Luz Verde: ¡Arde Venezuela!

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«Uno que no vive ahí no nota el ambiente y tensión política, pero la hay y mucha. En Venezuela hay censura»

Salieron de Caracas, pero llevan un tiempo instalados en Barcelona, donde se dedican a lo suyo, al rock. Su nuevo disco, lo regalan desde su web. Charly Hernández repasa con ellos su trayectoria.


Texto: CHARLY HERNÁNDEZ.
Fotos: DIEGO BISQUERRA.


Quince años llevan Luz Verde arrasando con los potentes directos y cuatro discos editados hasta la fecha, y un primerizo EP en 1998 editado en formato cassete que se agotó nada más salir: “Cinema 0” (2000), “Rocanrol” (2004), “Manual de buenas costumbres” (2008) y el último trabajo presentado en España, “En llamas” (2010). Autogestionados y acompañados de una editorial fuerte (Clippers), Luz Verde se aferra al rock and roll dejando huella por donde quiera que pasen. Una banda a la antigua usanza, latinos y con mucho que decir. Willbert Álvarez (guitarra y voz), Eduardo Benatar (batería), Carlos Mendoza (guitarra, voz y piano) y Pedro Misle (bajo) son los componentes de Luz Verde, con los que nos reunimos en Barcelona, junto a la Sagrada Familia.

¿Cómo se empieza haciendo música en un país como Venezuela, sin tradición de grupos de rock?
Willbert:
Tres de los miembros de la banda estudiábamos en el mismo colegio y nos metimos en esto básicamente por amor a la música. Teníamos más o menos los mismos gustos y empezamos a incursionar teniendo claro que siempre íbamos a hacer canciones propias, probablemente porque las versiones nos salían horribles [risas]. Entonces empezamos a trabajar y a tocar para llegar al sueño de lo que no había en ese momento, porque el terreno del rock venezolano era algo inexplorado.

¿No existía en Venezuela ningún grupo de cabecera u otro tipo de grupo pionero?
Eduardo:
La movida del rock venezolano es igual a la del rock latinoamericano en general y español. El rock llega a Venezuela con retraso, con gente joven haciendo versiones en español de temas famosos en inglés. En los sesenta recuerdo a un grupo llamado Los Impala, de hecho vinieron a España y grabaron discos aquí, Henry Stephen que también grabó aquí y estuvo de gira mucho tiempo. Pero Venezuela tiene el problema que está al borde del Mar Caribe y la música que realmente popular es la latina o caribeña, y el rock siempre ha estado en un segundo o tercer lugar y eso sumado a que el mercado está tan contraído que el disco de oro allí son unas cinco mil copias… Imagínate tú el tamaño de la industria «underground» allá, es una cosa demasiado limitada. Pero siempre hubo grupos, como en los ochenta, que estaban Sentimiento Muerto que es, digamos, el grupo más grande de rock que ha tenido Venezuela. En los noventa estuvo Zapato 3, que es para nosotros, de alguna manera, una influencia porque el mayor éxito que tuvieron fue cuando nosotros empezamos a tocar. Actualmente hay una movida más bien de directos y de radio, ya que en la radio están obligados a poner un porcentaje de grupos de allá

Vosotros venís a España, editáis cuatro discos, vuestros directos arrasaban, ¿cómo os reciben allí, ahora que tenéis una base y estructura afianzada?
Pedro:
Nosotros ya teníamos un nombre establecido allá en 2004, con dos discos, y nos vinimos a probar suerte: O probamos ya o no probamos. Claro, el cambio de país tiene sus cosas; allá un gran año de bolos, para cuando nos vinimos en 2004, eran doce bolos, y nosotros en 2005, 2006, 2007 y 2008 tuvimos un promedio de cincuenta conciertos por año. En 2008 volvemos de España con trescientos conciertos encima… eso era otra cosa. Obviando también el material y los trabajos; primero, la gente va por el recuerdo de lo que había. Segundo, el nuevo material se escucha en las radios; y tercero, el ciclo se cierra cuando la gente va a ver a una banda que ya tiene trescientos conciertos. La receptividad ha sido muy buena, de hecho con “En llamas” hemos conseguido nuestro primer número uno con la canción que da título al disco. Es un orgullo saber que hemos conseguido un modelo que funciona genial, que es vivir felices en Barcelona, además en la parte musical, pero por otro lado poder disfrutar de la escena de Caracas a la que iremos en noviembre durante tres semanas de manera intensiva, haciendo lo que otros grupos hacen durante un año.

Hagamos un recorrido por vuestra discografía, comencemos por “Cinema 0”. ¿Cómo surge y cuál era la filosofía de trabajo?
E.:
En el 95 es cuando me uno al grupo porque ellos antes tocaban bajo otro nombre, y en mayo de ese mismo año entramos a grabar algo. Al tener el primer contacto con el estudio y viendo lo que hay, nos damos cuenta que necesitamos amasar más material, había canciones que la letra era del otro cantante, otras que no cuadraban con el presente del grupo… así que decidimos componer nuevos temas para en el 98 entrar de nuevo en un estudio y sacar un EP con una tirada limitada, pero que agotados. Con la pasta que sacamos logramos ahorrar y entrar a grabar en un estudio profesional. Pero, claro, estábamos representando una colección de canciones que logramos componer durante todo ese tiempo; las composiciones eran distintas y de hecho, nos producimos nosotros el disco.
W.: En Venezuela hay gente que lo considera un disco de culto
E.: Claro, piensa que la movida rocanrolera en los noventa se había extinguido prácticamente, había fiestas raves, rock industrial… pero el rock and roll estaba muerto, y nosotros teníamos un estilo muy rock and roll, por lo que éramos de los pocos grupos que hacíamos rock allá.
P.: Y nos buscaban para secuestrarnos, matarnos y eliminarnos [risas]. Ese disco tardó un año grabarse, también contábamos con contactos pero las cosas iban lentas. Y cuando lo grabamos, teníamos que contar que los ingenieros no estuvieran hasta el culo de porros y tuviéramos que grabarnos nosotros mismos [risas].

¿Tuvisteis problemas con las letras y la censura?
W.:
La verdad es que sí hemos tenido.
P.: Al principio no lo parecía, pero viéndolo desde acá… Por ejemplo, el single ‘Solo solo’, de “En llamas”, hay una parte en la que Willbert dice ‘porro’ y hubo que cortarlo.
W.: Y en un concierto también. Hay una canción que tocamos llamada ‘La misma vaina’ que en una parte en la que a mí siempre me dejan decir lo que me da la gana y cuento como una historia. Recuerdo que entonces estaba contando una tontería, que Chuck Norris venía en nuestro mismo avión, le preguntamos cual era el motivo por el que venía al país y su respuesta fue: “¡Vengo a matar al presidente Chávez!” [risas]. Todo el público se reía pero había un sector de chavistas que se acercaron y empezaron a lanzarnos cigarrillos, mierdas… se pusieron muy violentos y el ambiente se puso tenso y se notaban nervios. Me dijeron: “¡No debiste hacer eso!”.
P.: Uno que no vive ahí no nota el ambiente y tensión política, pero la hay y mucha. En Venezuela hay censura. También nos censuraron el vídeo que acompañaba al single ‘El rey del tap’ sacado del segundo disco, “Rocanrol”, que tiene una temática de cine negro, en una parte donde hay una escena de puñaladas en la que no hay ni sangre, ¡y encima es una animación en 3D!, nos cortaron esas partes en el canal de vídeos musicales de allá, por lo que perdió todo el sentido. ¡Es una historia de gángsteres! Si no hay asesinato no hay historia.
E.: Es como una porno sin desnudo.


«Si conseguíamos gasolina subíamos al estudio a grabar haciendo sesiones de doce y trece horas para aprovechar al máximo las horas del estudio y la gasolina»

El segundo disco, “Rocanrol”, donde ya tenéis más rodaje y experiencia. ¿Cómo fue?
P.:
Ya teníamos planes de venirnos, pero con material más fresco. Todo perfectamente planeado pero… llegó la huelga general en Venezuela, donde se paralizó la industria petrolera, todo el país cerró, como un verano en España [risas]. Teníamos ya fecha para grabar, pero todo se paralizó. ¡No había ni gasolina y eso que es un país petrolero! Así que teníamos dos opciones; o no hacerlo o hacerlo por nuestros huevos, y como no hay mejor manera que hacerla por los huevos, decidimos lanzarnos. Esta vez contábamos con un productor profesional, Francisco “Coco” Díaz, del grupo Desorden Público. Quedó un disco más maduro, pues contábamos con el rodaje en festivales. Si conseguíamos gasolina subíamos al estudio a grabar haciendo sesiones de doce y trece horas para aprovechar al máximo las horas del estudio y la gasolina.
W.: Por esa época tuvimos problemas con las radios porque no emitían nada de bandas nacionales, la promoción fue gracias a las pocas televisiones que emitían nuestros vídeos, que gracias a eso se llenaban los conciertos. Pero en las radios era imposible.
P.: Ahora se abren y están descubriendo bandas muy buenas. Nos dijeron hace poco: “¡Pero ustedes son buenos!”, y respondí: “¡Claro, si llevamos quince años tocando!”.

Curiosamente, el rock suele estar ligado a la izquierda, y allí en Venezuela aunque gobierne Chávez que, se supone, es de izquierdas… ¿Os encasillan de alguna manera por no simpatizar con el régimen, os colocan en un bando contrario por prejuicio?
E.:
Para nosotros no hay ese problema, pero otros grupos sí que se han polarizado completamente. De hecho hay grupos como de música latina y de rock and roll, sobre todo de ska, que todo lo que dicen en la letra tiene tintes políticos y siempre a favor. De hecho, si quisiéramos ser así estaríamos apoyando o peleando.
W.: En nuestras letras hay pequeños guiños en contra de Chávez pero es algo en lo que no nos centramos. Obviamente, a mí sí me duele lo que ocurre en el país, pero como músicos no es nuestro enfoque, sin embargo ha habido alguna respuesta por ahí… pero nada más. De hecho, si Chávez censura una radio va a por la radio entera.
P.: De todas formas, el tema de la censura en la radio viene más bien por el que trabaja ahí, que programa un pop de mierda. Aunque Chávez siempre tiene algún pretexto para cerrar radios buscando pequeños resquicios legales, bueno, exactamente cerrar no, pero sí que les quita la licencia para emitir y, claro, si tienes una radio y no puedes emitir…

Retomemos vuestra discografía: Aparecen “Manual de buenas costumbres” y el último trabajo, “En llamas”, donde participa Roger Rodés, productor de Macaco.
E.:
Con “Manual de buenas costumbres” ya estábamos en España y teníamos muchísimos más conciertos encima y veníamos más rodados. Un régimen de ensayos más duro, también que estábamos en un entorno más creativo, y eso hizo que sacáramos un montón de nuevas canciones. Además, tener la suerte de contar como productor con Roger Rodés tanto para “Manual de buenas costumbres” como para “En llamas”. Además era la primera vez que alguien entraba al núcleo del grupo y daba su opinión en cuanto a las decisiones que tomábamos. Básicamente, nosotros cuatro somos bastante tercos y nunca habíamos dejado que nadie tomara una decisión y si alguien la tomaba, primero tenía que pasar un filtro, nunca dejábamos que nadie externo tomara decisiones en el grupo. Pero Roger ayudó mucho al trabajo y además también era la primera vez que grabáramos los cuatro juntos, ganando los temas un montón de frescura.
W.: Eso es un hito, un punto de inflexión, porque el hecho de que entrara Roger fue como tener la pieza que nos faltaba. Con él trabajamos el sonido desde el principio, venía a los ensayos y escuchábamos todas las canciones, porque en cada disco salen muchísimas ideas. Fue una primera aproximación a lo que sería el siguiente trabajo.
P.: Para este último contábamos con más de setenta canciones. Con “Manual de buenas costumbres” nos enfrentamos a que teníamos que ganarnos al público en España, hacer muchos bolos que eran grandes pero otros que eran una puta mierda, y eso hizo que esta nueva ronda de composiciones fuera más directa. Canciones incluso más directas para que la gente las viviera más rápido y capturarla en los primeros treinta segundos.

Aparte de la facilidad del idioma, ¿por qué España y no Estados Unidos?
P.:
Cuando te cambias de país aparecen muchas variables, entre dificultades y ventajas, a las que tienes que dar el “sí”. El que te dé en promedio un mejor resultado es al que al final te vas. También el hecho de vivir en Europa, la estabilidad económica y la fuerza de la moneda son cosas que tienes en cuenta.
E.: A Willbert le habría gustado ir a Estados Unidos y a mí a Argentina, pero entre los cuatro nos pusimos de acuerdo para que pudiéramos vivir en Barcelona. Lo otro… la movida de la música en español en Estados Unidos está básicamente en Florida, que a su vez está cercana a Cuba, Puerto Rico… y es todo súper latino, ¡el infierno del reggaeton! Imagina que si aquí uno se tiene que pensar hacer un bolo, por ejemplo en Bilbao, allá que tienes que recorrerte el país, es la vida entera.
W.: Pero no descartamos que en un futuro aparezca la posibilidad de ir allá y hacer algo. El estar aquí, ya a nivel musical, también el aporte fue bastante importante porque es una cosa como de otro planeta y nuestra música cambió muchísimo, algo así como si se hubiera macerado en vino… En los últimos discos hay cosas que tienen ese toque, como ‘Crackovia’, que está grabada con un violinista gitano, acordeonista catalán… muchos músicos. La música de la calle, la ciudad, todas esas experiencias son completamente otra cosa, estoy seguro que el aporte de lo que es la ciudad, Europa y el país es muy importante.

Cierto es que si en lugar de Barcelona os instaláis en Madrid o como antes hemos hablado, en Estados Unidos… no quedaría un sonido tan mediterráneo.
W.:
Cierto, totalmente de acuerdo.
E.: También en lo que a nivel de vida respecta, si nos hubiéramos ido a Madrid nuestra vida no hubiese cambiado tanto porque es una metrópolis como lo es Caracas. Nosotros estamos viviendo en ciudades grandes y Barcelona sería, en tamaño, como un pueblo porque vamos caminando a todas partes, de punta a punta de la ciudad. Realmente para nosotros es una escala muy pequeña. Incluso a nivel creativo, salir de fiesta y volverte a casa a las tres de la madrugada, todo lo que ves y que te encuentras a esa hora de la noche caminando por una ciudad te da tantas ideas que es algo nunca podríamos haber vivido en Caracas.
W.: Sí, en Caracas, para empezar, no puedes salir por la noche caminando porque es una locura debido a lo peligrosa que es. Tú sales a las once de la noche y no ves a nadie por la calle, allí van todos en coche y si vas por la calle es que estás loco. Puede ser que a los turistas no les pase nada, puede ser, pero, tío, las noches se han vuelto de algún modo muy siniestras. Pero volviendo a lo cultural, en Madrid también hay mucha gente y mezclas pero es, digamos, más española, sin embargo Barcelona está más cerca del resto de Europa, es distinta… y todo eso lo hemos absorbido.

¿Y De dónde viene vuestro nombre?
W.:
Hemos mentido un montón al respecto con eso [risas]. Pero la historia oficial comienza cuando estábamos empezando, era en el año 95 o por ahí, en casa de Carlos Mendoza, el cuarto componente del grupo que hoy está “out”, tocando el piano y bebiendo un whisky que aquí sería como la marca Día. Estábamos tocando un tema que teníamos llamado ‘Luz roja 2’ que hablaba sobre la ciudad de Caracas y el infierno caraqueño… que también estaba ardiendo el cerro más grande de Caracas y, bueno, estuvimos toda la noche tocando, bebiendo y al amanecer vimos el cerro y había como unas luces verdes…
P.: Creemos que eran verdes, creemos… Pero si se te ocurre otra historia ¡ponla! [risas].
E.: Alguien lo dijo y nosotros nos lo creímos, pero sí, esa es la historia ajustada a la realidad.


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