Objeto de Deseo: Pedro y Ana

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Objeto de Deseo: Pedro y AnaPedro y Ana
Tiempo tiempo
LP: APLAUSO/PHILIPS, 1975

VALOR: 80 Euros.


Una sección de VICENTE FABUEL.


A menudo se oyen voces reclamando bibliografía documentada de nuestro rock. Libros, enciclopedias, publicaciones especializadas, ahora por supuesto incluso en la red. Desde que uno sigue esto se han venido echando en falta estos trabajos globales. Haberlos, los hubo, y todos fueron bienvenidos, algunos de ellos incluso vigentes por encima de juicios coyunturales más o menos caprichosos, pero siempre tuve la impresión de que a los ojos de la inmensa mayoría de aquellos que lo intentaron, muchas de nuestras músicas debieron de parecerles lastradas por su gestación durante el periodo de la dictadura y la Transición. Entre despreciarlas por ese ridículo estigma (que efectivamente pudo condicionar ética y estéticamente a muchos creadores) o ningunearlas por supuesta falta de méritos, no se qué habla peor del temible gusto histórico de parte de la crítica musical. Interesante debate aunque ligeramente esquinado con el breve espacio de esta sección, he de decir que no conozco ningún país con bagaje musical tan rico como el nuestro, que por momentos haya sufrido similar desprecio por la supuesta crónica de élite. Si junto a esa incomprensible falta de autoestima, se añade un constante, agotador y estéril ir y venir sobre los mismos géneros e intérpretes y un alarmante sectarismo, tendremos definido el papel que parte de nuestra prensa ha jugado en esta historia. De forma que un mes más vamos con otro de nuestros olvidados hijos pródigos.

El don de la oportunidad nunca se dejó caer sobre este disco perdido. Toda la atención focalizada sobre lo que caía en este país a finales de 1975, hizo que esta interesante propuesta folk, el único trabajo del dúo Pedro y Ana, apenas llegase a ninguna parte. Desde luego poco tenía que ver con las grandes corrientes del momento: la explosión del nuevo flamenco con el boom de Paco de Lucía o el fenómeno mediático del musical Jesucristo Superstar, aunque formalmente tampoco estaba en las antípodas del mundo de los cantautores, en esos años, protagonistas absolutos del momento (Serrat, Lluís Llach, Raimon, ¡incluso Víctor Jara llegó a los superventas!), pero si sus cuidados textos –intimistas, tradicionales y poco dados al comentario social– no servían para ilustrar el momento político que se vivía,  aquello no era propio de cantautores. De haber encajado en una escena, hoy no habría duda alguna, su mundo estaría más cerca del folk-rock que otra cosa, pero fueron años turbios para ciertos aledaños del rock a menudo tachados de reaccionarios, faltos de compromiso y otros sonrojantes adjetivos hoy felizmente desaparecidos de escena. Veredicto, este sensible y clandestino debut se vió condenado al ostracismo desde el principio.

A su escueto currículum, Tiempo tiempo (así, sin coma) añadió la degradación de ser publicado directamente bajo la etiqueta Aplauso de Philips, subsello íntegramente dedicado a reediciones baratas de grandes éxitos de la compañía y a suministrar toneladas de casetes flamencas en gasolineras y bares de carretera. El escaso pedigrí exhibido por el dúo tampoco se benefició de que su mecenas fuese el controvertido cantautor Patxi Andión, de modo que han pasado no menos de tres décadas, treinta añazos, para que este misterioso disco comenzase a situarse en el mapa. Pues aquí está, una hermosa colección de baladas folk con un atractivo despliegue instrumental (voces, teclados, flauta, percusiones…), algunas de ellas españolas (“Romance de D. Boiso”, de Lorca), otras de origen sajón (“Seven gypsies”), varias tradicionales de origen popular anónimo (“Romance del prisionero”, “La condesa muerta”) y el resto de atractivas composiciones propias, algunas con textos de Andión (“El gran guiñol”, “Tiempo tiempo”) y que al usar voz femenina nos remiten ineludiblemente al lado folk más ácido de las Vainicas. Valor añadido del disco lo aportan esos anónimos músicos de sesión que a menudo elevaban cualquier trabajo en el que participasen. En este caso, con nombre y apellido: las percusiones del gran Pepe Ébano (los bongós del peruano en “Scarborough fair” son memorables) o los teclados en general de Manuel Gas, dignifican un notable disco falto durante más de 30 años del merecido respeto. Pero que a nadie se le ocurra buscarlo en las enciclopedias.

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