“Los discos secretos del siglo XXI”, artículo de Diego A. Manrique

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En los últimos días han aparecido en el mercado digital grabaciones inéditas de los Beatles, Brian Wilson y los Beach Boys, Motown… cuya finalidad es conservar el “copyright” en Europa. Diego A. Manrique trata de este asunto en “El País”: “En 2011, la Unión Europea cedió ante la agobiada industria discográfica y amplió el copyright de la música grabada. En vez de los 50 años anteriores, ahora la protección se extiende a 70 años, siempre que la grabación sea de 1962 en adelante y haya sido publicada.”

“En realidad, las multinacionales pretenden conservar la exclusividad de su catálogo. Y zancadillear a los sellos europeos que funcionan con material de dominio público, que miraban atentamente el calendario esperando el momento de publicar unos discos altamente atractivos para su público potencial, los baby boomers con poder adquisitivo. Las compañías grandes tienen otros ritmos y diferentes planteamientos: buscan a un comprador razonable, que no necesita colecciones exhaustivas”, dice Manrique.

“Conviene recordar que la crisis también ha vapuleado a los fabricantes de bootlegs, los discos clandestinos para coleccionistas. Inicialmente destinados a aficionados de blues, jazz u ópera, se convirtieron en gran negocio con la salida en 1969 de Great white wonder, doble elepé del evasivo Bob Dylan. Cambiaba el paradigma: muchos consumidores no se conformaban con los lanzamientos oficiales; desafiantes, ignoraban la voluntad del artista al adquirir material que este había archivado.”

Pero hoy, “el mercado de los bootlegs se ha evaporado: casi todo ese material está disponible en la Red, puesto para su descarga gratuita por fans que deploran su explotación comercial. De alguna manera, la industria discográfica convencional convive con ellos. Primero, esos bootlegs les proporcionan una idea de la demanda. Segundo, pueden contener grabaciones que no poseen los artistas y sus disqueras. Tercera, los coleccionistas de bootlegs también compran las ediciones oficiales, a  las que se supone mejor sonido y notas reveladoras.”

Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “Los discos secretos del siglo XXI”.

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