Manolo Tena: El don de un valiente

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“Dentro de ese grupo de valientes, que defienden su talento en vez de abandonarlo, Manolo Tena era, además, de los mejores”

La marcha de Manolo Tena empuja a Chema Domínguez a repasar la carrera discográfica del músico extremeño, paseando por sus éxitos, los temas que escribió para otros y algunos de sus versos menos conocidos.

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

Manolo Tena nació con un don, y tuvo la valentía de darle vida. Ese don está en sus letras, en su voz, en su expresividad, en sus canciones. Manolo escuchó sus ideas, desarrolló sus habilidades y pasó a la acción. Poesía, rock e interpretación estuvieron presentes desde Cucharada, en minutos irresistibles como ‘¡¡¡Tan reprimido!!!’, ‘Desconcierto flamenco’ o ‘Quiero bailar rock & roll’, desde ese espléndido disco que es “El limpiabotas que quería ser torero” (1979).

Junto a la Orquesta Mondragón y su “Muñeca hinchable” (1979), Cucharada son pioneros sobre las tablas en aunar rock y teatro, haciendo visible la ruptura de los nuevos tiempos, deseosos por abandonar el túnel de la dictadura franquista. Bien es cierto que el contenido de las letras sitúa a Manolo Tena y Cucharada más cerca de los Mermelada de “Coge el tren” (1979). Es interesante el aviso que Mermelada con ‘Publicidad’ y Cucharada con ‘Compre (pase ¡no molesta!)’ ya nos daban sobre los engaños crediticios y del consumo.

Junto a compañeros del mítico sello Chapa/Zafiro como Topo, Leño, Moris o Tequila, Cucharada abonaron el terreno para la Nueva Ola que llegaría en los ochenta. Cada uno tuvo diferente suerte comercial y distintas fechas de disolución, pero la labor del pionero siempre tiene una recompensa desequilibrada. Afortunadamente, el talento siguió intacto y Manolo forma Alarma!!! junto a su compañero de Cucharada José Manuel Díaz y Jaime Asúa. Sin duda, debieron ser un referente de aquella década, pero no fue así. “Alarma!!!” (1984) y “En el lado oscuro” (1985) les situaron en la incómoda tierra de nadie. Con ellos influyeron a nombres destacadísimos como Los Secretos (surgidos de la Nueva Ola), quienes realizaron una espléndida versión de ‘Frío’ en “Adiós tristeza” (1991), mientras ‘Marylin Monroe’ fue interpretada por Miguel Ríos en el exitoso «El gusto es nuestro» (1996) y junto a Ana Belén en directo para la versión deuvedé, dueto que ya habían interpretado en la gira “Mucho más que dos” (1994).

A finales de los ochenta, “Tan raro” (1988) marca el inicio de la aventura en solitario para Manolo. Desde un sello de confianza como era Elígeme Discos, cofundado por Sabina, y teniendo por compañeros de equipo nombres tan afines como Moncho Alpuente, Manolo Tena encontró su mejor camino y editó tres singles: ‘Porque te quiero’, ‘Comida para perros’ y ‘Tan raro’, que no le dieron el éxito esperado, pero sí le aproximaron definitivamente a su mejor cota. Desde esa nueva altura, voló hacia “Sangre española” (1992). Admirador de Jesús de la Rosa (Triana), Antonio Flores y Antonio Vega (sus dos Antonios), a los que hay que sumar Enrique Urquijo, Manolo Tena sublima el sabor de todos ellos y su propio talento para dar con un repertorio ejemplar, mágico, que unido a su voz partida está en la memoria colectiva, sección tesoro incalculable, de nuestra música.

 

Rock, raíces y versos cuidados

‘Quiero beber y no olvidar’ destapó uno de los éxitos del año y le convirtió en referente de los noventa. ‘Sangre española’, ‘Fuego en la piel’, ‘Loco por verte’, ‘Tocar madera’, ‘Llévame hasta el mar’… ¿hay alguna canción que no fue single?

Además, ese mismo 1992 no solo recompensó a Manolo Tena, Kiko Veneno y su “Échate un cantecito”, también recibieron el favor del público después de tantos años de entrega poética. Tena y Veneno representaron involuntariamente dos tendencias exitosas que marcaron época en las siguientes temporadas, y que tenían un mismo y largo aprendizaje: rock, raíces y versos de primer nivel. En un insuperable giro del destino, Los Rodríguez telonearon a Manolo Tena en su inolvidable concierto de Las Ventas en septiembre del 93. “Sin documentos” se había publicado escasos días antes.

 

 

Al lado de ese todopoderoso éxito, llegaba la peligrosa sombra de las adicciones, que sumada al riesgo sin recompensa de “Las mentiras del viento” (1995), el discreto “Juego para dos” (1997) y un intento por recuperar terreno comercial más pensado para la compañía que para el artista, traducido en un recopilatorio poco motivador como fue “Grandes éxitos y rarezas” (1998), expulsó definitivamente a Manolo Tena del paraíso del éxito y el juego de las multinacionales. Y su debe no paraba de aumentar a causa de los problemas económicos derivados del beneficio de “Sangre española”. El comunicado emitido por su oficina de prensa incluía la siguiente cita de su hermano Rafa Tena: “Manolo no cobró ni un euro jamás por la venta de discos de ‘Sangre española’, ya que Manolo Aguilar, presidente de la Fundación SGAE y productor del álbum, nunca le pagó. Debido a sus supuestos problemas de salud no estaba en disposición de reclamar el dinero y tenía todas sus cuentas embargadas”, por lo que su hermano se ve “obligado, por ser el albacea de su hija, a emprender una batalla judicial para reclamar los derechos que a ella le pertenecen”.

 

Escribiendo para otros


Si el verdadero éxito está en resistir, si la verdad se esconde en la derrota, Manolo Tena, además de contar con el éxito y hallar la verdad, ha sido un héroe como pocos. Su labor como compositor para otros también forma parte de su gloria comercial, con Rosario, Ana Belén o Ricky Martin como ejemplos, y expresa una vez más el gran talento que tenía escribiendo para Luz Casal, Los Secretos, Miguel Ríos, La Orquesta Mondragón… También hay homenajes como el de Siniestro Total en “Cultura popular” (1997) al versionar ‘Compre (pase ¡no molesta!)’, y con anterioridad en “De hoy no pasa” (1987), los Siniestro también hicieron suyo el divertido ‘Quiero bailar rock & roll’.

“Insólito” (2000) marca un punto de recuperación fugaz pero brillante. Recoge los dos temas que interpretó en “Manolo Tena & Federico García Lorca: Poeta en Nueva York (1998)”, ‘Son de negros en Cuba’ y ‘La Aurora’. También incluye sus aportaciones para “Mucho Tequila!” (1996) con ‘Todo se mueve’, y el sentido homenaje a Antonio Vega, ‘Siempre y nunca’, que cerraba “Ese chico triste y solitario (1993)”, la única canción original de aquella celebración y quizá la mejor. ‘Por los amigos’ se cuela la esperanza y el agradecimiento que guarda el músico, pero “Insólito” es sobre todo “un homenaje a Hollywood y a sus mitos del siglo XX”, como él mismo cuenta en un libreto plagado de caracterizaciones del propio Tena en diferentes rostros del cine estadounidense. Aunque la mejor pieza viene, paradójicamente, del maestro español Luis García Berlanga. Tena interpretó el tema central de “París-Tombuctú” (1999), ‘A ninguna parte’, compuesto por Luis Mendo y Bernardo Fuster, una preciosa derrota existencial que parece recuperar definitivamente a Manolo.

 

 

“Básikamente” (2003) busca partir de cero recuperando lo más granado del artista extremeño, madrileño de adopción, a la espera de un disco inédito que finalmente enfriará las expectativas. “Canciones nuevas” (2008) quiere pero no puede, una producción tan bien intencionada como poco acertada no ayuda a los nuevos temas de Manolo, que además andan por debajo del sobresaliente que puede alcanzar.

 

Últimas pisadas


Hace dos años, con la publicación de “El concierto de Las Ventas” y la novedad de “Casualidades” (2015), Manolo Tena saca músculo para asombrar e ilusionar una vez más gracias a su legado y a su inagotable talento. Su intervención en el espacio televisivo “A mi manera” (La Sexta), emitido entre febrero y marzo de este año, recupera definitivamente su figura. Sus versiones de ‘Grité una noche’, de Nacha Pop, la extraordinaria esperanza que destilaba con ‘Mañana’, de Mikel Erentxun… incluso las que hacían de su repertorio como ‘Sangre española’, de David DeMaría, un grandísimo acierto, o la más esperable pero no por eso menos deseada, ‘Frío’, de Nacho García Vega; la magistral reinvención de ‘Marilyn Monroe’ por Erentxun (quien además la incorpora de forma natural a su repertorio de directo), los aires latinos y jazzísticos de Soledad Giménez para ‘Loca por verte’… Todo indicaba una recuperación total en lo artístico, y hacía soñar con el milagro en lo personal. Según el comunicado de su oficina, Manolo Tena ingresaba “en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid el pasado domingo 20 de marzo por las dolencias que venía arrastrando en su hígado, tras el concierto que ofreció en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria el día anterior”.

Debo corregir el inicio de estas líneas. Lo cierto es que Manolo nació con varios dones y solo por encarnarlos, por darles vida, por no dejar que se murieran con él, por compartirlos, merece un lugar entre todas las personas valientes que dan sentido a esta vida que no me atrevo a calificar en días como ayer. Dentro de ese grupo de valientes, que defienden su talento en vez de abandonarlo, Manolo Tena era, además, de los mejores.

 

 

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