Operación Rescate: Klub

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Operación Rescate: KlubKlub
Klub
DRO, 1999


Texto: JUANJO ORDÁS.


Klub fue un proyecto efímero, apenas un disco, aunque francamente interesante. Enrique Sierra y Luis Auserón dejaban de lado el componente orgánico de su trayectoria musical para lanzarse a la conquista de la electrónica pura y dura en compañía de la vocalista y compositora Pilar Román.

No era la primera vez que los ex Radio Futura se veían inmersos en el mundo digital bailable. Fue precisamente su ex grupo quien editó en su día aquel delicioso experimento titulado Tierra para bailar, donde algunos temas del mítico combo eran filtrados y orientados hacia la pista, aunque desde una perspectiva mucho más natural (soul, reagge, funky) que tecnológica. No obstante, el interés por la música bailable parecía grabado a fuego en el ideario de Sierra y Auserón.

Klub, el disco y el grupo, era un intento vanguardista de hermanar letra y baile, de plantar bases sonoras sintéticas para cubrir una lírica con mensaje. Aquí no había frases repetitivas ni melodías facilonas de Casio, sino canciones basadas en teclados, sintetizadores y la susurrante voz de Pilar Román. No hay guitarras, aunque sí un claro acercamiento al planteamiento de canción popular, con estrofas, estribillos y motivos que bien podían enganchar al oyente. Klub cuidaban la narración, dando con temáticas diversas, y un tanto inconexas, que ayudaban a mantener la atención de aquellos que se sintieran extraños en mundo artificial y maquinal.

A nivel de producción, el disco jugaba con bases contundentes, poco sutiles para lo que hoy día entendemos como música electrónica, lo cual le otorga un sonido muy particular, muy grueso. No se daba una especial saturación de graves, aunque sí se alcanzaba mediante ellos una dimensión sonora muy directa, con los pies en la tierra pese al significado onírico de la inicial “Infinito” o la frágil “Las mentiras del amor”, donde el mismo Santiago Auserón echaba una mano en la composición de las melodías vocales (también cedería la letra de “La casa”).

Pese a su pelaje pretendidamente artificial y maquinal, Klub dejaba entrever en un tema como “Otro cuento” de dónde venían dos de sus componentes, y es que las líneas de teclados de la citada canción podrían llevarse a las seis cuerdas y sonar a Radio Futura sin demasiado problema. No obstante, este homónimo disco jugaba en otras lides, como demuestra “Boxeador”, el mejor tema del disco. Con Enrique Sierra a las voces, jugaba con una estructura narrativa en primera persona casi cómica. Resulta interesante que la voz de Sierra se adaptara mejor al ambiente sintético que la de Román, aunque la vocalista aporta personalidad en cada una de las canciones dando la sensación de que, en un segundo disco, podría haber explotado muchos más registros.

Finiquitaban la aventura rindiendo tributo a The Velvet Underground con “Rock and roll”, en una llamada de atención al oyente, sugiriendo que lo que acababan de escuchar era una nueva forma de rock desde una óptica vanguardista. Hoy día, Klub sigue sonando moderno e interesante, aunque sin el necesario empaque, sin consolidación. Un proyecto de este tipo, para dejar atrás el citado término, debería haber tenido una continuación para ofrecer desenvoltura.

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