“No hay entradas”, de Alfred Crespo

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LIBROS

 “Rendir pleitesía al muchas veces injustamente tratado promotor de conciertos y divertir al lector. Dos objetivos cumplidos sobradamente”

 

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“No hay entradas”
Alfred Crespo
66RPM EDICIONS

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

Es curiosa la sensación que tenemos algunos al leer la segunda obra de Alfred Crespo. Los que hemos tenido la suerte de compartir con él muchas noches de barra de bar y conciertos conocemos a la perfección la situación que se producía cuando Coco –apodo por el que le conocemos los amigos–, convertido en una especie de monologuista trasnochador, con un ron con cola en mano, iniciaba la explicación de una de sus desventuras relacionadas con alguna estrella del rock cual abuelo cebolleta (“el abuelo fue picaor”, asegura él mismo). Siempre se acababan reuniendo varias personas a su alrededor que disfrutaban de la anécdota en cuestión entre risas y, sobre todo, de la particular forma que Crespo tenía de contarla. Ahora esa forma y algunas de esas desventuras se encuentran en negro sobre blanco en este “No hay entradas”.

Es esta una recopilación de relatos autobiográficos escrita con pocas pretensiones. O quizá no. Quizá sí que hay un par de elementos que motivan a Crespo su escritura. El primero es rendir pleitesía al muchas veces injustamente tratado promotor de conciertos, y el segundo, divertir al lector. Dos objetivos cumplidos sobradamente. Por las escasas (demasiado) páginas del volumen deambulan sin rubor, y entre otros, un histriónico Jonathan Richman, unos descontrolados Marah, un refunfuñón Steve Earle, un exigente Ian Hunter o un improvisado roadie que responde al nombre de Viggo Mortensen. Mostrándose sin tapujos. A veces caprichosos. A veces soberbios. A veces cascarrabias… pero siempre entrañables. Todo relatado con la habitual sencillez de un Crespo que en este formato se encuentra más que nunca en su salsa. Ameno, locuaz, vertiginoso, simpático. Quizá solo cabe echarle en cara que no haya matizado al final del título que se trata del “Volumen 1”. Porque habrá continuación, ¿verdad, Coco?

 

 

“Anterior crítica de libros: Mercancía del horror”, de Jaime Gonzalo.

 

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