Operación Rescate: Marianne Faithfull

Autor:

Operación Rescate: Marianne Faithfull

Marianne Faithfull
Broke english
ISLAND, 1979

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

Se la suponía una “one hit wonder”, la comparsa de Mick Jagger, la dulce niña rubia que en su día entonó “As tears go by”. Pero una vez finalizada su relación sentimental con el vocalista de los Rolling Stones, Marianne Faithfull tuvo que hacer frente a una fuerte adicción a las drogas duras. Una adicción que superó triunfalmente para reaparecer en sociedad como la dama que hoy conocemos.

Corría 1979 y ya no había rastro de la joven Faithfull. Una mujer de 33 años y múltiples vivencias había ocupado su lugar. Pero la inglesa no sólo regresaba al mundo público como una figura de fuerte porte, sino que retornaba armada con una voz rota, agrietada y sumamente hermosa. Precisamente la voz que hoy reconocemos, tan particularmente exquisita, es la que por primera vez quedó registrada en Broken english, un “comeback” dorado. Quizá Marianne entendió que no era hora de jugar al pop, sino que era momento de decir las cosas claras, de mostrarse ante la sociedad como una mujer orgullosa de sus cicatrices, preparada para llegar a un público único capaz de comprender su nueva música.

Broken english no es un disco tan aterrador como pueda parecer. Al contrario, más allá de sus constantes claroscuros habría que contemplarlo – y asimilarlo– como un canto a la victoria. No es amable, no se deja domar con facilidad, de hecho es preciso cierto interés por parte del oyente para comprenderlo y disfrutarlo. Las líneas melódicas se rompen, los géneros se diluyen suavemente y los instrumentos enfatizan la interpretación de la cantante. Tanto si participa en la composición, como si no, su identidad queda grabada en la canción que la diva entona, llegando a hacer suyo el “Working class heroe” de John Lennon en una interpretación de guitarras agresivas.

La amargura flota en el ambiente del tema que da título al álbum, aunque también hay vitalidad a la hora de presentar canciones como esa atractiva remodelación del folk que es “Witches song” o la reinterpretación del blues en la urbana “Brain drain”. Los géneros juegan a fundirse en una amalgama de sonidos al servicio de la titular del disco, que llega a jugar sus mejores bazas en la genial “Guilt” o en la violenta y orgullosamente femenina “Why d’ya do it?”. La fémina venía con ganas de guerra, llevándose por delante géneros, estilos y sonidos. Con fuerza, dominándolos con su firme carácter.

Un detalle divertido es la producción. Y es que, lejos de sonar desfasada, la recuperación de determinadas sonoridades electrónicas y experimentales que se está dando en la presente década reactualiza el disco. Al margen de detalles de mezcla, suena moderno, algo realmente notable si tenemos en cuenta que se edito hace casi 30 años. Un espacio durante el cual Marianne Faithfull continuó armando y desarmando géneros, colaborando con nuevas generaciones de músicos que la veneran y firmando discos mayúsculos que deberían ser rescatados a menudo. En Broken english no había nada roto, es la banda sonora de una vida recompuesta.

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