Luis Moro: El camino personal

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«Las nuevas tecnologías nos han permitido acceder a mucha música, casi toda, y eso es cojonudo. Pero al ser tanta la oferta musical la capacidad de atención del oyente se reduce muchísimo»

 

“Cielo color burdeos” es el quinto disco de Luis Moro, también su obra más madura hasta la fecha y la mejor para comenzar a prestarle oídos. Nos ponemos en contacto con él para hablar de este nuevo trabajo y también de Tom Waits, Nick Cave y Joe Henry.

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.
Foto: ENRIQUE MORO.

 

 

Luis, lo primero que me llamó la atención de tu disco fue el título. “Cielo color burdeos” es bastante evocador.
Sí, no hubo duda al elegirlo. La canción ‘Cielo color burdeos’ es una adaptación de ‘New coat of paint’ de Tom Waits, y en ella se dice esa frase. Creo que evoca noche, intimidad y vino, ingredientes sobre los que gira el disco. Me parece coherente y, además, llamativo, por lo que perfecto, tanto para cambiarle el nombre a la adaptación como para titular así el trabajo.

Cuéntame cuáles eran tus intereses artísticos respecto a este nuevo disco.
Comencé con la intención de describir las distintas relaciones íntimas de un hombre en distintos momentos con varias mujeres, con el vino de por medio. Como ingrediente para emborracharse, desaparecer, protegerse o como algo magnífico que saborear en la mejor compañía. Esas relaciones y esas posibilidades de experimentar el vino se fueron interrelacionando y todo tomó un sentido unificador. Me siguen atrayendo los trabajos cerrados en sí mismos. Al final salieron cinco mujeres en siete canciones y el vino, pues, está de una forma u otra en todas ellas.

Se aprecia que la base de las canciones viene de la intimidad.
Por suerte o por desgracia me involucro emotivamente en las canciones y esa involucración se traduce en intimidad, como parte de mí. Pero a diferencia de trabajos anteriores en los que prácticamente me he desnudado a nivel emocional aquí he utilizado otros personajes, algunos reales y otros no, y en parte me he ocultado, ya que la intimidad que he buscado reflejar es también la de ellos.

Es un disco corto. Supongo que hoy día no se puede reclamar mucho tiempo al oyente.
Las nuevas tecnologías nos han permitido acceder a mucha música, casi toda, y eso es cojonudo. Pero al ser tanta la oferta musical la capacidad de atención del oyente se reduce muchísimo y hay que captarla a la primera. Pero bueno, en este caso eso no se buscó de forma premeditada. Concibo los discos como reflejo de una etapa de mi vida, como la inspiración de una temporada plasmada en algo más que canciones, y en este caso el parto fue más corto. Así sucedió. Esto es lo que surgió.

A nivel de producción has conseguido que la voz no pierda plano pero manteniéndola arropada.
Gracias a José García [Pülsar], con quien llevo tocando y produciendo los discos desde hace años, creo que hemos conseguido equilibrar la voz con la música, sin que esta pierda presencia. No es fácil. Hemos discutido por ello no pocas veces. Algunas canciones surgen únicamente de la voz y de la guitarra y tiendo a querer preservar esa naturaleza al arroparlas con la sonoridad de banda. Desde hace un tiempo nos inspiran muchísimo los trabajos de producción de Joe Henry. Su clima, sus ambientes, su noche… es un músico excepcional.

Cuéntame de dónde viene un tema como ‘Judith Mishima & Alex Lafontaine’.
Pensaba en una relación desequilibrada. Ella joven y vitalista y él ya no. Ella más enamorada de él que él de ella. Lo normal es que con el tiempo la relación fracase. Ya les pasó una vez. No obstante, me quise centrar en algo esperanzador, en que si quieren evitar ese fracaso han de empezar por creer ellos mismos en su relación, en las segundas oportunidades, desde luego nadie lo hará por ellos. Como el contexto es de cierta tensión, de tiras y aflojas, quisimos que la canción sonara agresiva, y bueno, creo que lo hemos conseguido.

Ahí te acercas a Nick Cave a nivel de sonoridades.
Joder, Nick Cave. Eso son palabras mayores. Muchas gracias.

¿Es de tus favoritas del nuevo disco? Lo mismo es cruel hacerte escoger una.
No es cruel. Claro que tengo favoritas. Y esta es, sin duda, una de ellas. También tengo predilección por ‘Marianne’ y ‘Santa María’.

Si tengo que quedarme con una, me quedo con ‘Marianne’.
¡Uf! Es una canción muy emotiva. Su parte musical salió casi por arte de magia, muy rítmica, como la respiración, y en poco más de diez minutos ya estaba lista, terminada. A veces la inspiración es así. ‘Marianne’ es el personaje de la novela “Nunca es tarde” de Rubén Darío Rodríguez; una de esas mujeres con las que se coincide una pequeña temporada de la vida, de las que dejan huella, de las que nunca se olvidan.

En ‘Marianne’ el ambiente es un tanto jazzy. ¿Impone tocar ese palo aunque sea para adaptarlo a tu óptica?
Sí es algo jazzy pero también está cercana a las sonoridades de Tom Waits, que es algo que buscamos unitariamente al producir el disco, por lo que no creo que se aleje de la atmósfera global. Quizá por eso me intimide menos, no lo sé. Es un género de un nivel creativo que impone. En el disco están muy presentes las guitarras climáticas de Fran Borrego [Julio Suárez y los Backyards], que creo que han sido uno de los ingredientes que más distinción le dan al disco. ‘Marianne’ es un buen ejemplo de ello.

Tienes ya cinco discos en tu carrera pero parece que “Cielo color burdeos” es del que más se está hablando.
Sí, eso parece, y es una alegría. Después de años produciendo tus trabajos, de creer en ellos y en tu forma de hacer las cosas, de algunas frustraciones, de tomarse por ello la música de muchas formas diferentes a lo largo de los años… pues te hace sentir bien.

Comenzaste a editar discos antes de que llegara la crisis económica. ¿Cómo has notado la debacle a nivel de poder dar a conocer tu propuesta?
Justo antes de la crisis, con la irrupción de Internet a nivel mundial los músicos nos encontramos con muchas armas para dar a conocer nuestro trabajo, así como se abarataron los costes de producción. Había, y hay, que lidiar con mucha oferta, pero eso es en cierto modo motivador. Hay que currárselo. Ahora en este contexto de crisis todas esas posibilidades se mantienen, incluso se han potenciado, sin duda es lo mejor que nos ha podido pasar, pero los inconvenientes se han vuelto muy grandes en otros aspectos. La mayor parte de sellos discográficos o empresas de management apuestan principalmente sobre seguro, por proyectos conocidos, ante el riesgo de perder mucho dinero. Las salas, ante la menor presencia de público en los directos, no pueden arriesgar como antes. Los músicos debemos vivir del directo, sí, pero con menos público, hay salas que cierran, dejan de programar o no pueden pagar un mínimo caché. Es complicado.

¿Tocamos influencias? Dime un par internacionales y un par nacionales.
Dificilísimo. Ahora mismo diría Jeff Tweedy o bandas como Calexico o Iron & Wine. Por aquí, me quedo con los desaparecidos Tulsa o Fabián.

Creo que es interesante difuminar el concepto rock como muchos músicos hacéis.
Supongo que es fruto de tratar de unir muchas de las diferentes inspiraciones musicales que nos marcan, que nos estimulan y que provienen de variados estilos. Se supone que esa unión debe aportar algo nuevo que lo distinga de una etiqueta clara, o no. Depende de lo que se busque. A mí sí me parece interesante la búsqueda de esa mezcla.

Próximos conciertos de Luis Moro:
28-XI Estepona. Duplex 24
27-XII A Coruña Casa Tomada

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