Operación rescate: “For the beauty of Wynona”, de Daniel Lanois

Autor:

“Las trece canciones de este elepé son auténticas piezas maestras de un poliédrico puzle que encaja a la perfección”

disco-daniel-lanois-21-03-15

 

Daniel Lanois
“For the beauty of Wynona”
WARNER, 1993

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

Detrás de una inquietante portada basada en una fotografía del checo Jan Saudek se encuentra uno de los grandes álbumes de rock norteamericano de los noventa, “For the beauty of Wynona”. Se trata del segundo disco como solista del canadiense Daniel Lanois, reconocido productor de álbumes esenciales como “Oh!Mercy” de Bob Dylan, “Wrecking ball” de Emmylou Harris, “So” de Peter Gabriel o “Achtung Baby” de U2. El disco que pone de manifiesto al artista que se esconde detrás del productor. Y de qué forma.

Las trece canciones de este elepé publicado el 9 de marzo de 1993 en el Canadá natal de Lanois y apenas dos semanas después en Estados Unidos son auténticas piezas maestras de un poliédrico puzle que encaja a la perfección. Caracterizado por el cuidado de las texturas y la atmósfera pantanosa de sus producciones, Lanois añade esta vez unas espléndidas letras a unas melodías tremendamente adictivas. Él mismo se encargaba de reconocerlo en Los Angeles Times cuando aseguraba poco después de la publicación del trabajo que “si tienes una buena letra, eso hará que quieras oír la canción una y otra vez, como un gran solo. Este es un disco que se centra en la narración de cuentos y es una obra de gran imaginación y fuerza”.

El arranque con la hipnótica ‘The Messenger’ es espeluznante, una de las diez mejores canciones de la década sin duda. Con un espléndido trabajo vocal a cargo de Daryl Johnson y unos coros en falsete absolutamente hipnóticos, demostrando que “Por la belleza de Wynona” es un disco mucho más contundente que su predecesor, “Acadie”.

La hermosamente inquietante ‘Beatrice’, ese himno llamado ‘Brother L.A.’ o ‘The collection of Marie Claire’, convertida desde el momento en que la oí en una de mis canciones favoritas, son sólo píldoras de lo mucho que esconde este disco. Guitarras grabadas en una toma, la versatilidad de Ronald Jones y Daryl Johnson o la madurez de un músico que se acercaba a los cuarenta años son el resto de elementos esenciales para entender un resultado como este. Sin duda, la obra cumbre como intérprete y compositor de un Daniel Lanois que en apenas unas semanas estará actuando en nuestro país en el festival Blues & Ritmes.

Anterior entrega de Operación rescate: “No lunch”, de D-Generation

Artículos relacionados