Loquillo: Rodando en Argentina y Uruguay (primera parte)

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“El viaje es tranquilo, con las turbulencias normales, pero es de los vuelos menos cansados que recuerdo, y eso es una buena noticia porque así no se pierde ningún día descansando del vuelo y el cambio horario”

El pasado noviembre, Loquillo y su banda estuvieron rodando por Argentina y Uruguay. Hacia allí, como siempre con su guitarra, viajó Igor Paskual, pero esta vez con el encargo de relatar para EFE EME lo que aconteciera en aquellos días. Al final, Igor se quedó más tiempo de lo previsto, y sin ordenador, así que fue tomando notas y a la vuelta ha preparado este reportaje, este cuaderno de viaje.


Texto: IGOR PASKUAL.
Fotos: JULIETA OLIVARES.


Por fin llega el deseado día y nos vamos de una vez a Sudamérica, un largo viaje sin duda, pero lo peor no son las trece horas de vuelo, ni las esperas en el aeropuerto, ni tan siquiera el famoso jet lag que yo jamás he notado, (aunque hay que reconocer que vivo cambiando horarios continuamente), lo que peor se lleva son la cantidad de preparativos que tienes que hacer los días previos para que queden las cosas ordenadas antes de la partida. Como por suerte conocemos gente de allí de las otras veces que hemos ido, intentamos conseguir que nos dejen móviles argentinos y no llevar el nuestro de aquí, porque acabas recibiendo unas facturas tremendas de teléfono, yo mismo el año pasado pagué ochocientos euros en veinte días… y sé de casos de más dinero. Aunque parezca increíble, aun siendo consciente del precio de las llamadas internacionales, yo no sabía que cuando te llaman del extranjero pagas tú la mitad y, por lo visto, eso es algo que sabe todo el mundo desde los cinco años de edad junto con que los Reyes Magos son los padres.

En Barajas nos encontramos todos, es de noche y las conversaciones están centradas en cómo pasar de la mejor manera el viaje, en cómo quedarse noqueados a la primera de cambio. Llevan todos pastillas para dormir, sin embargo los viajes me parecen un momento buenísimo para leer libros largos, o al menos terminar los que ya tienes empezados y prefiero rechazar el ofrecimiento continuo de pastillas que me hace el resto de la banda. Dentro del avión estamos cerca unos de otros y así es más divertido pero, después de que nos hayan traído la cena, en cuanto me giro para ir a charlar con alguien, veo a todo el mundo durmiendo, o dormido… que según Cela no es lo mismo.

Nuestro reparto de personajes:

Mario Fueyo: piano
Laurent Castagnet: batería
Laura Gómez Palma: bajo
Jaime Stinus: guitarra
José Lapuente: manager
Christian Barros: road manager
Marc Vidal: técnico de sonido
Bernie Supervielle: técnico de monitores…
y por supuesto, el Loco.

Como el vuelo de Asturias es el último en llegar, cuando nos acercamos Mario y yo a nuestra Terminal, ya está todo el mundo con las maletas facturadas y el equipo a punto de embarcar. Nos esperan y nos ayudan con el equipaje y con las guitarras. Además siempre llevo una para tocar en el hotel. Hay emoción general, el Loco tras sus gafas oscuras, Laura con ganas de ver a su familia allí, en Buenos Aires; Bernie, que es uruguayo además de gran técnico de monitores, también verá a su familia Supervielle en Montevideo. Realmente en este grupo todo el mundo es de su esquina y origen particular, no somos los típicos que vienen todos de una única ciudad o tienen los mismos años y educación. Somos un grupo realmente heterogéneo. Veo que Laurent ha vuelto a fumar con más intensidad que antes, si cabe, y está preocupado por la duración del vuelo y su mono de tabaco, Christian nos reparte los billetes y pese a lo ocupado que está dice a todo aquel que le quiera escuchar, que quiere cambiarse el nombre por el de  Christean, para darle un leve toque de color o exotismo y en estado etílico, esta misma conversación saldrá a relucir exactamente igual, palabra por palabra, durante los días siguientes. Jaime está contento, viene acompañado por Mónica, su mujer, y así aprovechará los días libres para hacer algo de turismo en buena compañía y no de la jauría o manada de retrasados que somos cuando nos juntamos todos.
El viaje es tranquilo, con las turbulencias normales, pero es de los vuelos menos cansados que recuerdo, y eso es una buena noticia porque así no se pierde ningún día descansando del vuelo y el cambio horario.

BUENOS AIRES

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“Coincidimos el mismo día que Prodigy y habrá que pelear más con un público que poco tiene que ver con nosotros. Pero eso me gusta, ver si consigues gustar a gente distinta, a una gente que sabe poco o nada de ti. Si lo haces bien la respuesta suele ser buena. No todas las veces, pero en la mayoría de ocasiones obtienes tu recompensa”

Este año no vamos a tocar en Perú, así que hemos procurado juntar los días lo máximo posible. Una vez terminados los conciertos, me voy a quedar más tiempo que el resto de la banda, un mes seguramente, necesito ver la ciudad con más calma, imbuirme del ambiente, tocar, aprender y comprender lo que pueda. Buenos Aires es enorme y hay miles de cosas por hacer y está llena de gente que merece la pena conocer más de cerca.
Obviamente nos recogen en Ezeiza y tenemos una suerte de la hostia con la ubicación del Hotel. Está justo al lado de Plaza de Mayo, cerquita de San Telmo, del Cabildo, de la Intendencia… es genial, porque si sales a pasear y te fijas un poco ya te vas encontrando con el corazón de la ciudad sin tener que meterte en un taxi o recorrer varios kilómetros. Christian nos da la primera noticia, y es que aunque el primer concierto será al día siguiente de nuestra llegada, la prueba de sonido la podemos hacer dentro de un par de horas, o sea, ¡prueba de sonido el día anterior! Buenísimo.

El Pepsi Festival es un festival enorme, te da una repercusión enorme estar en su cartel. Además está perfectamente organizado y la proyección que te ofrece no es nada desdeñable. El año pasado fuimos de la mano de Andrés Calamaro y tocamos antes que él, pero este año, en cambio, será más complicado gozar de tantos privilegios, coincidimos el mismo día que Prodigy y habrá que pelear más con un público que poco tiene que ver con nosotros. Pero eso me gusta, ver si consigues gustar a gente distinta, a una gente que sabe poco o nada de ti. Si lo haces bien la respuesta suele ser buena. No todas las veces, pero en la mayoría de ocasiones obtienes tu recompensa. De todas los años que hemos venido, profesionalmente ésta es la que recuerdo como la más productiva. Es obvio que ya había una base anterior muy valiosa, pero la repercusión esta vez es de mayor calado y además, acaba de editarse una versión argentina de la caja 30 aniversario que, por cierto, se vende a muy buen ritmo. Existe una mayor coordinación de todos los elementos y eso ayuda a que el trabajo sea más rentable y mejor. El Loco no dejó de hacer entrevistas durante todo el tiempo y si ponías la tele ahí salía él, o en su defecto, el videoclip del “Hombre de Negro”. Sentí que este año sí había un calado importante, una voluntad de ponerse a tono con el lugar que le corresponde en este país, porque es evidente que se le ha sacado poco rendimiento internacional y que tiene potencial para ello de sobra.

Vamos al enorme recinto del Festival atravesando todo Libertador, pasando la Plaza San Martín con la eduardiana estación de Retiro, el Plaza Hotel, el edificio Kavanagh, el antiguo Palacio de los Anchorena… ¡¡Dios!! ¡¡Todo eso en una misma plaza!! Aquí hay tanto por ver, que necesito más vidas. Al lado está la calle Florida, la cafetería Richmond donde iba Borges… todo… Laura nos explica lo que sabe, que es mucho, y nos queda claro que Buenos Aires no es Gijón, ni Barcelona, ni Madrid… Hay mucho para comprender, este año sí, lo quiero saber todo de la ciudad y de su Historia y sus historias.

Hacemos la prueba, estamos mucho tiempo en el escenario hasta que nos encontramos a gusto. Bernie hace todo lo posible para que estemos bien, pero no hay manera, no sé qué cojones pasa, Marc viene varias veces desde su mesa de sonido hasta que logramos asentarnos. Aprovechamos la prueba para mirar ‘Mincho Bar’ y ‘Trangresiones’, dos canciones que tocaremos en Uruguay y que no hemos ensayado jamás.

Cenamos en Palermo en un sitio chulísimo y algunos de nosotros, después del postre, nos vamos con Laura a casa de una amiga suya a Chacarita. El plan es mejor de lo esperado, su amiga es María Eva Albistur, que fue bajista de Sabina en la gira de “19 días y 500 noches”, y termina ahora de grabar su tercer disco en solitario, aún sin editar. Laura lo pone y es buenísimo, nos quedamos todos alucinando. Estamos hasta las tantas en la azotea, hablando, escuchando música, tocando, hay instrumentos por todas partes, aparece Grimaldi, bajista de Miranda, que es un tipo majísimo. Es una noche larga, muy larga… Laurent y yo volvemos al hotel como podemos y los que estuvimos allí sabemos que esa noche será irrepetible.

PEPSI FESTIVAL

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“El Loco está dando muchas entrevistas, leemos alguna y otras las vemos por televisión, están muy bien, dice cosas distintas de las habituales y es divertido verlo con otra frescura, menos serio. Está claro que es una experiencia distinta, aquí el pasado que tiene es más liviano, pesa menos esa losa y puede aprovechar todas sus tablas para proyectar una imagen más moldeable”

El Loco sigue con su tarea imparable de promoción, está dando muchas entrevistas, leemos alguna y otras las vemos por televisión, están muy bien, dice cosas distintas de las habituales y es divertido verlo con otra frescura, no más cercano, pero sí menos serio. Está claro que es una experiencia distinta, aquí el pasado que tiene es más liviano, pesa menos esa losa y puede aprovechar todas sus tablas para proyectar una imagen más moldeable.

Entramos en el bus y al bajar al primero que vemos es a Bebe Contempomi retransmitiendo el festival, justo al lado de nuestro camerino. Bebe es allí, no una leyenda, pero sí el tipo popular que mola del periodismo rock, muy amigo de Andrés y un entusiasta nato que disfruta enormemente con lo que hace. Nos tratan de maravilla, Andrés le envía al Loco como bienvenida una botella de champán y unas flores preciosas. Abre la botella nada más verla, bebe un poco y nos sirve el preciado líquido en nuestros vasos para hacer un brindis general por la vida y el rock. En el camerino está también Natalia, una fotógrafa que nos acompañará en algunos conciertos para hacer unos magníficos retratos de familia (por cosas de la vida conoceré a su hermano tatuador y fan de “Torrente”, dos semanas después en el Roxy). Entre nuestros amigos que nos acompañan, está David de “Heart of Gold”, recién llegado de Madrid, manager de Right Ons y promotor con muy buen gusto. Lo mejor de él es que, aparte de ser una excelente persona, es un sportinguista de pro y un tipo ideal para compartir confidencias entre tanto seguidor del Madrid y el Barcelona, es un animado y brillante conversador con quien departir durante horas de música y de la vida, me enseña fotos de sus hijos con la camiseta del Sporting y… no sé… es todo tan bonito… Este año la Real gana, el Sporting lucha a la altura de las circunstancias… ¡Bárbaro!

Es la hora de salir a tocar, hay un escenario enorme, gente a la expectativa, huele a rock, a pasión e intensidad. No hacemos un concierto largo, apenas llega a la hora, así que condensamos los momentos más rockeros en poco tiempo. Estamos sólidos, hay que vencer y convencer, dirigir la nave a buen puerto y que además de llegar sin un rasguño, se cumpla la misión. Joder, bien hecho. Sonamos potentes y en apenas una hora terminamos (acabar en Argentina es otra cosa…) y… al bajar al camerino, no veo a la banda como otras veces y me jode. “¿Qué pasa? ¿Qué pasa, hijos de puta?”, pregunto. “Bueno, ha estado bien, tío, pero no como otras veces…”. El Loco está en otro sitio, duchándose, tiene pendiente una entrevista aún y no sabemos lo que está pensando. Sin embargo a mí el concierto sí me gustó. Y mucho.  Mucho más que en España, porque la gente, en este festival conocía algunas canciones, y me sentía sacando adelante algo, un proyecto “nuevo”, que había muchísimo que hacer. El concierto lo retransmitirán muchas veces en la tele de allí, yo lo puede ver en varias ocasiones, en algunos resúmenes sólo emitían canciones sueltas, pero en general nos dio una repercusión crucial. Y sonaba de puta madre, qué buen trabajo hace Marc y qué poco se lo reconocemos, siempre tocándole los cojones, pero no somos un grupo fácil, no tenemos el elogio fácil; bueno, sí, a las diez de la mañana, antes de acostarnos.

Nos vamos a Bizarro, tenemos un estupendo reencuentro con Pignatta, su dueño y también manager de los Primitivos, un hombre “Bigger than Life”, lacónico, y el único argentino que conozco que no ha ido aún al psicólogo. Además canta de puta madre… escuchen ‘Baby Bue Eyes’ por él. Me quedo hasta las tantas hablando con el Loco, de todo, de religión, de fe, de rock, hacía mucho que no charlábamos con calma. Comentamos el borrador de su libro durante un buen rato, aún le queda por terminar, me obligué a leerlo en el hotel entre reportajes de las Malvinas en la tele, de fondo, para poder decirle mi opinión. En el Bizarro a esas horas quieren cerrar pero nos dejan más y más tiempo y, por no molestar otro rato, tomamos la última en el hotel.

Antes de dormir con la tele de fondo escucho algo sobre el sainete de Caja Madrid… pero aquí tienen cosas mucho más graves, joder, qué bien vivimos y qué poco sabemos apreciarlo. Sanidad, educación, seguridad… joder… somos nuevos ricos… pero nos falta… nos falta… “power”.

LA PLATA

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“Damos un gran concierto, un concierto cojonudo. Bien, notas las caras de la gente, la comunicación, el Loco está espléndido, y la banda suena muy potente y ordenada al mismo tiempo, la clase de Laurent, la sabiduría de Jaime, los matices de Mario, la tralla de Laura”

Tocamos de grupo invitado de Estelares en La Plata, que es la capital de la provincia de Buenos Aires, de allí son los equipos Estudiantes de la Plata y Gimnasia y Esgrima D.L.P., a estos últimos los vimos jugar en la Bombonera contra Boca Juniors. La Plata nos pareció una ciudad bonita, agradable, universitaria y muy buena si te va la marcha. El recinto donde actuamos es grande y ya están probando Esterares que suenan muy bien. Son el grupo de moda allí, llevan juntos bastantes años pero ahora atraviesan un momento muy dulce y se les nota que están actuando mucho, hacen muy buen pop, y van sobradísimos de armonías vocales.

Nos reciben con una gran sonrisa, se portan genial con nosotros y hacen todo lo posible porque estemos bien. Incluso hay tortilla de patata en el camerino, cosa extraña fuera de España, y es que por lo visto han llamado a un amigo suyo catalán y nos las han preparado. Riquísma. No es que cueste dinero, pero sí tiempo e imaginación, y es un detallazo, esas cosas que cuando las has pasado putas sabes lo que es. El dolor si sirve de algo es para ponerse en el lugar del otro. Y si el dolor sólo te sirve para pensar más aún en ti, es que eres un hijo de puta.

Damos un gran concierto, un concierto cojonudo. Bien, notas las caras de la gente, la comunicación, el Loco está espléndido, y la banda suena muy potente y ordenada al mismo tiempo, la clase de Laurent, la sabiduría de Jaime, los matices de Mario, la tralla de Laura. Nuestros “backliners” son argentinos y funcionan a las mil maravillas, no hay ningún tipo de malentendido y saben lo que queremos, no es fácil porque estamos tan acostumbrados a nuestra propia gente que cualquier cambio nos pone nerviosos, pero no hay queja.

Después de nuestro show vamos al camerino de Estelados a desearles suerte y a invitarles al concierto de Buenos Aires. Les vemos varias canciones antes de irnos y durante el viaje ponemos su disco. Una vez en el hotel decidimos qué hacer, algunos de nosotros vamos a Makena, a la fiesta de Bunbury, que ese mismo día ha llenado el Luna Park, ¡guau! Lo pasamos… lo pasamos… joder… joder… otra noche inmensa, y encima está Román, que fue “backliner” nuestro también, es quizá, el mejor “backliner” de España, o entre los tres mejores porque tampoco conozco a todos y me consta que hay gente muy competente. Pero está en el top. Obviamente se pelean por él. La fiesta tiene toda la pinta de alargarse durante un par de días así que aunque tarde, nos vamos. Tomamos un taxi con un conductor fanático de River que no paró de cantar en todo el trayecto y al final ya cargaba a su puta madre, pero la fiesta de Bunbury tal y como imaginábamos, se prolongó durante siglos, cosa bestia.

DÍA LIBRE

Es un día, para recuperarnos unos cuantos pero Stinus aprovecha y se va en avión a Iguazú, que según nos contó al día siguiente es alucinante, pero es que Argentina es tremenda, Tierra de Fuego… Bariloche… dimensiones extraordinarias a donde no llegan los psicólogos.

Después de cenar nos vamos a la habitación de Christian (Christean en breve, según él), y allí escuchamos a Slint, Shellac y estos grupos que le gustan a él. El Sporting empata de milagro. Me voy a preparar el artículo que tengo que entregar al día siguiente para el “Comercio”, un periódico local, pero que tiene un suplemento de cultura excelente. Como todo en Gijón, parece pequeño y todo lo que quieras pero los de Barcelona cada vez que van no se lo creen… mucho Primavera Sound y mucha polla… pero… se aburren como ostras. Todavía pude escuchar a Fernando Blanco (ex Superratones) decir en el Roxy de Niceto Vega a cualquiera que lo quisiera escuchar, que Gijón era la mejor ciudad del mundo. Y el Savoy la mejor sala.

LA TRASTIENDA

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“A Monsieur Castagnet ya se le puede estar cayendo la casa que si estás de gira no lo vas a saber, además de ser un dandy es discreto, dos términos que debieran ir ligados siempre”

Me levanto pronto y se me atraviesa el artículo de mala manera. Tardo más de lo habitual, me lío con lo que quiero contar y encima no tengo portátil y dependo siempre de los ordenadores de los demás o el del hotel, en este caso. El Loco sigue en su noria promocional, trabajando mucho y bien. Laurent está preocupado, su hija acaba de tener una operación de apendicitis y obviamente le gustaría estar allí con ella. Laurent, además de ser un batería monumental, sólido y sobre todo elegante, es un tipo discreto y nadie se entera de sus problemas que a veces los tiene y gordos. Pero es algo habitual, cuantos menos problemas tienes, más te quejas, como Radiohead. A Monsieur Castagnet ya se le puede estar cayendo la casa que si estás de gira no lo vas a saber, además de ser un dandy es discreto, dos términos que debieran ir ligados siempre.

Leo la prensa mientras como en un restaurante cercano y se me cae el alma al suelo según paso las páginas. Las noticias son desasosegantes, qué país duro éste, cuánta promesa sin resolver, qué barro en las venas de todos, un país saturnino devorando a sus hijos, es como una mancha alargada que les persigue a todos, que son un poco culpables de lo que sucede, responsables de su propia nación y al mismo tiempo, víctimas de situaciones anteriores. Lo peor es que dentro de cuatro años la violencia irá en aumento. Pero a pesar de todo, me gusta la aguja brava, el chute de verdad y pasión. Esa intensidad me atrapa, siento de nuevo el latido rock según aprieto el émbolo de la jeringuilla argentina. No es mal momento para Buenos Aires, lo fue y lo será seguramente en un futuro, pero hoy, ahora, este mes, y el próximo también Buenos Aires es el lugar. Te enamora aunque sabes que es dañino para tu alma, que se irá con otra, que está contigo por el interés, pero si eres un adicto a las experiencias y a las vivencias, no te queda más remedio que meterte en su cama, que la almohada sea Palermo y las sábanas Recoleta y el cielo. El despertador suena a sirena de policía y soñamos temblando entre lluvia de mate.

Hacemos una prueba muy larga, repasamos canciones ya que es nuestro primer concierto de larga duración desde hace un tiempo y además, para Montevideo tocaremos dos canciones que nunca hemos hecho. Román viene y, joder, parece que el cabrón vive para el trabajo, se ofrece a ayudarnos en todo. La sala está muy bien montada y suena espectacular, los camerinos son amplios y decidimos que haya una parte sólo para el grupo, necesitamos un poco de intimidad, que la gente pueda pasar pero no a todas partes.

El concierto es brutal, de los cuatro o cinco mejores que hemos hecho. Marc hace muy buen trabajo, la sala es perfecta para nosotros y hay una emoción contagiosa. El tempo está perfecto. Incluso así, nos liamos en la entrada de… ¡¡¡‘Rompeolas’!!! Hay un final en el que a Laurent antes de dar el último golpe se le cae la baqueta… pero esos pequeños errores o lo que sean, en lugar de contribuir como algo levemente negativo, nos acercan y mejoran el concierto. Laurent habla por el micro y ¡pide amor! Stinus se sale con los solos, hostis, el cabrón cuando tiene el día te tumba, qué hijoputa. Laura está en su casa, vienen amigos suyos, su madre, además está guapa, guapa. Mario emocionadísimo suda y salta y todo lo demás. Qué conciertazo, somos unos privilegiados, solamente por vivir un momento así ya merece la pena haber nacido. Todos en el camerino pensamos lo mismo y hablamos de eso, del lujo que es hacer ese momento, porque creas con el sonido un espacio nuevo, es otro lugar de repente y la sensación temporal se mueve. Ni Teoría de la Relatividad ni pollas. Dame música y moveré el mundo.

Saludamos a amigos, Estelares, Grimaldi de Miranda, Cufa, otro artistazo, que me regaló una camiseta de la albiceleste (ya tengo tres), Albistur, Pignatta y la peña del Bizarro, el agregado cultural de la embajada española y por supuesto, los que sobrevivieron de la banda de Bunbury a su propia fiesta, Rebenaque sin voz, Jordi Mena… Vamos al Roxy, al Bizarro… a mil sitios y termino con Laurent, como siempre.



Para leer la segunda parte de este cuaderno de viaje de Igor Paskual, pincha aquí.

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