“Más movimientos”, de Modelo de Respuesta Polar

Autor:

DISCOS

“Este es un disco de emociones, intensas o diluidas, certeras o difusas”

 

modelo-de-respuesta-polar-02-02-18

Modelo de Respuesta Polar
“Más movimientos”
HOOK EDICIONES

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

La escena musical de Valencia se encuentra en un momento jugoso. Aparte de eso, los grupos que nacieron a principio de la década ya están —pese a los movimientos de componentes que ha habido en este disco— perfectamente asentados. Ello ha hecho que Modelo de Respuesta Polar entre en un cómodo estado de grupo que no aspira a grandes audiencias —excepto acompañando a Izal en su gira, es evidente— pero que ha calado en una buena legión de seguidores que reciben cada uno de sus discos como un feliz acontecimiento. Borja Mompó, su líder, no les va a defraudar porque después de tres elepés ha tomado hechuras de compositor de clasicismo pop en este cuarto. Sin más pretensiones que volcar en sus canciones vicisitudes sentimentales, sigue caminos abiertos por Antonio Vega o La Habitación Roja para encajar un mundo lleno de emociones. Porque este es un disco de emociones, intensas o diluidas, certeras o difusas, cada palabra intenta hurgar en las telas del corazón, en el hueso de las relaciones como dejan bien patente las recriminaciones de ‘Sábado’.

Eso hace que se desplieguen dos caminos en el disco. Uno con peso en baladas de delicadeza delgada y mimbres serenos —es el puro lirismo de ‘Dejar ir’, sostenida por un piano— y descargas electrónicas cercanas al rock independiente como ese ‘Siempre’ que abre el disco a una burbujeante velocidad de crucero o el excepcional trabajo de guitarras en ‘No me falles’. No hay fronteras definidas, sin embargo. Es en este primer grupo de composiciones donde se encuentran quizás aquellas que necesitan más recorrido para hincarse en la sensibilidad del oyente. La que da título al conjunto, más austera, inicia bien entrado el disco este espectro que culmina en ‘Lo divino’, una preciosidad dividida en dos partes: la primera de hondo lirismo, la segunda un largo desarrollo instrumental en el que cuando suena la última nota uno se cuenta de que lo ha invadido la congoja.

La falta de prejuicios que Mompó recalca en las entrevistas, el jugar con sonoridades que no habían aparecido en sus trabajos le sienta muy bien a un disco que se cierra con una original ‘Tu canción’, cercana a Los Planetas en su fondo borrascoso y su densidad en las guitarras. Rabia pura. Y tras ello, concluidos los doce cortes, la sensación es que hay que volver a escucharlo, que hay bastante más cera ahí y que es un disco melancólico pero proactivo: la sanación nos llegará tras un periodo de tratamiento con sus canciones.

Anterior crítica de discos: “¡Naino!”, de varios artistas.

efe-eme-febrero-17

Artículos relacionados