Nick Cave 25 clásicos que hay que escuchar

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La propuesta es, a priori, sencilla: seleccionar 25 canciones incuestionables de la ya larga carrera de Nick Cave. El problema surge porque, precisamente, «sólo» son 25. Pero aquí están, 25 clásicos comentados de todo un emblema del rock contemporáneo.

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

La historia de Nick Cave es larga pero simple: The Boys Next Door dieron paso a The Birthday Party, quienes a su vez cedieron paso a los definitivos Nick Cave and The Bad Seeds, el más fructífero proyecto del australiano y verdadera razón de ser de su existencia creativa (todo mientras se mueve entre su Australia natal, Alemania y Reino Unido). Catorce discos repletos de canciones memorables avalan la carrera de un músico que cultiva tanto la instrumentación como la lírica, siendo ambas partes indisolubles dentro de su obra, tal como ocurre con Dylan y Cohen, clásicos entre los que Cave ya ha tomado posición. A continuación repasamos sus 25 mejores canciones, que  siempre podrían haber sido más, aunque nunca menos, conformando una guía de escucha para el poco iniciado, para aquel que desee comenzar a sintonizar con un maestro de maestros aunque también para el que desee volver a dedicar tiempo a una leyenda viva.

 

LOS AÑOS 80

01. «From  her to eternity»
(de From her to eternity, 1984)

Una extraña historia con una misteriosa chica como protagonista. ¿Por qué llora? ¿Qué oculta su diario? Un buen inicio para conocer la primera etapa del joven Nick Cave junto a los Bad Seeds (aunque estos no aparecen acreditados como tales en la portada del disco, sí en el interior), con el primero aullando y sus inseparables escuderos Blixa Bargeld y Mick Harvey cubriéndole las espaldas, sellando una aliaza que ayudaría a forjar grandes obras. Experimental en su estructura y ejecución, From her to eternity (el disco) resulta un hueso duro de roer, aunque hay que excavar para dar con su oro negro.

 

02. «Saint Huck»
(de From her to eternity, 1984)

Un loco que se cree un santo, típico personaje que llenará algunas letras más del líder de los Bad Seeds, así como las páginas de Y el asno vio el ángel, su primera y única novela. Casi siete minutos y medio para narrar las andanzas de un lunático en la gran ciudad, con unas guitarras punzantes, semi-industriales y Nick Cave pregonando.

 

03. «Tupelo»
(de The first born is dead, 1985)

Fábula gótica sobre el nacimiento de Elvis con fervor religioso after-punk. Oscura, de coros intimidantes a lo Bad Seeds. Cave va, poco a poco, acercándonos a la localización geográfica del pueblo natal de Presley para centrarse en sus habitantes y en la criatura recién nacida en brazos de su madre, todo mientras comienza a entrar en éxtasis.

 

04. «All tomorrow’s parties»
(de Kicking against the pricks, 1986)

Magistral versión de la Velvet Underground, respetando el crepuscular espíritu de la original pero acelerando su ritmo y añadiendo unos coros a cargo de los Bad Seeds sencillamente impresionantes. Es ahí donde se encuentra el encanto de esta versión: la marcial y gélida suavidad de Nico es sustituida por la testosterona de las voces Cave y sus muchachos.

 

05. «Stranger than kindness»
(de Your funeral, my trial, 1986)

Lo que un trío puede hacer. Cave, Bargeld y Harvey mano a mano para crear una pieza musical firmada por el citado Bargeld y Anita Lane, pareja sentimental de Cave por aquel entonces. Atmosférica aunque concisa, como un ave en llamas descendiendo a tierra. La soledad que emana la pieza no es para tomársela a broma: Lluvia, drogas, habitaciones y suicidio.

 

06. «Sad waters»
(de Your funeral, my trial, 1986)

El trío de nuevo a pleno rendimiento, con Bargeld a las guitarras y Harvey pluriempleado (batería, bajo y a la guitarra rítmica). Nick Cave consigue una gran carga emocional doblando su voz y jugando con ella, creando dos melodías distintas al mismo tiempo.


07. «The mercy seat»
(de Tender prey, 1988)

Un condenado a muerte y sus últimos minutos como vehículo narrativo para una de las mejores letras del australiano. Uno de los puntos más interesantes de la canción es su crescendo brutal, ganando intensidad hasta casi parecer romperse, con sus estrofas cantadas y (perfecto) melódico estribillo. Las guitarras de Bargeld y Harvey echan humo mientras el fino Thomas Wydler pierde la compostura y arrolla desde la batería. A partir de Tender prey, Cave inicia una nueva etapa que desembocará en una madurez brillante, siendo este disco el último de un ciclo.

 

LOS AÑOS 90

08. «The weeping song»
(de The good son, 1990)

El gran momento de Blixa Bargeld, quien no sólo toca la guitarra en “The weeping song” sino que, además, canta parte de las voces solistas metiéndose en la piel de un cura a quien Cave pregunta sobre el llanto de hombres, mujeres y niños. El estribillo, a dos voces, es tan lúgubre como hermoso, con un palmeo que casi parece europeo, todo integrado en una melodía próxima a una nana.

09. «The ship song»
(de The good son, 1990)

Canción sencillamente romántica, sin dobleces ni recovecos que indica, en cierta forma, el crecimiento de Cave como autor. Delicada y de letra optimista frente al amor encontrado. Cave se va soltando al piano, vive en Brasil y encuentra la estabilidad sentimental.

 

10. «Papa won’t leave you, Henry»
(de Henry’s dream, 1992)

Se suponía que Henry’s dream sería un disco muy acústico, basado en simples y monocordes progresiones de acordes y largas letras, como hacían los músicos callejeros de Sao Paulo, donde Nick Cave vivía por entonces. Los encontronazos con el productor impidieron que el músico y sus Bad Seeds llevaran al puerto deseado el proyecto aunque por el camino quedó un muy buen disco. Las solitarias estepas del oeste ambientan una canción de entonación vaquera, poco refinada y agreste, basada en la guitarra acústica pero absolutamente bestial.

 

11. «Straight to you»
(de Henry’s dream, 1992)

Épica balada recargada instrumentalmente. El Hammond de Mick Harvey domina, aunque no le quita tiempo para hacerse cargo también de la batería. Las maneras vocales de Cave remiten al estilo crooner en un tema hermoso, cuya progresión de acordes engrandece sus arrebatadas dimensiones.

 

12. «Do you love me?»
(de Let love in, 1994)

Desamor después del amor para una canción cuya ambientación bebe directamente del “Strange days” de los Doors. El tétrico piano y la suavidad de la jazzística y siempre elegante batería de Thomas Wydler preceden al tormentoso estribillo (aunque no por ello menos comercial). La mujer como guardiana del cielo y el infierno para el hombre.

 

13. «Nobody’s baby now»
(de Let love in, 1994)

Originalmente escrita para ser cedida a Johnny Cash, aunque Cave finalmente decidió no dejar escapar esta luminosa balada. En cierta manera, el camino del Cave romántico y baladista iniciado con “The ship song” encuentra aquí uno de sus tramos dorados, aunque el culmen llegaría con discos como los fantásticos The boatman’s call y No more shall we part. El escriba no comprende cómo pudo dejar escapar a una gran mujer, tratándose el texto de una redención escrita, de suave musicalidad donde el piano de Conway Savage reina.

 

14. «Red right hand»
(de Let love in, 1994)

Fantasmagórica y espectral, “Red right hand” y su lenta cadencia (con memorable  riff despachado entre órgano y guitarra incluido) es un viaje hacia la presencia de un ser misterioso que Cave describe como un Dios y un gurú, capaz de ofrecer al oyente lo que desee, el hombre tras la cortina de un indescifrable plan. El siniestro bajo y el uso de campanas acentuando cada estrofa, así como marcando cada violenta ruptura rítmica se unen a un susurrante Cave que impone como narrador. En realidad la secuencia de acordes obedece prácticamente a un rock and roll clásico de los años 50, que ejecutado de forma tan lenta se torna en algo bastante menos festivo. En vivo, el músico se suele dirigir al público mientras canta, haciéndoles partícipes de la experiencia. Muy recomendable la versión en directo del limitado disco oficial Live at the Albert Royal Hall.

 

15. «Stagger Lee»
(de Murder ballads, 1996)

Un caballero entra en un bar e inicia una matanza. Nadie mejor que Cave para deconstruir una canción popular y narrar una historia truculenta. De nuevo, la sutilidad jazzística toma la mano de la crudeza propia de la juventud de los Bad Seeds, aunque la madurez ayuda a contener la tensión provocando un latido brutal, con un final feroz con Blixa Bargeld profiriendo estridencias simple y llanamente espeluznates. En el CD más DVD The abbatoir blues tour se incluye una interesante relectura en directo, con coros góspel.

 

16. «Henry Lee»
(de Murder ballads, 1996)

Nueva canción tradicional readapatada, es ta vez en compañía vocal de P.J Harvey, con quien Cave mantuvo un corto romance (ella inspira muchas de las canciones que integran The boatman’s call). La forma en la que empastan ambas voces es formidable, consiguiendo el climax que requiere el fatal desenlace de la canción con, claro está, un asesinato.

 

17. «Where the wild roses grow»
(de Murder ballads, 1996)

Otro dúo más, aunque esta vez se trata de un tema completamente original, con Kylie Minogue. Pese a su currículum comercial, la también australiana se muestra a la altura, dando réplica a Cave en un tema que ya es un himno de su repertorio. De nuevo, la unión masculina y femenina remata el climax de un canción de matricula de honor, lenta, delicada, que narra una peculiar relación entre un hombre y una mujer que terminará… ¡También en asesinato! En directo era Blixa Bergeld quien interpretaba a la doncella del tema con bastante buen gusto,  por cierto (dicha versión se registro para el semi oficial Live at the Albert Royal Hall).

 

18. «Into my arms»
(de The boatman’s call, 1997)

El Nick Cave más sensible llega a la completa madurez; esto es, a una combinación perfecta de delicadeza e impetuosidad. Sólo hay que escuchar su serena y recia voz entonando esta sencilla canción a piano, desnuda y devastadora que sólo cuenta con el apoyo de un Bad Seed: el bajista Martyn P. Casey. Pura nobleza sentimental.

 

19. «Lime tree arbour»
(de The boatman’s call, 1997)

The boatman’s call es un disco lleno de temas lentos e intensos. “Lime tree arbour” es uno de ellos, aunque la lírica en primera persona y el personaje del barquero sugieren la muerte de la fémina de la letra, quien seguirá protegiendo a Cave pese a no encontrarse junto a él físicamente. Nos encontramos, por lo tanto, ante una canción cándida y arrebatadora, cuyo fraseo de piano es refinado, exactamente igual que el fraseo vocal de Cave.

 

EL SIGLO XXI

20. «Fifteen feet of pure white snow»
(de No more shall we part, 2001)

No more shall we part fue el disco que contempló la madurez del Nuevo Nick Cave, aquel capaz de sembrar dicho disco de temas lentos y mordaces a la vez, un álbum fabuloso para degustar con calma. El misterio rodea a esta canción, con su tenebroso piano, que termina por estallar en un estribillo coral que impresiona, con la banda al completo lanzándose sobre un tema que se encrespa sobre si mismo para caer en la calma total. Quizá la huída de la cocaína sea el leit motiv principal.

 

21. «Bring it on»
(de Nocturama, 2003)

No cabe duda de que Nocturama es una obra a redescubrir. “Bring it on” fue su single de adelanto con Chris Bailey, vocalista de The Saints, como invitado especial. Oscura y romántica melodía con un estribillo emocionalmente explosivo con otros invitados de excepción: The Blind Boys of Alabama. No era nada nuevo, juega la baza de un bajo nocturno que sostiene las estrofas sobre las que deambula maravillosamente desquiciado violín de un Warren Ellis que cada vez abarca más protagonismo. No obstante, es reseñable la mezcla entre agresividad y fragilidad que Cave imprime como cantante.

 

22. «Get ready for love»
(de Abbatoir blues / The lyre of Orpheus, 2004)

“Get ready for love” abría Abbatoir blues, el disco que se editó junto a The lyre of Orpheus, en único paquete, pertenecientes a las mismas sesiones de grabación aunque el primero era bastante más crudo que el segundo. Se trata de una canción agresiva, con las guitarras de Harvey echando fuego y unos coros negros, de góspel, que apoyan la voz de Cave en los estribillos. Puro rock sin concesiones que sirvió para cerrar la boca de aquellos que pensaban que el músico se había domesticado.

 

23. «Breathless»
(de Abbatoir blues / The lyre of Orpheus, 2004)

Buen ejemplo de la suavidad y hermosura de The lyre of Oprheus. Tema acústico y rupestre, plenamente luminoso y de comercial estribillo. Cave jamás había sonado tan diurno.


24. «Dig!!! Lazarus, dig!!!»
(de Dig!!! Lazarus, dig!!!, 2008)

Explosiva, de percusión casi latina. Lázaro resucita en el mundo de hoy y Cave lo narra como si fuera una comedia. Adiós al piano, Grinderman, su proyecto paralelo, trae a modo de resaca cierta crudeza instrumental. Larga estrofa para breve puente y estribillo coral. Destaca la festividad de la canción, especialmente como inicio de disco.


25. «More news from nowhere»
(de Dig!!! Lazarus, dig!!!, 2008)

Refrencias a La Odisea de Homero para una canción que, musicalmente, se emparenta con la Velvet Underground. Los golpes de la lírica, el fraseo vocal, así como su ritmo mecánico y coros remiten al grupo de Joh Cale y Lou Reed. Existe una versión aún más cruda grabada en vivo para un E.P exclusivo de Itunes.

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