Mäbu: Atmósferas de ensueño

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“Estamos casi como al principio, habiendo aprendido mucho más y no tan cegados, pero sí muy convencidos de lo que hemos hecho”

 

 

Mäbu acaban de editar “Buenaventura”, su tercer disco, y estos días lo presentan en directo. Aunque han tardado más de lo esperado en publicarlo, el cambio de planes acabó tiñendo de luz hasta el título del álbum. Una entrevista de Arancha Moreno.

 

Texto: ARANCHA MORENO.

 

Es difícil llegar hasta el corazón de la Gran Vía de Madrid cuando llueve. El agua y los atascos siempre van de la mano, y Mäbu viven lejos del centro, algo retirados del mundanal ruido. Mientras Txarlie Solano (guitarrista) aparca el coche, María Bueno (vocalista) llega alborotada a la cafetería, entre disculpas y sonrisas, y poco después me recuerda que también le hice la primera entrevista de su vida cuando publicaron el epé “Hallo” (Warner, 2009). Desde entonces ha habido de todo: mucha lluvia, muchos atascos y mucho aprendizaje y empeño en seguir construyendo un sonido propio, distinto, ajeno a lo previsible. Por eso escuchar “Buenaventura” supone entrar en un plano distinto, plagado de atmósferas que envuelven al oyente en un mundo de irrealidad donde solo importa una cosa: la emoción.

 

Qué bonitos los pianos que abren ‘Fantasmas’, el primer tema de “Buenaventura”. Es como si cada instrumento entrase de puntillas en la habitación, deslizándose sin hacer ruido, hasta que la completan sin sobrecargarla. ¿Era la idea?
María: Era una buena manera de empezar poco a poco, creando ese ambiente cinematográfico, de meterte en una historia. “Buenaventura” no es una historia, pero sí es un concepto. Cada uno de nuestros discos ha tenido su parte conceptual, pero este va más allá. Ese poco a poco, ese piano lento introduce muy bien lo que nosotros queríamos contar, meternos en un mundo onírico y especial, emocionante.

 

En la nota de prensa os referís a vuestro disco como “dream pop”. ¿Qué es exactamente?
María: En el mundo anglosajón existe esa etiqueta. Nos sentimos muy a gusto con esa parte del pop más soñador, no tenemos una estructura de pop convencional en las canciones, no empiezan como acaban, son impredecibles, no tienen un patrón como el pop de radiofórmula, son bastante libres. Por eso también nos meten en el saco del indie. Nos gusta eso del dream pop, o pop onírico, creo que eso se va acercando a lo que nosotros creemos que debe ser nuestra etiqueta. Aunque la etiqueta es para los que tienen muy claro lo que están haciendo estilísticamente… Estamos dentro del saco del pop porque es música popular, se puede corear, pero no creo que estemos dentro del pop rock sin más.

 

Cuando os pusisteis a trabajar en este álbum, ¿qué concepto teníais en la cabeza?
María: Después del segundo disco, en el que ‘Memoria’ introducía una atmósfera, nuestro concepto era tirar por esa línea, probar con cosas que no habíamos utilizado nunca. En el segundo disco, “Detrás de las luces”, utilizamos programaciones en las baterías y mezclamos sonidos electrónicos con sonidos orgánicos, y que eso crease una atmósfera inquietante, y nos gustó mucho. Esta vez tirábamos por esa línea más experimental, en la que nos sentimos muy a gusto. Es una evolución natural. No todo el mundo la entiende, pero creo que no nos hemos ido mucho del anterior disco. El concepto era ese, experimentar.

 

 

Aunque parece menos inquietante y más envolvente. ¿Es así?
María: Cierto, y es más emotivo, tiene más emociones puestas, muchas más. No porque le hayamos puesto más cariño, que cada vez que grabamos un disco le ponemos mucho cariño, pero todo se ha dado mejor, más amable. Las canciones han venido de manera más natural, después de tocar infinidad de veces juntos la forma de trabajar se da más natural, las canciones encuentran su sitio más fácil. Fue muy fácil grabar en Estudio Uno con el chico que ha grabado el disco, Pablo Pulido, que es el técnico que viene con nosotros en directo. Esta es una profesión donde actúa mucho la percepción, y la de la gente es que este disco viene con algo especial, una carga emocional especial. Creo que se percibe, y al hablar de él noto que lo hago con más cariño. Tengo especial ilusión con este disco. Estamos casi como al principio, habiendo aprendido mucho más y no tan cegados, pero sí muy convencidos de lo que hemos hecho. Sabemos que es un disco fácil de escuchar, pero que no es un disco que escucharía todo el mundo. No lo van a poner en radiofórmulas, pero no pasa nada. Sabemos quienes somos.

 

El hecho de no sonar en la radio al principio puede ser recibido como algo decepcionante, pero a la hora de la verdad os proporciona más libertad. Ya no tenéis que cumplir las normas para sonar, así que podéis hacer lo que queráis con la canción. ¿Lo sentís así?
María: Eso es. Al grabar este tercer disco hemos sido mucho más libres. Tenemos fans acérrimos que quizá no nos perdonen que no hayamos hecho ‘Con mi voz’, pero eso ya pasó, lo puedes escuchar en cualquier sitio, déjame crecer como yo quiera. Yo no veo un disco como ofrecer algo que ya he ofrecido, sino como ofrecer lo que soy ahora, para eso es mío. Si lo aceptas, bien, si no, no sigas escuchando. Aún así creo que en los directos aportamos lo mismo de siempre, la gente no viene para escuchar los hits, viene porque se crea una atmósfera muy amable y muy chula, es muy agradable porque nuestra actitud es de ofrecer amabilidad con nuestra música, no hay un concepto de estrellas. Yo no tengo ningún personaje, soy yo y ya está, igual que Txarlie y César. Me muestro tal como soy, soy la misma abajo y arriba. Hay gente que es muy fan de eso y gente que no conecta porque necesita algo más de irrealidad.

 

Más pose.
María: Pose, eso es. Pero Mäbu no es un grupo de pose, soy incapaz, me siento rara (ríe). Pero es igual de lícito, ni mejor ni peor. Todos hemos hecho el posturitas en las redes sociales para llamar la atención, pero no hay personaje en Mäbu.

 

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“Sabemos que es un disco fácil de escuchar, pero que no es un disco que escucharía todo el mundo”

 

Antes has hablado de las atmósferas, que creo que son claves en este trabajo. ¿Lo fueron desde el principio?
María: Fue como buscado, pero no pensado.
Txarlie: Creo que fue el empujón que nos dio la gente con sus comentarios. Siempre lo habíamos tenido, y se juntaron dos o tres crónicas de conciertos, comentarios de amigos… la gente nos decía que ir a nuestros conciertos les hacía entrar en una atmósfera muy especial, la voz de María y las letras eran tan ensoñadoras que les atrapaban. Con todas esas referencias fuimos conscientes de algo que estábamos haciendo de forma inconsciente. Es lo que la gente percibía, así que quisimos reforzar eso, que sin darnos cuenta estaba siendo como una seña de identidad.

 

Y explorar ese camino, esa búsqueda.
Txarlie: Sí, y nos ha servido para quitarnos ciertos prejuicios ante ciertos sonidos, ritmos o cadencias que a veces te parecen demasiado electrónicos, o lánguidos… Al final tiene esa cosa ensoñadora que estamos buscando. ¿Por qué no? Vamos sin prejuicios en las velocidades de las canciones, las letras, los sonidos… vale todo siempre que encaje en esa idea.

 

En este disco no hay prisa, no hay urgencia. Es un mundo para detenerse a escuchar. Vuestro disco envuelve, te pide atención y te hace detener lo que estás haciendo.
María: Un chico nos comentaba en el Facebook algo así: “Qué manera de parar el tiempo”. Qué guay, provocamos cosas.

 

 

Y es un ejercicio que resulta así en todo el álbum: tiene un sonido muy definido, una atmósfera envolvente que lo acompaña desde el comienzo hasta el final.
Txarlie: Nos ha ayudado mucho todo lo que hemos hecho antes. Tuvimos la suerte de trabajar en Estudio Uno, con Luis Criado y Pablo Pulido. Ellos se instalaron justo en el pueblo de la sierra donde vivimos nosotros, en Colmenar Viejo. Nos abrieron las puertas desde el primer día, hicimos allí todas las maquetas, a medida que íbamos teniendo canciones las íbamos grabando.

 

Si ya grabasteis allí las maquetas, y lo teníais cerca de casa, ¿ha sido una grabación muy paulatina, entonces?
Txarlie: Claro, ha sido una grabación bastante espaciada. Íbamos insistiendo en las cosas que ibamos viendo que funcionaban, y hemos tenido mucho apoyo de Pablo, supo entender el concepto y nos ayudó mucho a conseguir ese sonido y esa unidad entre todas las canciones.
María: Hemos conseguido algo, y no todo el mundo consigue algo. Conseguir lo que tú quieres ya es complicado, pero conseguir algo que percibe todo el mundo es la pera.
Txarlie: También te dice todo el mundo: “Es que sois la hostia, ¡no entiendo cómo no triunfáis!” Ya, ya (ríen).
María: No, pero nos podemos morir tranquilos. Hemos hecho algo.
Txarlie: Con fundamento, que diría nuestro amigo Karlos (Arguiñano).

 

Grabar con tiempo os habrá permitido evolucionar de una canción a otra. Habéis visto cómo ha ido creciendo el disco y evolucionando de una canción a otra.
Txarlie: Ha habido de todo. Algunas desde el primer día estaban claras, y un año después hemos retomado grabaciones de las primeras maquetas.
María: Muchas de mis voces son de las maquetas.

 

¿También las voces de la canción ‘Buenaventura’?
María: Las de ‘Fantasmas’, ‘Cara triste’ (salvo la parte de Vega), ‘Espérame en el cielo’, la versión del bolero, y las estrofas de ‘Buenaventura’, sí.

 

Es que en ‘Buenaventura’ hay unas voces muy auténticas, parece que estás sonriendo mientras cantas. Transmite mucha naturalidad.
María: Sí, sí. De todas formas, si algo bueno me ha dado mi madre es que las grabaciones de voz son casi siempre a la primera. Hay desafinaciones, podría estar mejor, pero no va a transmitir igual. Y muchos sonidos nuestros también. No es que seamos chapuceros, pero lo relativizamos todo.
Txarlie: Si tiene feeling, lo tiene, ya está. Las baterías de ‘La costumbre’ se grabaron como una prueba para la demo y se quedaron así. Si no lo tiene, se le da las vueltas que haga falta. Hay canciones que se han grabado el último día. Otras, como ‘Mantra’, que era una de las primeras, la rehicimos tres veces, sustituimos las guitarras por un piano eléctrico, la batería por un patrón de timbales, y de repente…
María: ¡Atmósfera! (Sonríe).

 

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Esas vueltas han dado su fruto: ‘La costumbre’ es una de las joyas del disco.
María: Me gusta mucho, sí. Se llama ‘La costumbre’ porque tenía una letra distinta, con esa palabra. Luego la cambié, pero me parecía que tenía que seguir llamándose así.
Este disco está cantado con mucha sugerencia, sutil, nada brusco… pero las letras tienen mucha carga emocional. ¿Por qué?
María: Sí, es un poco inconsciente. Yo no intelectualizo mucho las cosas que digo. Evidentemente, mi manera de proponer una canción es pensar una melodía y que la letra encaje, pero la carga más emocional la tiene la melodía. Lo que pasa es que al introducir las palabras, con esa melodía le das un valor mucho mayor a la palabra. Hay muchas cosas encriptadas, hay gente que las entiende como las he pensado y otros que imaginan otro tipo de cosas. Sí podría haber influido un poco el momento por el que yo pasaba en esos dos años en los que compuse las letras del disco. Mi padre se puso enfermo, teníamos la decepción de hacia dónde íbamos con Mäbu… puede haber influido. Pero “Buenaventura” es un mensaje muy positivo, es un ejercicio de magia simpática, plasmar en algo que te importa un nombre que evoque algo bueno. Llenar de buena suerte a quien lo escuche, al proyecto, a todo.

 

Tiene un título esperanzador, y un espíritu que da esperanza. Si vuestro disco es un tanto ensoñador, hay una imagen que podría valer para ilustrarlo: estar al fondo del mar, pero mirando hacia la superficie. ¿Encajaría?
María: Eso es, no deja de haber esa especie de luminosidad, es oscuro en cuanto a los sonidos, quizá haya guitarras muy distorsionadas o sintetizadores muy poco pop, pero la manera de transmitir, de cantar, de llegar de la estrofa a los estribillos es muy positiva.

 

Este disco tiene muchas colaboraciones: os acompañan Maryan Frutos de Kuve, Virginia Montaño de Índigo e Itziar Baiz en La marea y Buenaventura, Vega en ‘Cara triste’ y Rayden en ‘La locura’. ¿Cómo surgen?
María: Son todo colegas, gente que ha aparecido en nuestra vida. Se ha dado el caso de que los colegas que tenemos son muy famosos, como en el caso de Rayden, con el que ya habíamos colaborado en su anterior disco. No queríamos que colaborar con un rapero se quedase en algo anecdótico, queríamos insistir en la mezcla, ¿por qué no? Vamos a establecer una manera de hacer.

 

 

¿La inclusión de Vega surge a raiz de compartir giras con ella?
María: Hemos tocado muchas veces con ella, compartido escenario, y César tocaba con ella, hay amistad y admiración mutua. Son dos proyectos muy diferentes, pero ¿por qué no hacer como con Rayden, y romper un poco con eso? Me di el capricho de invitar a mis amigas a hacer un coro. De hecho es el tercer capítulo de grabación que publicamos en Efe Eme: las chicas.

 

Publicamos vuestro diario de grabación a finales de 2015 y principios de 2016, ha pasado mucho tiempo hasta que ha visto la luz el disco. ¿Por qué?
Txarlie: Empezamos el diario de grabación al final de las demos, a finales de año.
María: Hubo un momento duro, íbamos a sacar el disco en abril, hubo que replantear el sistema…
Txarlie: Hubo que reconducir la “Buenaventura”.
María: De hecho, en abril se iba a llamar “Fantasmas”.
Txarlie: Cambió, cambió la portada, hubo otra luz con un equipo de gente que conseguimos juntar y estamos muy contentos.

 

El mensaje inicial se ha transformado, entonces.
María: Sí, y cuando todo se da de manera buena a tu alrededor, como pasó en abril cuando decidimos romper con todo y parar el disco en fábrica y hacerlo más tarde, todo se fue reestructurando… ¡y aquí está!

 

¿Cómo vais a plantear la gira de este disco?
María: Como siempre, somos muy currantes en los conciertos, siempre giramos, y aunque no tuviésemos nada nuevo seguiríamos girando. El día 17 tocamos en León (Gran Café), el 18 en Segovia (Beat Club)…
Txarlie: El 19 en Madrid, en el Sol, y a partir de ahí tocaremos todos los fines de semana seguramente hasta Semana Santa, que nos estamos planteando volver a México a presentar el disco. Habrá ciudades donde hagamos el formato eléctrico, habrá ciudades donde hagamos algo más pequeñito, seguramente María y yo solos con dos guitarras. Haremos festivales, teterías, salas, teatros… lo que sea, la idea es no parar, es lo que nos ha hecho crecer como proyecto, la mejor manera de llevar Mäbu a la gente. La gente siempre nos dice que lso conciertos superan la magia del disco.
María: ¡Se ha flipado, eh!
Txarlie: ¡Pero es verdad!

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