Operación rescate: “Rock ‘n’ roll”, de The Cynics

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“Todo, desde el título, roza la perfección en este disco en el que casi con la lengua fuera después de trece demostraciones de fuerza a piñón fijo y con la distorsión en la cabeza, se agradece el respiro final con la acústica y preciosista ‘The room’”

 

Fernando Ballesteros se zambulle en el tercer trabajo de la banda de Pittsburgh formada por Michael Kastelic y Gregg Kostelich, una de las culpables de la resurrección del garaje en los 80.

 

The Cynics
“Rock’n’Roll”
GET HIP, 1989

 

Texto: FERNANDO BALLESTEROS.

 

De acuerdo, el garaje no es la entrada más voluminosa en ninguna enciclopedia musical. Eso es tan cierto como que su influencia siempre ha estado ahí, tan poderosa como su energía. La mítica recopilación «Nuggets» ya figuraba en muchas de las discografías de los chicos que protagonizaron la explosión del punk. Pero lo de los ochenta fue otra historia.

Aquello fue una irrupción de grupos que con el libreto de Sonics, Standells y los más grandes del género protagonizaron un revival en toda regla. The Chesterfield Kings, The Fuzztones o The Lyres eran buenos ejemplos. Pero ninguno fue capaz de plasmar un ejercicio de estilo tan rotundo, un disco tan redondo como los Cynics y su «Rock ’n’ roll». 

 

Terminaba la década y los de Pittsburgh que ya habían avisado dos veces, facturaban su obra cumbre. Menos psicodelia, menos folk y más punk en la poción mágica. Eso e inspiración a raudales en catorce pildorazos a tope de fuzz, con la guitarra de Gregg Kostelich fabricando riff tras riff y la garganta de Michael Kastelic aprovechando sus limitadas cualidades y su infinito carisma.

No habían pasado ni diez segundos de los cuarenta minutos que se avecinaban cuando la guitarra ya se había convertido en una sierra eléctrica y Michael lanzaba un alarido marca de la casa. Las cartas sobre la mesa desde el inicio con ‘Baby what’s wrong’.

 

 

Las influencias claras de los cínicos se podían rastrear en la monumental colección de discos de Kastelic y Kostelich. En ella encontraríamos seguro el original del ‘Girl you’re on my mind’, la canción de la banda de los sesenta Mystic Eyes, una relectura que cerraba la demoledora trilogía inicial del disco.

 

 

«Rock ‘n’ roll» les hizo destacar sobre el resto de compañeros de generación y a ellos les supuso una cima insuperable cada vez que volvían al estudio de grabación. Una sensación que, conociendo a Gregg y a Michael, seguramente no les ha agobiado nunca. Su carrera, en todo caso, les ha dado para seguir vendiendo lo suficiente, girando, manteniendo su propia discográfica Get Hip y consolidándose como una banda influyente para cualquier grupo de amigos que un buen día, como les pasó a ellos, decidió calzarse los botines y darle al fuzz.

Pero volviendo al disco, el capítulo de versiones les llevaba también revisitar el ‘Cry cry cry’ de Unreleated Segments, aunque era en otros temas propios como ‘Close to me’ y especialmente ‘Bussines as usual’, donde el nivel subía como la espuma alcanzando otro de los puntos culminantes

Dosis cortas, de veneno garagero: ‘Different worlds’ y ‘What you get’, siempre demostrando que poquito más de dos minutos siempre fue suficiente para este tipo de tratamientos. Y el alma de la fiesta, ‘You got the love’, pura adrenalina.

 

 

Todo, desde el título, roza la perfección en este disco en el que casi con la lengua fuera después de trece demostraciones de fuerza a piñón fijo y con la distorsión en la cabeza, se agradece el respiro final con la acústica y preciosista ‘The room’. Un bonito broche a un vinilo ya histórico de una banda que hemos visto infinidad de veces por los escenarios españoles y que la próxima vez que vuelvan, insistirán en colmar nuestras expectativas festivas, tras más de tres décadas haciéndolo. Podemos estar seguros.

 

 

Anterior entrega de Operación rescate: “Unknown pleasures”, de Joy Division.

 

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