Músicos en la sombra: Matías Eisen, bajista de Coti y Najwa Nimri

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“Los músicos argentinos aquí son muy valorados, son muy respetados, no lo sabía”

El bajista argentino Matías Eisen lleva años tocando en España junto a nombres Coti, Najwa Nimri, Dani Martín o La Sonrisa de Julia, también ha tocado con Javier Calamaro o Julieta Venegas. Arancha Moreno nos lo presenta.

 

Una sección de ARANCHA MORENO.

 

Se crió en Argentina, donde tocó con Lito Epumer o Javier Calamaro, y puso rumbo a España para seguir ejerciendo de bajista al otro lado del charco. Al llegar descubrió que los músicos argentinos están muy bien valorados aquí, y desde entonces, a Matías Eisen no le ha faltado trabajo: con su “espina dorsal” musical, Coti, al que acompaña desde hace casi una década, y de manera intermitente con otros muchos artistas, desde Julieta Venegas a Najwa Nimri, Dani Martín, La Sonrisa de Julia, Fábula… Giras y discos que compagina con su propio trabajo: acaba de lanzar su primer disco, “Puzzle”, donde el bajo es el protagonista. Nos lo cuenta en un local estrecho y a media luz, en la calle La Palma, en pleno barrio de Malasaña, sentados en un banco de madera mientras la gente entra y sale con sus cafés para llevar. Y como los cafés, nos trae y nos lleva por los diferentes capítulos de su historia Argentina-Madrid.

¿Por qué te hiciste músico?
¿Así, desde tan atrás? La música siempre me gustó. Mi hermano era el músico de la familia, yo me dedicaba a la interpretación, quería ser actor y estudié varios años, me lo tomé muy en serio. A los quince empecé a tocar el bajo, por mis amigos, y me enganché y me gustó. De chico tenía obsesión por definir, no abarcar demasiado, así que dejé la actuación y seguí con la música. La música me parecía más reto, tenía que estudiar más, me tentó y seguí. Me compré mi primer bajo y mi abuela me pagaba las clases. Fui al Conservatorio, pero aprendí más con los profesores particulares que tuve, en Argentina sobre todo.

¿Cuándo llegó tu primer bolo profesional?
Recién empezaba toqué con algún grupo de blues, pero mejor olvidarse y que no haya registro de eso… Cuando tenía diecisiete años empecé a trabajar con un grupo de fiestas, tocaba distintos estilos. Estuve relacionado con el jazz y la improvisación, pero me gustaba de todo, sacaba cosas de salsa, funk, blues…

¿Y cuándo entraste en el circuito definitivamente?
Donde se ven reflejados mis esfuerzos y los primeros logros fue tocando con Lito Epumer. Formaba parte de su cuarteto, que fue semillero de grandes bajistas, habían tocado los mejores. No me consideraba de los mejores, pero sí tenía la presión de tocar en un sitio importante en el circuito. Después salió lo de tocar en televisión, ser coordinador y director musical de un programa, donde había que escribir partituras, hacía un programa con trece músicos en directo.

¿Tocaste con alguien más, antes de venir a España?
Hice un par de cosas con Javier Calamaro, cuando hacía rock. Tuve algunos grupos, pero en Argentina no toqué tanto con grupos.

¿Qué te interesó de España, para venir a tocar?
Estaba mi hermano aquí, y me vine muy decidido, tenía pensado quedarme. Venía de trabajar un montón, y era una vía de escape, espíritu de aventura. Tenía la necesidad de nacer desde abajo, y de tocar con otros artistas, aportar lo que ellos necesitaran.

¿Notaste que aquí pedían cosas distintas?
No, sí noté que los músicos argentinos aquí son muy valorados, son muy respetados, no lo sabía. Lo primero que hice fue tocar con Mercedes Ferrer, grabamos su disco “Tiempo real”, fue toda una experiencia nueva. Al año empecé a tocar con Coti. Era el comienzo de un camino muy bueno, crecí mucho.

Así que pasaste de Mercedes Ferrer, una artista muy valorada en el circuito, a tocar con Coti, que dio el pelotazo comercial rápido.
No fue rápidamente, pero la industria en ese momento daba más: los artistas tenían opción a promo, cierta difusión… Y daba opción a empezar una pequeña gira y trabajar. Coti es un gran trabajador y nunca quiso parar, eso le dio su éxito. Los músicos que tocábamos con él nos comportábamos como un grupo de verdad, así lo sentíamos. Además, la mayoría somos argentinos y tratábamos de plantar bandera. Había un ánimo de triunfar con esto, y estábamos muy apiñados. Hubo que sacrificar muchas cosas, tampoco picamos piedra, estamos haciendo música, pero hubo sacrificios. Pero la recompensa fue mejor de lo que nos imaginábamos.

¿Cuándo empezaste a trabajar con él?
Empecé a grabar con él su segundo disco, “Canciones para llevar”, lo grabamos en Argentina. Fue un disco que funcionó muy bien, con deuvedé, “Esta mañana y otros cuentos”. Lo recuerdo muy bien, porque ya no había tantas opciones para que triunfara el disco, y lo hizo prácticamente solo. Se dieron algunas cosas que lo hicieron funcionar, supongo que tiene que ver con el tiempo, el lugar y el momento social, tres pequeñas cosas que hacen que un disco funcione. A lo mejor ese disco sale hoy y no pasa nada, si todos tuviésemos claro qué hacer para que funcionen las cosas…

Todo el mundo lo haría.
Sí, y si no, dejaríamos de pensar, de investigar.

Cuando hay más éxito, ¿la exigencia roba el tiempo para preparar más cosas?
Bueno, yo tocaba con Coti y a la vez empecé a preparar mi propio disco. Creo que hay que valorar lo de uno. Yo nunca voy a dejar de tocar con gente, me encanta, pero creo que hay hueco para la música de cada persona.

¿Seguiste con Coti, o se acabó ahí la historia?
Después vino el disco “Gatos y palomas”, para mí uno de sus mejores discos, canciones que todos grabamos en el estudio PKO y fue un mes muy intenso de estudio, de esos discos en los que uno está feliz de haber estado. Después vino otro disco, que grabó todo él, porque es muy bueno. Se seguían haciendo discos, aquí y en Sudamérica. Ahora lo último fue “Lo dije por boca de otro”, donde he grabado el tema ‘Lento’. Coti y sus músicos son mi familia aquí en España.

Al margen de grabar y girar con él, ¿en qué otros proyectos trabajabas en paralelo?
En el medio de todo eso hice el grupo Blackdados, un trío con Marcelo Novatti y Adrián Schinoff, investigábamos, probábamos sonoridades… Sacamos un disco y lo editamos en Japón, cosas raras que pasan, y tocamos poquito. Después he hecho grabaciones que han ido saliendo: Fábula, un grupo que sacó dos discos, un grupo muy bueno, se disolvió pero aportaba otra cosa, lástima que no siguiera. Luego he colaborado con Chila Lynn, la cantante cubana, una pinanista muy buena, son las últimas grabaciones que hice. Grabar me encanta. Tocar en directo, grabar y componer son cosas que espero que nunca deje de hacer.

 

“Najwa Nimri ha sido la artista que más libertad me ha dado como bajista”

 

También has estado girando con Najwa Nimri, ¿qué te aportó trabajar con ella?
Sí, fue increíble. Entre disco y disco de Coti toqué con ella. Después de hacer NajwaJean sacó otro disco, “El último primate”. Me llamaron para hacer la gira, tocamos desde mediados de 2010 a mediados de 2011, más o menos. Ha sido la artista que más libertad me ha dado como bajista. Estoy muy agradecido, en el escenario éramos todos un grupo, y me dio la posibilidad de tocar en el Festival de Málaga el tema ‘Crime’, al bajo y a la voz. Eso no lo hice nunca con ningún artista, y ella tenía esas salidas que me hacían ponerme en un lugar diferente y muy interesante. Tenemos muy buena relación, me gusta lo que hace. Lo pasábamos bien.

Parece un espíritu musical libre.
Sí, dentro de sus conocimientos mantiene la búsqueda, cada concierto era diferente. Ellos venían de tocar en un grupo, y yo hice una audición, me vio probar y al bajista siguiente no lo llamaron.

Debe ser un poco extraño lo de hacer pruebas para entrar en una banda…
Sí, yo estoy muy a favor de hacer eso, cuantas más pruebas haya más se pone uno las pilas. En España hay pocas audiciones, pero si hubiese más se volvería todo más exigente, y uno tendría que estudiar más. No está mal, es demostrar que lo puedes hacer.

Y tener la oportunidad de hacerlo, porque en vuestro gremio funciona mucho la llamada del amigo.
Mucho. También es lógico, porque tocar con los más capacitados no tiene porqué hacerte sentir mejor en el escenario. Yo entiendo que la gente quiera sentirse cómoda tocando, no solo en lo musical.

Hablando de mujeres solistas, también has tocado con Julieta Venegas.
Sí, en 2004, 2005, tocábamos bastante con Coti e hicimos un par de conciertos, porque Julieta vino a enseñar su música. Coti le había producido el disco a Julieta, y usó su banda para tocar aquí. El disco “Sí”, de Julieta, está grabado con mi bajo en casa de Coti, pero no había presupuesto para pagar músicos y yo le presté mi bajo, cuando aún no era nada conocida. A partir de ese disco hicimos conciertos con ella, me parece un músico genial, tiene muy buena onda. Tocamos en el Conde Duque, en Madrid, y en un festival.

Y con un registro un poco distinto.
Sí, ella toca el piano, la guitarra… Es músico antes que artista. Me sentía muy cómodo con sus canciones, eran canciones muy bonitas. Era más raro tocar lo anterior a ese disco, algún acorde extraño.

En medio de otros muchos proyectos, también has tocado con La Sonrisa de Julia.
Entré cuando ellos terminaron de grabar “El hombre que olvidó su nombre”, un disco supercurrado, muy bien grabado, tocado, increíble… Me fui a ensayar con ellos a Asturias, fue muy intenso, hicimos muchas salas y en el escenario lo dábamos todo. Es un grupo que se merece estar en otro lugar mucho más arriba que muchísimos grupos.

Más giras: ¿cómo te fue acompañando a Dani Martín?
Me llamaron para hacer una gira de teatros, que empezaba en enero de este año, pero empecé haciendo tres o cuatro bolos que quedaban del verano. Entré a la vez que el guitarrista Juanjo Melero, y Dani nos trató muy bien, siempre pendiente de si estábamos bien, después de cada concierto nos íbamos a cenar, muy generoso… Excelentes músicos: Carlos Gamón, Iñaki García, Méndez… Un grupo humano muy bueno. Me llamó Bori Alarcón, el técnico de Dani, y para mí significó mucho. Tocamos en los mejores teatros de España.

¿Has vuelto a tocar a Argentina?
Sí, fui a tocar con Nena Daconte. Te estoy mezclando todo, soy muy malo para mirar hacia atrás, pero trato de mirar mucho hacia delante. A Nena Daconte les conocí porque eran de Universal. Me mostraron el primer disco, me gustó, y después pegaron con el “Retales de carnaval”. Ellos tenían que ir a Argentina, había poco presupuesto y llamaron al argentino, y ya me quedé allí un tiempo. Lástima que se disolvió, porque era un grupo que me gustaba.

Hace unos meses has publicado un disco propio, “Puzzle”. ¿Desde cuándo trabajas en él?
Hace muchos años que grabo algunas ideas, luego las abro y las voy revisando. Si surge algo, lo voy desarrollando. Para hacer este disco, que ha producido Adrián Schinoff, le llevaba temas, y si él me decía cuáles no le gustaban, y los que no, quedaban fuera. Quizá por eso guarda una cierta estética.

¿Y en qué camino se mueve?
Mi chica lo define como jazz electrónico. Es un disco instrumental, con el bajo como instrumento protagonista, más melódico, pero no deja de tomar un formato de canción, los temas no duran más de cuatro minutos, y están enfocados como una canción: intro, estrofa, estribillo… La estructura de una canción. Hay colaboraciones increíbles, que le dan un color y el disco crece.

El bajo es protagonista, para variar de su papel de pilar musical.
Sí, pero no en todas, yo hago las melodías y saco el bajo como instrumento principal, pero los otros no dejan de tener protagonismo. Nadie me ha dicho que el disco le aburra, que es lo peor que me pueden decir. Hice este disco porque hay muchas cosas que no podía hacer con otros artistas, y este disco es más de experimentar, con un montón de efectos para que suene diferente, y hay solos, algo que no suelo hacer con nadie.

Una evolución de tu instrumento, y de tu profesión.
Donde más he aprendido ha sido tocando ese disco en directo, me hace estudiar mi propia música y me hace ponerme en un sitio en el que no estaba acostumbrado. A todos nos gusta que nos miren y nos escuchen, en mayor o menor medida, el que diga que no le gusta miente. La primera tele que grabé, estaba muy nervioso, una experiencia de la que haces callo. Cuando te pones desafíos así notas que estás aprendiendo. Dan ganas de tocar más, de hacer otro disco…

Así que pretendes seguir con una carrera en solitario, al margen de tocar con artistas.
Sí, no tengo claro qué, porque aún estoy presentando este disco. Yo no sabía si funcionaría, si lo podría tocar bien, pero de momento estoy contento, habrá que seguir.

¿Tienes más planes?
Estoy con la idea de un libro, que se va a llamar “Bajistas en España”. La idea es aglutinar a los principales bajistas que han hecho que este instrumento tenga este valor aquí. Juntar a veinte o treinta bajistas donde se vea su trayectoria, qué discos grabaron importantes, sus líneas… Va a estar escrito en partituras, y llevará un cedé donde se podrá escuchar el tema. Prácticamente está hecho, aún no tengo editorial, pero es la demostración de que la unión hace la fuerza. Darle valor al bajo, poner a los bajistas en el lugar que tienen que estar.

Al margen de eso, ¿estás a la espera de que salga alguna gira?
Sí, ahora tengo dos conciertos con Coti, el día 28 en la Joy Eslava y el 30 en Luz de Gas. Después nada en concreto. Ahora me he puesto muy en serio con las clases de bajo, enfocándome mucho en los alumnos. Después, ya se verá.

Anterior entrega de Músicos en la sombra: José Antonio Romero, guitarrista y productor de Joaquín Sabina.

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