Libros: «Técnicas de iluminación», de Eloy Tizón

Autor:

«Uno de los más asentados narradores de la literatura española y como uno de los mejores libros de el año pasado»

eloy-tizon-26-02-14

Eloy Tizón
«Técnicas de iluminación»
PÁGINAS DE ESPUMA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Tanto Eloy Tizón como “Técnicas de iluminación” fueron celebrados a finales del pasado 2013 como uno de los más asentados narradores de la literatura española y como uno de los mejores libros de ese año; respectivamente. ¿Qué precisa magia poseen estos relatos para llevar a la unanimidad casi absoluta a prensa y lectores? En un principio, recién leído el volumen, la sutil neblina de lo difuso; no en el tono, por supuesto, el estilo se ajusta a los parámetros realistas, la trama también, pero el lector mastica la impresión de que hay algo que se le ha escapado, claves que no acierta a encontrar. Y aquí entra de pleno el mundo de la sugerencia.

No son relatos al uso acostumbrado, desde luego que suceden cosas pero el escritor madrileño potencia más el sentir que el explicar. Ahí está, por ejemplo, ‘Manchas solares’ en que la estampa de una casa vacía tras la marcha de la esposa se resuelve en la incómoda urgencia de la manga de una camisa pillada por la puerta del armario; el final, ni sorprendente ni esperado, no sirve más que para cerrar la caja de sensaciones interior.

Ciertamente, los cuentos van desgranando diferentes melodías, desde el fluir de conciencia impresionista y poético de ‘Fotosíntesis’ hasta el análisis psicológico de ‘Nautilus’, que deja al lector con la misma sensación de culpa que su protagonista, pasando por esa impresión de plenitud final –tan difícil de registrar en literatura– de ‘Alrededor de la boda’. Diversos tonos, una misma sinfonía que aporta tantas preguntas como notas perdidas. ¿Qué hay en la caja que el jefe de un centro comercial da a su empleada para que se deshaga de ella con premura y que se mueve revelando calor de vida? ¿Qué ha ocurrido en la fiesta de la que echan al protagonista, ya de día, para que éste decida tirar su personalidad por la alcantarilla y escapar hacia los suburbios desgastados? ¿Por qué se abraza Sofía desesperadamente a sus compañeros de Universidad, a los que apenas conoce, en su boda, a seiscientos kilómetros de la ciudad donde residen?

Se trata, con todo ello, de existencias que son horrendamente reales pero secretas. También la de Dorothy, casada, resquebrajada, en ‘Volver a Oz’. Quizás el relato que esté mejor esculpido sea ‘Merecía ser domingo’, un cuento que rebosa tristeza sin aparentar nada que se salga de lo común y que poco a poco va entrando en territorios afines a Ballard, ese coche del que surgen jardines, esos bosques de latido magnético,. sutil traslación que a manera de crescendo ofrece fiel imagen de lo que representa el volumen, una vida en la que todo lo ocupa lo que no se ve y lo que no se dice.

Anterior crítica de libros: “50 años de música reggae en España”, de Pedro García.

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