial, pero hacíamos lo de los discos, que era lo que la gente venía a escuchar.

En realidad, Módulos era un grupo entre progresivo y sinfónico.
Exactamente. Has dado en el clavo.

En el 75 y 76 grabáis los últimos discos para Hispavox, dos singles, con la incorporación de Juan Cánovas en la batería. ¿Cómo fue esa última época para Hispavox?
Empezábamos a tener problemas con la compañía, pero por lo que te decía al principio, tú quieres seguir avanzando y la compañía te dice que no, que sigas haciendo lo mismo. Ese handicap hace que te pienses las cosas y que te quieras ir a otro sitio. No llegamos a un acuerdo y dejamos Hispavox.

¿Cómo recibió Hispavox canciones de esos singles últimos como “Siglo XXI” o “Consumo SA”, con textos más duros que lo que veníais haciendo?
Ya no les gustaba mucho. Por ahí empezaron los problemas, incluso con Trabuchelli. Porque Trabuchelli era un músico estupendo pero estaba un poco chapado a la antigua, o se había quedado en un sitio y no quería salir de ahí, le costaba trabajo salirse de ese mundillo. Y eso que nosotros, entre paréntesis, tuvimos mucha suerte, yo sé de gente a las que les ponía muchas pegas para grabar y, sin embargo, a nosotros nos daba siempre rienda suelta. Pero al final, quizás, para él era demasiado el escalón que habíamos avanzado y no estaba de acuerdo.

Te citaba esos temas porque daban la sensación de que estabais introduciendo contenido social, o semipolítico. Una actitud diferente a la etapa anterior.

Sí, pero nunca hablé con él sobre eso. Sólo vi una cierta frialdad, quizás porque aquello no entraba en sus perspectivas musicales.

El último LP del grupo, ya fuera de Hispavox, es el famoso disco sin nombre y con tres portadas diferentes.
Sí, porque lo hicimos con una compañía y ésta a su vez se lo vendió a otra y etcétera, etcétera. Ése fue el último trabajo.

Entonces había entrado en el grupo Sherpa (luego en Barón Rojo). ¿Fue un disco autoproducido?
Sí, totalmente.

Es un disco que siempre me ha gustado, con canciones como “Beatles”, “Otoño en cualquier lugar”, “2000 años tristes”… Me parece que era un buen trabajo.
A mí también me lo parece. Pero los tiempos eran otros, aquello está grabado en 1979 y editado en una compañía pequeña, una independiente de la época. A la vez cada uno tiraba por su lado y se fue deteriorando la historia. Yo disolví el grupo.

¿Sabes que hoy los discos de Módulos, en las ediciones originales, se cotizan muchísimo?
Ah, pues no lo sabía.

Pues sí, en Ebay alzanzan cifras muy altas. Sobre todo el último, quizás por ser el más difícil.
Fíjate, qué cosas.

¿Qué te parece que Medina Azahara lleve como fija de sus directos “Todo tiene su fin”?
Bueno, todo el mundo tiene derecho a hacer versiones de otros músicos. Nosotros lo hicimos con temas de los Beatles.

¿Qué te parece la versión de Medina Azahara?
No me parece mal. Vamos a ver, no es la versión que quizás más me guste, primero porque le cambiaron el tempo, y es tipo rock. Pero la respeto. Pienso que hay que respetar lo que hace cada músico, porque es así.

También ha servido para que, con los años, otras generaciones conocieran la canción.

Claro, por supuesto que sí.

RADIACTIVO CON TEDDY BAUTISTA

En 1981, reapareces con Teddy Bautista. Creo que, en principio, ibas a grabar un disco en solitario pero producido por Teddy. ¿Cómo fue la historia de aquel disco, Radiactivo?
Teddy y yo, evidentemente, nos conocíamos. Un día le conté que estaba recopilando temas para hacer un disco y me dijo que le gustaría producirlo. Y le dije que adelante. Él fue el que se puso en contacto con Ariola y empezamos a trabajar en el estudio. Y fue Teddy el que me propuso hacer el disco juntos, como un dúo, y le dije que sí porque pensé que podía ser una buena experiencia. Así que hicimos Radiactivo y un segundo disco que no llegó a salir, aunque no estaba terminado del todo.

¿Se quedó en maqueta ese segundo disco?
Más que en maqueta, ya estaban grabadas las bases, sólo faltaba poner las voces. Y, bueno, no llegó a salir por problemas con la compañía.

En Radiactivo te presentas, claramente, con otro sonido: Más directo, menos elaborado.
Sí, quizás es un disco más directo. Me parece que es un disco interesante, sobre todo para la época, porque entonces aquí nadie hacía nada así. Ese tipo de instrumentación y de arreglos aquí nadie los hacía. Creo que es un LP interesante, pero no lo he vuelto a escuchar.

¿No lo has vuelto a escuchar?
No, nunca vuelvo a escuchar nada de lo que hago.

¿Por qué?
Porque pienso que, en cierto modo, es una pérdida de tiempo. Porque qué voy a hacer, ¿escuchar de nuevo lo que he hecho y decir, que esto nos pasa a todos los músicos, “aquí podía haberlo hecho de otra forma; aquí podía haber incluído esto otro”? Siempre hay algo que habrías hecho de otro modo. Y ese tiempo perdido, porque para mí es tiempo perdido, me lo quito de componer cosas nuevas.

¿Llegasteis Teddy y tú a tocar en directo?
Sí, pero hicimos un par de cosas nada más. Dos presentaciones, una en Barcelona, como teloneros de Robert Palmer, y una sólo nosotros en Madrid, en el Teatro Alcalá. Sólo esos dos conciertos. Íbamos con parte de Alcatraz, el trío de metal.

Decías que el segundo disco no llegó a salir por problemas con la compañía. ¿Qué pasó?
Que entró otro director y quería que hiciéramos una versión de “Ponte de rodillas” y una de “Todo tiene su fin”. En aquel momento aquello era algo relativamente reciente todavía, pero él decía que eso era lo comercial.

Creo que con Teddy también hiciste algunas bandas sonoras, ¿no?
Sí, hicimos alguna cosa… que no nos gustaba mucho, pero, bueno.

¿La sociedad funcionó?
Sí, por supuesto, nos entendíamos perfectamente, y nosotros seguimos en contacto. Nos vemos de tarde en tarde, porque Teddy es un hombre tremendamente ocupado. Pero aún seguimos viéndonos.

EL REGRESO

Esta pregunta es inevitable: ¿Qué has hecho durante estos 26 años?
Después de grabar con Teddy me fui a Estados Unidos, a Los Ángeles, a estudiar en una escuela para guitarristas. Luego regresé, e hice giras con mucha gente y grabé en muchos discos.

Digamos que como músico de sesión.
Sí, también compuse para otros. Lo que más se conoce fue grabar el segundo disco de Alejandro Sanz, con el que estuve de gira durante dos años. Pero dejé las giras porque eran un poco agotadoras. Yo tengo un estudio en casa, que es donde he grabado este nuevo disco. Lo que he hecho ha sido, básicamente, tocar, componer, arreglar y producir para otros músicos.

Por lo que cuentas, durante estos años has seguido viviendo de la música.
Sí, siempre.

¿Pero has llegado a escribir canciones para ti pensando en discos que no han existido?
Sí, algunos de los temas que hay en este disco, por ejemplo. Aquí hay temas que tienen bastante tiempo junto con otros escritos en los últimos dos años. En realidad, la idea de sacar este disco ha sido en el último año, porque yo componía para mí, pensando que, bah, igual alguna vez hago un disco en solitario. Componía y lo dejaba en el cajón y seguía haciendo trabajos para otra gente. Hasta que un día, en una cena en casa de Miguel Bosé, lo oyeron él y Alejandro (Sanz) y me dijeron que les parecía un material muy interesante y que debería sacar un disco con eso. Y ya me puse a trabajar en serio este material.

Muchos de los textos de las nuevas canciones son de Pedro Ruy-Blas. ¿Es amigo tuyo?

Sí, somos muy amigos, de siempre. Un día, comiendo en casa de un amigo, apareció él a tomar café, porque vivía al lado y, como yo nunca hago letras, le pregunté si sabía de alguien que me pudiera hacer una letra para un tema. Y me dijo, “sí, hombre, yo mismo. Mándamelo”. Le envié un Mp3, le encantó y me dijo que le enviara más y empecé a mandarle. Yo tenía letras hechas con otro amigo, Jorge Luis Benito, que tampoco tenía mucho tiempo y ya metido en la dinámica de querer hacer el disco necesitaba letras y Pedro me hizo todos esos textos.

Pedro es otro eterno desconocido.
Pedro es un cantante excepcional.

Y un músico innovador.

Totalmente, ahora va a hacer un disco y, de hecho, va a cantar unos temas míos. Esta misma mañana hemos hablado.

¿Tienes la intención de presentar el disco en directo?
Ahora mismo no. Ahora estoy volcado en que la gente lo conozca, que se escuche todo lo que se pueda. Que conozcan el trabajo. Pero, la idea, evidentemente, es compartirlo en directo con la gente.

¿Y pensar en el siguiente?
A ver si el año que viene se puede hacer.

Así que has vuelto para quedarte.
La verdad es que nunca me he ido.

Pero estuvimos 26 años sin oírte.

Eso es otra cosa. Pero sí, he vuelto para seguir haciendo discos. Pero no todo depende sólo de mí. Ya sabes cómo son estas cosas.

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Para comprar el disco de Pepe Robles, entra en Factoría Autor.

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