Nacho Vegas: El inevitable posicionamiento

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“La música siempre fue algo que la gente utilizó. En los momentos más traumáticos de la vida de los pueblos, la gente siempre seguía cantando. Esa es la dimensión populista de la música”

 

Terminando el año, y coincidiendo con las últimas Elecciones Generales, veía la luz el último trabajo de Nacho Vegas, un epé eminentemente social llamado “Canciones populistas”. Wilma Lorenzo habla con él.

 

 

 

Texto y foto: WILMA LORENZO.

 

 

 

“El riesgo va con el oficio”. Nacho Vegas opera con la realidad como materia prima, no entiende una forma neutral de abordarla. Defiende el carácter populista de las canciones e involucra su creación artística en causas comunes que entiende como propias. Sostiene que la honestidad del artista no debe limitarse a su vertiente personal, que el desnudo emocional debe calar a todos los niveles y que la música puede convertirse en una herramienta popular de gran alcance. De modo que “Canciones populistas” es un epé de aquí y ahora, cinco canciones de diferente naturaleza pero con un mismo espíritu: el ansia de cambio, la lucha contra el inmovilismo, la certidumbre y la reivindicación. Al coincidir su publicación con la semana de celebración de las Elecciones Generales, Vegas dejó que sus respuestas a esta entrevista respiraran el mismo aire que sus canciones: ironía, ilusión, perspectiva y esperanza.

 

 

Por el contenido y el momento de lanzamiento, ¿es “Canciones populistas” un álbum “de campaña” o esta coincidencia es fruto de la casualidad?
(Risas) Hombre, es fruto de la casualidad. Solo faltaría que el lanzamiento nos lo marcara el calendario electoral… La verdad es que el disco tendría que haber salido antes, pero quería que la portada la hiciera Miguel Brieva, que soy muy fan de él, y estaba muy ocupado. Pero mereció la pena esperar un poco porque hizo una cosa maravillosa. Pero bueno, que hayamos hecho la salida en este momento al final tiene un poco de morbo.

 

Es una bonita casualidad.
Es un poco raro. Yo he estado viendo desde Gijón cómo iba toda la campaña, pero en estos dos días que llevamos de promo estoy viendo que todo el mundo está arriba y abajo. Echando humo por España. En El Diario, Carne Cruda…

 

Es un buen momento para despertar esa inquietud: si hay que generar opinión, que sea ahora. Tú hablas de la apropiación del término “populista” ya en el titulo, y un epé titulado así y presentado en este momento implica esa apropiación, ¿no crees?
Sí, claro. Cuando creamos hace tres años la Fundación ROBO hablamos de “canciones populistas”. Es un término que se debe reivindicar. Nos daba mucha rabia que estuviera tan denostado y que cualquiera que tuviera un discurso un poco diferente al hegemónico neoliberal fuera tachado de populista de manera despectiva. El populismo puede ser algo muy bonito, algo que apele y nos remita a identidades colectivas, muy constructivo. Las canciones que hacemos es música popular por naturaleza y definición, pero creo que si ponemos voluntad puede llegar a tener una dimensión populista que sume con todo lo que está ocurriendo, con todos los cambios sociales. Que se convierta en un arma que pueda ser poderosa. La música siempre fue algo que la gente utilizó. En los momentos más traumáticos de la vida de los pueblos, la gente siempre seguía cantando. Esa es la dimensión populista de la música. Ese poder que tiene y que a veces nos resulta un poco desconocido. Estamos acostumbrados a que la música sea algo que podamos escuchar muy alegremente, como entretenimiento o de fondo mientras nos lavamos los dientes, pero es algo más poderoso de lo que pensamos.

 

Pero para un artista es más arriesgado, ¿verdad? El poder implica riesgo.
No, no es arriesgado… bueno, no lo sé. Nunca lo he visto de esa manera porque para mí hacer canciones siempre implica posicionarte. No me refiero a hacer canciones con posicionamiento político necesariamente, me refiero a que siempre que hablas de la realidad lo haces desde un punto de vista. Las canciones no son algo neutro. No estás hablando del horizonte simplemente, estás hablando de realidades y estás posicionándote, juzgándolas y aportando una mirada particular. Una mirada íntima que a la vez intenta ser un acto de empatía y llegar a sentimientos que son comunes para la mayoría de los mortales. Desde ese momento estás haciendo algo que ya conlleva un riesgo, pero es un riesgo que va con el oficio.

 

Echo en falta ese posicionamiento. Me llama la atención el silencio ante según qué temas por parte de algunos artistas. Silencio que, gracias a las redes sociales, se hace más evidente.
Yo también echo de menos algo más de arrojo a la hora de posicionarse por parte de los músicos, porque luego en privado sí dicen esas cosas que a lo mejor a la gente no le apetece escuchar. No quieren mojarse. Eso lo oigo mucho entre compañeros con los que hablas de algún tema y te dicen: “Yo hago campaña, pero en privado”, o “Los músicos no debemos tomar partido en estas cosas”. Parece que no hay ningún problema a la hora de exhibir desnudeces emocionales e intimidades en nuestras canciones, pero posicionarte políticamente, que sí tiene que ver con algo que nos sucede a todos porque no es puramente intimo, sí genera más pudor. Deberíamos preguntarnos por qué sucede eso.

 

Justo lo contrario que ocurre en tu nuevo trabajo, cinco canciones de temática muy dispar pero comprometida. ‘Vinu, cantares y amor’ abre el álbum, una canción “por encargo”, algo inédito para ti. ¿Cómo fue la experiencia?
No había compuesto nunca por encargo. Bueno, lo hice alguna vez, pero fueron colaboraciones muy estrechas con Ramón Luis Bande, con el que hice cosas para películas y documentales. Otras veces sí que hice encargos que fueron fracasos totalmente y me las tiraron para atrás: algunas cosas para películas, bandas sonoras… Esta vez era un encargo, pero un encargo muy libre. Solamente me dijeron que hiciera una canción que tuviera que ver con Asturias y con el vino. Era una canción para publicidad interna de una marca de vinos, pero desde el momento en que me puse a componerla supe que quería que estuviera en este epé.

 

Encontramos una adaptación: ‘Ámenme, soy un liberal’, versión de la original ‘Love me, I’m a liberal’ de Phil Ochs. ¿Cómo y cuándo te interesas por el autor estadounidense?
No me acuerdo muy bien, pero fue hace tiempo. Recuerdo que en una entrevista que hacían a Leonard Cohen en la época de “I’m your man” o “The future”, alguien le preguntaba por sus compañeros de generación y él mencionaba: “Cuando me encuentro con Bob Dylan o pienso en Phil Ochs…”. Era un nombre que no me sonaba, así que lo investigué, en un momento pre internet y era más difícil investigar. No sé si fue en ese momento, o por un disco de Billy Bragg que incluía el tema ‘I dreamed I saw Phil Ochs last night’. Fue en uno de esos dos momentos, me imagino que en los noventa, porque en mis primeras canciones hay algún préstamo de Phil Ochs, alguna cosa robada (risas).

 

‘Love me, I’m a liberal’ fue editada en 1966. En tu adaptación actualizas personajes, la localizas en España… pero en esencia las dos canciones hablan de lo mismo con casi cincuenta años de diferencia.
Sí, sí… es curioso. Cuando escuchas a Phil Ochs te apetece tocar sus canciones y muchas veces pensé en hacer versiones suyas, pero al final no las hacía. Esta canción nunca se me habría ocurrido adaptarla precisamente por eso, porque hablaba es una de sus “topical songs”, canciones de actualidad prácticamente sacadas del periódico del día, con políticos de la época. De hecho, para hacer la adaptación tuve que buscar algunos de los políticos mencionados por él porque no sabía quienes eran. Sin embargo, su canción hace una crítica que sigue siendo muy vigente hoy en día, y eso que la adaptación que yo hago tiene el significado contrario. Los liberales en EEUU no son lo que entendemos nosotros por liberal. La adaptación correcta para ser más literal sería “Soy un progre”. Él se mete con los liberales que van de guays y de izquierdistas, pero tienen un discurso reaccionario de fondo. Y eso da para otro disco, ¿eh?

 

¿Por qué decidiste tomar la otra significación de “liberal”?
Me parece el sentido que le damos en Europa a los liberales está más al orden del día. Estas canciones, igual que lo que pasa con la canción de la PAH, que toma parte de un poema de Gloria Fuertes de 1954, siguen siendo actuales. Y eso es algo que parece muy bonito, pero es terrible.

 

En ‘Diagonal’ aclaras que de haber adaptado el tema más tarde Ciudadanos habría tenido presencia. ¿Habría sido Albert Rivera el protagonista de tu canción?
Sí, claro. El personaje habría votado por un partido que empieza por C. Y es que el personaje es muy Albert Rivera. Rivera es alguien que confesó que votó al PSOE y al PP y luego se convirtió en un liberal convencido a la par que un racista convencido, a pesar de que no lo diga. Porque claro, no está bien decirlo, pero pregonar la sanidad solamente para los españoles es algo propio de la extrema derecha, no de un partido socioliberal. Parece que fuera una canción para él.

 

¿Cómo definirías la personalidad de un “liberal”?
Básicamente como un mentiroso, porque creo que el liberalismo es una gran mentira. En realidad se basa en el concepto del libre mercado y de los mercados que se autorregulan cuando algo va mal. La trampa del liberalismo es que cuando las cosas van mal lo que hacen es socializar las pérdidas y solamente privatizar las ganancias, por lo cual siempre acaban creando desigualdades y justificándolas. Esa es la gran mentira y el gran crimen del neoliberalismo.

 

 

“Parece que no hay ningún problema a la hora de exhibir desnudeces emocionales e intimidades en nuestras canciones, pero posicionarte políticamente, que sí tiene que ver con algo que nos sucede a todos porque no es puramente intimo, sí genera más pudor. Deberíamos preguntarnos por qué”

 

Mencionas las leyes del mercado y en la nota de prensa te haces la pregunta de cómo los artistas habéis dejado que sea el mercado el que mande, pero ¿no crees que ahora el artista tiene más opciones de ser libre y vivir al margen de las leyes de mercado al tener la posibilidad de gestionar su propia difusión? Aún siendo Internet una parte potente del mercado.
Sí. La manera de difundir música ha cambiado, pero no creo que haya mejorado y que dependamos menos del mercado. Es verdad que es más fácil. Por ejemplo, me parece muy importante que ahora pueda visitar México y que un disco que me es difícil editar ahí pueda ser escuchado gracias a un streaming o descarga libre. Pero al margen de eso no hemos avanzado mucho más. No hemos creado tejidos sociales y colaborativos que favorezcan la difusión de música al margen de los cánones que manda el mercado y que favorece la autogestión. Desde que existe la era Internet, las escenas musicales están más atomizadas, hay mucha menos cohesión. Como decía César Rendueles en “Sociofobia”, la Red hace que tengas la sensación de que estamos haciendo cosas juntos, cuando simplemente las estamos haciendo a la vez, y hay una diferencia sustancial entre los dos conceptos. A veces es un poco engañoso. Sirve para tener la sensación de que estás haciendo algo colaborativo y que formas parte de algo, en un trabajo en el que prima un poco la colaboración, la generosidad, la empatía, como debe ser la música… Pero para eso hace falta que te veas cara a cara con la gente, que te reúnas con ellos, que estés. Yo voy a la oficina, es necesario que hablemos un poco de cómo queremos hacer las cosas, de cómo nos equivocamos, cómo acertamos… igual que me reúno con la banda. La Red es solo un instrumento, una herramienta que podemos utilizar mejor o peor pero no nos sustrae de los males del mercado.

 

¿Será que no sacamos partido a esa herramienta?
Desde luego la podríamos utilizar mejor, pero yo no tengo la llave, no sé cómo podemos hacerlo. Muchas veces creemos que va a cambiar las cosas. Por ejemplo, yo he estado en algunos proyectos colectivos y me he dado cuenta de que siempre se desintegraban en cuanto empezaba a haber un grupo de Facebook, cuando entraba la Red por medio y dejabas de tener asambleas en las que la gente se encontrara frente a frente. Parecía que crear un grupo de Facebook era una cosa que iba a facilitar las cosas y al final favorecía que se desintegrara el grupo más fácilmente. Una cosa curiosa. Siempre me he preguntado por qué no sabemos utilizar la Red para facilitar el trabajo sin que nos haga daño. Y siempre hay algo dañino en ello. Es una herramienta que aún no controlamos.

 

Con ‘Canción para la PAH’ (Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Asturias) diste voz a un problema local logrando alcance nacional, de nuevo gracias a Internet. ¿En qué contexto lo escribiste?
Fue una canción específicamente para colaborar con la PAH y con la acción que llevamos a cabo en la sucursal. En esas fechas había contactado con ellos y había estado en alguna acción, cumplían tres años e hicimos un concierto. Planteamos la acción en la sucursal e hice la canción para aportar algo y darle un poco de visibilidad, porque me di cuenta de que era un trabajo mucho más duro de lo que yo pensaba. Lo que pueda colaborar con una canción como esta no representa ni un 0,5 % del trabajo que hacen ellos a diario, parando un montón de desahucios silenciosos, negociando con las familias, encontrándose con bancos que intentan bloquear la PAH y otro montón de dificultades. La canción era para ellos. La realidad es que todas las canciones del epé surgen de una manera bastante aislada, lo que pasa es que al final juntas tenían un sentido.

 

¿Cómo entraste en contacto con la PAH?
La PAH en Asturias nació con el 15M allí. Después de las primeras movilizaciones del 15M de 2011, decidieron empezar como Plataforma de Afectados por la Hipoteca y los Desahucios. En ese momento yo pasaba mucho tiempo en Madrid y no estaba en contacto con ellos. Les conocí en una acción que hubo frente a los juzgados y empezamos a hablar de hacer alguna fiesta para el aniversario. Gijón facilita esto: pronto te das cuenta de lo que están haciendo porque lo tienes al lado de casa. Aún así creo que no somos suficientemente conscientes de lo que están haciendo. A veces les pierdo la pista y pienso que, como no sé de ellos, no están teniendo mucho trabajo, pero me los encuentro un día y están agobiados porque están tienen mucho más trabajo que en los últimos años. Y es algo que te deja hecho polvo siempre.

 

Es entonces cuando nos encontramos con la dimensión populista de la música. Cuando una canción se convierte en difusora del trabajo de una plataforma como la PAH.
Eso no es tanto por la canción como por la naturaleza de la plataforma. Aunque la música opera de la misma manera que la PAH: de una manera bastante horizontal. Me hizo mucha ilusión cuando fuie a tocar a Málaga el año pasado para Ahora Málaga, en las municipales, y vino la gente de la PAH de allí, gente muy joven con gente muy mayor y aparecieron en el concierto queriendo cantar la canción. No lo esperaba, porque la PAH es apartidista, pero en este caso ocurrió así. Fue una gran sorpresa. Y la cantaron, desafinaron terriblemente, pero fue muy bonito (risas).

 

Teniendo en cuenta la naturaleza de este trabajo, ¿cómo ha sido asumido por tu público?
Hay gente que mejor, gente que peor… en general bastante bien. Pero no sé muy bien aún. Me he dado cuenta de que la gente de mi edad que me seguía ha ido quedando por el camino. Esto es una sensación, no tengo ninguna prueba empírica, es una percepción por lo que he visto en los conciertos. Creo que he perdido algo de público de la gente de mi edad, pero que lo he ganado entre gente más joven. Me encuentro gente más joven, recibo comentarios suyos través de las redes. Hablo con gente que tiene 19 años cuando piensas que son de tu edad… o de treinta y pico por lo menos (risas).

 

Se suele decir que cuanto más mayores, más conservadores.
Sí, de hecho muchos de los iconos de la extrema derecha fueron comunistas y libertarios en su juventud. Es una transición curiosa.

 

Por último, ¿tienes claro a quién vas a votar en las Generales?
A Podemos. Me habría gustado que hubiera una candidatura de confluencia con Unidad Popular, la Izquierda Unida de Alberto Garzón… también me apela mucho su discurso, pero sé que es una cosa muy complicada. Espero que también tengan un buen resultado y puedan sumar fuerzas con Podemos. Por una cuestión de cercanía con la gente que forma Podemos, amigos involucrados, veo el esfuerzo, la ilusión…

 

¿No crees que Podemos ha llevado a cabo justo lo que tú quieres hacer con el término populista y la música? Ellos para la izquierda.
Sí. La estrategia de Podemos tiene mucho que ver con el concepto que entronca con la reivindicación del populismo que hacía Chantal Mouffe con el concepto de hegemonía: conseguir hegemonía cultural y apelar a identidades que nos son comunes a todos. Hacer que la gente se dé cuenta de que el interés de la mayoría es el interés que nos puede venir bien a todos, incluso a otras minorías. Ese concepto de hegemonía no ha triunfado todavía en la izquierda, mientras que sí lo ha aprovechado muy bien la derecha. Es lo que intenta hacer Podemos, por eso también se les critica, por intentar apelar a muchos sectores y renunciar a algunos de los puntos fundacionales de su discurso como la renta básica, decir que la República no es una prioridad o que la OTAN hay que redefinirla pero no está tan mal… todas esas cosas que IU no tiene problema en defender. Pero bueno, eso entra dentro del terreno de las estrategias políticas. Creo que ellos pueden ser una buena herramienta de cambio. Al final los partidos políticos son solo herramientas, ni más ni menos. Son algo muy valioso, pero el cambio y la transformación social no depende solo de ellos. Eso seguro.

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