Luz: Gracias a la vida

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«He pasado episodios que dan risa ahora pero entonces eran detestables. Era un mundo fundamentalmente de varones. La cuestión de sexos si no la tengo superada, sí asumida»

Luz Casal, tras superar un segundo cáncer en poco tiempo, ha publicado el recopilatorio «Un ramo de rosas», en el que incopora dos canciones inéditas. Chema Domínguez ha hablado con ella.

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

A Luz se la admira por muchas razones, la mía es por su entrega a la hora de cantar: de ser «la canción misma», como decía aquel. Pero, ya digo, sobran los motivos para celebrar y recibir «Un ramo de rosas», su nuevo trabajo discográfico que, en forma de recopilatorio, aporta una visión muy acertada de su trayectoria. Incluye dos temas inéditos, el que da titulo al doble CD y una versión extraordinaria del revelador ‘Gracias a la vida’. Finalmente, una nueva interpretación de ’18 años’ a cargo de Nouvelle Vague cierra el círculo de las novedades. Todo cuenta con el exquisito marchamo del sello Blue Note, tal y como ocurriera con «La pasión» (2009). Luz ha sabido elegir y la han elegido varios de los mejores compositores, productores y músicos de nuestro país y de otras latitudes, así, sin buscar apenas, están Carlos Goñi, Antonio Vega, Pablo Guerrero, Tino di Geraldo, Javier Limón, Chucho Merchán, Carmen Santonja, Roque Narvaja y un deslumbrante etcétera. A las puertas de una gira extensa gracias al aval de un merecido éxito internacional, charlamos con ella.

Descubres «Un ramo de rosas» con ‘Gracias a la vida’, en tu caso trae una resonancia especial por los dos cánceres superados.
No soy solo una cantante que necesita creerse las cosas. Necesito reflejar algo más. ‘Gracias a la vida’ es una canción que refleja mi momento y mi sentimiento tras unas experiencias fuertes. Tener el ánimo necesario, valorar las cosas: cualquier cosa es digna de agradecimiento… Es como una celebración de vida y es tan poderosa la canción que empezamos a hacerla en directo como algo inesperado, una canción que el público más fiel no esperaba. Y al final se ha convertido en imprescindible en este momento de mi vida.

Después, el segundo compacto, lo abres con ‘Un ramo de rosas’. De alguna forma conecta con la atmósfera sonora de «La pasión».
La sonoridad, la interpretación, asemeja canciones aunque sean estilísticamente dispares. Como en este caso. «La pasión» es un trabajo paralelo, por así decirlo, en el que homenajeo unas canciones y una época de la manera más fiel posible. Y ‘Un ramo de rosas’ es una historia contemporánea que, por supuesto, podría haber sucedido en otro momento, pero nunca tendría esa carga irónica que tiene. No me la imagino en los años 40. En cualquier caso, lo más importante de ‘Un ramo de rosas’ para mí es la sensación de esperanza que desprende al final, el regusto que deja y que tiene que ver con la ironía. Cada día tengo más claro que contra ciertos momentos tensos, la ironía es importante.

Nouvelle Vague aporta una nueva mezcla de ’18 años’, un nuevo vestido que incide en tu rechazo a ser etiquetada, o así me llega.
Las etiquetas me las he saltado por una cuestión de supervivencia y libertad. No empecé ayer, empecé cuando no sabía lo que era la vida. Me subí a un escenario cuando no levantaba más de un metro. Luego, cuando tienes esa relación con la música sabes que es más allá de una profesión, incluso de una vocación: es algo poderoso a lo que no puedes hacerle ningún quiebro, no puedes hacer algo que no esté dentro de tu honestidad. Cuando he visto que me encajaban en una cosa, he respondido por una reacción rebelde que siempre he tenido, por libertad: ¿por qué tú vas a pensar que soy solo una cosa si soy mucho más, incluso más de lo que yo misma creo que soy? Entonces, siempre he intentado motivarme, encontrar cosas, melodías, ambientes, músicos, trabajar de formas distintas, estimulantes para ver hasta dónde puedo llegar. Si me hubiera quedado estancada en ‘Ciudad sin ley’ o ‘Un pedazo de cielo’, pues ya sé la reacción, pero no hubiera sido una vida tan intensa. Para mí es fundamental meterme en berenjenales, en situaciones inesperadas. Luego ya como lo reciba la gente es otra cuestión. Yo me responsabilizo de lo que hago. Cuando a alguien no le gusta lo que hago o piensa que he tomado un rumbo demasiado extremo, bueno, vale; pero insisto, es una cuestión de libertad y estímulos.

Tus inicios te sitúan en el rock y en territorios cercanos al rock.
Cercanos no. En el rock. Ahora, cada uno interpreta el rock a su manera, el que se pone la etiqueta y va con la banderita de «yo soy esto» hace todos los méritos para no perder ese status. Ese tipo de cosas siempre me han traido al pairo, desde el primer disco hay temas como ‘No aguanto más’ o ‘Ciudad sin ley’ y variantes como fue mi primera canción de amor. El que sepa un poco no tiene por qué extrañarse de todo lo que hago, porque desde el principio ya está en la base.

En el 81 estás con Leño en el disco «En directo», años más tarde, en el 99, repites con Rosendo en «Siempre hay una historia… en directo» interpretando ‘A la sombra de una mentira’. Por tu condición femenina no siempre habrás disfrutado de esa complicidad en el mundo rockero que te tocó vivir.
He pasado episodios que dan risa ahora pero entonces eran detestables. Era un mundo fundamentalmente de varones. La cuestión de sexos si no la tengo superada, sí asumida. Durante años, años y años he sido la única mujer en todo el grupo, no solo de musicos sino de managers también, técnicos, etc. Eso no me ha significado un problema, sí la percepción que toma el otro respecto a ti. Yo he escuchado a un hombre de la radio muy rockero y muy imbécil al mismo tiempo, que yo debía estar fregando en vez de cantando. Eso lo he escuchado yo con mis orejitas.

Mejor no decir el pecador…
No, ya bastante tiene con ser imbécil. Lo que quiero decir es que salvo en momentos puntuales, siempre tienes como que demostrar más. Me decía una mujer hace unos días: «¿Pero te vas a poner falda corta?, si nunca has querido enseñar las piernas». Y nunca he querido, pero no porque sean horrorosas [risas] sino porque me parecía que si enseñaba las piernas no se iban a fijar en mi voz, que era mucho más importante. Te puedes hacer una idea de lo que ha significado tener un físico o pertenecer a un sexo o a otro. Pero no ha sido grave. No he pasado calamidades por eso.

Si leo o hago entrevistas a artistas femeninas, eres la primera referencia y sino estás entre las primeras que citan con admiración. Es algo no pretendido, pero al menos una cierta satisfacción y orgullo debe despertarte.
No tengo esa sensación, aunque me alegro un montón. Mi circunstancia personal es la que es. No soy dada a creerme nada, ni vanidosa ni arrogante, por mucha vanidad y arrogancia que haya en este mundo de la música. Tengo una sensibilidad grande que se expresa a través de la música y tengo como objetivo cada día ser mejor; y que huyo y aborrezco las sensaciones canallas o cínicas.

Aún teniendo ciertos éxitos anteriores, a partir del 89 llega el masivo con ‘No me importa nada’, ¿cómo viviste aquel momento?
Fíjate, marcaría un antes con ‘Rufino’ (1985) por su extraordinaria popularidad. Me acuerdo que niños, hombres y mujeres de muy variadas edades me paraban por la calle. Ese fue el primer éxito grande.

Cierto, recuerdo que se programaba a todas horas, salías constantemente en radio y televisión. Con perspectiva, aunque pueda parecer fácil, no debió serlo superar cada hito discográfico cuando se vendían discos y la exigencia era altísima. Sin embargo, cada nuevo trabajo tuyo superaba con creces al anterior.
Forma parte de este mundo. Tú valías lo que valía tu último disco. El éxito discografico es la consecuencia de un trabajo; desde el grupo indie menos conocido hasta el más popular de los superventas todos perseguimos lo mismo, de una forma u otra, todos buscamos un reconocimiento. Y si no te quedas en tu casa, compones para enseñárselo a tus amistades o lo guardas. Si no haces eso quiere decir que con cada actuación quieres que vaya gente a verte, que se lo pasen bien, que además se queden con la sensación de que lo visto es mejor que nada en el mundo. Entonces, cuando te dan una prueba de que lo que has hecho está bien, es una satisfacción. Eso no quiere decir que me sienta por encima de todo, es una evidencia de cariño, de que te tienen en cuenta. Así lo vivo.

Sin ser actriz pero debido al éxito de tu aportación a la banda sonora de «Tacones lejanos» (1991), permíteme calificarte como «chica Almodóvar». ¿Has tenido ocasión de ver «La piel que habito»?
No, pero me apetece y quiero. Ahora, tengo un lío de viajes, conciertos e historias y no he podido. Quiero ver exposiciones también, pero no me queda otra que estar metida en mi historia en este momento.

En cualquier caso, te la recomiendo. ¿Las canciones de Buika recogidas en su banda sonora sí has podido oírlas?
Tampoco, pero siendo Buika tienen que ser preciosas. Canta de una manera tan intensa, no sé, a mí me gusta mucho.

¿Qué otras voces te atraen? ¿A quién le darías un ramo de rosas?
Pues todas tienen su atractivo, hay quien puede gustarme más o menos o que no conozco bien. Me cuesta trabajo hablar de gente de la que solo conozco un tema o dos canciones y no he podido ver en directo: no sé si toca bien la guitarra o no, si proyecta la voz o susurra, con lo cual, a lo mejor, me interesa menos. Yo le doy un ramo de rosas a todos los que se dedican a la música de manera apasionada, no como un fin sino como una manera de ir por la vida. Hablo en terminos muy apasionados porque lo soy. Una es como es, se puede mejorar pero la esencia esta ahí.

Desde luego, en «La pasión» (2009) las referencias en la interpretación y en el repertorio a Bola de Nieve o La Lupe son claras.
Ellos han sido mi guía, me alegra que te llevara a esos nombres.

Manolo García te cita en los agradecimientos de su último disco, «Los días intactos», cita que…
¡No me digas!

… Sí, te cita junto a otros nombres por pensar «que sí que podremos pero ha de ser pronto». ¿A qué se refiere?
Déjame que me reponga de la sorpresa porque no lo sabía… Manolo es un ser excepcional, todas las veces que le he pedido algo, que he reclamado algo de él siempre he obtenido la respuesta deseada, así que imaginate el aprecio que le tengo. Interpreto que efectivamente las cosas, los cambios, las decisiones hay que hacerlas en el momento que te pide el cuerpo, si no se diluyen en el tiempo y pierden la intensidad de ese instante, de esa gana. Supongo que se refiere a mejorar el mundo, cosa que toda persona con una mínima sensibilidad desea. Las cosas van por ahí. Por otro lado, es un propósito que tiene el músico en general: aunque creamos que no vamos a cambiar el mundo con una sencilla canción, pero sí poder mover ciertas cosas, poner una inquietud o una esperanza a la persona. Bueno, cualquiera que nos dediquemos a esto lo sabemos porque nos lo cuentan de viva voz, nos lo dicen directa o indirectamente cómo una cancion determinada le llegó y le ha servido para superar un duelo, o para enamorarse, o para llegar a la conclusión de que tal cosa debería modificarla o cambiarla.

Por otro lado, participas en las conversaciones que acompañan la campaña de un banco y estamos en plena crisis financiera. ¿Temes la crítica o una mala interpretación por participar?
A ver, sobre la crisis financiera todo el mundo tiene una opinión parecida salvo quien se lo ha llevado. Mi participación, te lo digo de forma clarísima, tiene dos razones: ese banco siempre que he hecho un concierto benéfico me ha ayudado sin pedirme nunca nada a cambio; y luego porque no se trataba de decir a la gente «tienes que poner tu dinero aquí», sino que era hablar con una amiga en términos generales [en el caso de Luz era con Geraldine Chaplin]. Y si me apuras, hay una tercera que tiene que ver con la demonición, el malo se sabe perfectamente quién es y que haya solo un culpable… No soy abogada defensora, pero me parece que siempre hay más de un culpable, más de un malo. Muchos de los que se cuestionan mi participación a lo mejor no se lo plantean respecto a un entrenador de fútbol, o un director de cine, o a otros.

Tus gustos, tus pasiones musicales son diferentes pero si buscas una casa, un refugio personal, ¿a qué estilo o artista vuelves siempre?
Tengo clarísimamente una tendencia que no la puedo obviar porque forma parte de mi ADN y es el rock and roll puro, clásico. El que bebe de las fuentes del boogie-woogie. Ese está ahí. Es como ir a una de las fuentes principales de mi manera de expresarme. Cuando acabé «La pasión», pensé que tenía que hacer inmediatamente un disco de rock and roll básico. Luego me fui a la conchinchina, pa’rriba, pa’bajo, y bueno.

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