Libros: «La flecha en el aire», de Ismael Grasa

Autor:

«No se trata más que de vida social en la Academia. Así los alumnos sacan a veces su lado más siniestro, que no es sino el lado más oscuro de la sociedad»

Ismael Grasa
«La flecha en el aire»
DEBATE

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Leo a Ismael Grasa desde su primera obra, «De Madrid al cielo». En ella me fascinó la mezcla de novela detectivesca desbarrada y ese cúmulo de onírico pop que después se resolvió en lo que se conoce como «generación nocilla»; a partir de entonces casi veinte años de novelas y relatos y también algún poema.

La obra que presenta en 2011 es totalmente diferente, más elevada en el registro y de pretensiones en parte reformistas. Ismael Grasa, con estudios universitarios de Filosofía, lee un anuncio en el que se solicita un profesor de la materia, algo le atrae para presentarse a la entrevista y al firmar el contrato observa que ha quedado abandonado ante el peligro. Y que ha de entrar en una clase un día.

A partir de aquí el libro combina dos tonos. El primero es el académico, el menos original; Grasa aborda conceptos metafísicos, estudia como encauzarlos para los alumnos y nos ofrece breves apuntes de la historia del pensamiento y de las vidas de los filósofos. Son aspectos que interesarán solo a los expertos o a los docentes.

Pero hay otra parte más afín al lector común, o curioso. Aquella que contesta a la pregunta: ¿Qué pasa en las aulas?, un territorio que preocupa a todos, pero vedado también para todos. Y lo que pasa es que hay adolescentes que dudan, se desbordan, no aceptan guías pero las reclaman. Las anécdotas, las relaciones que se abren en clase resultan mucho más interesantes por lo escasamente previsibles que la didáctica de la filosofía. No se trata más que de vida social en la Academia. Así los alumnos sacan a veces su lado más siniestro, que no es sino el lado más oscuro de la sociedad. Sus opiniones sobre la homosexualidad o sobre la religión –la de los otros– nos deberían espantar porque al fin y al cabo no son más que altavoces que nos escuchan.

La vida social del instituto también tiene cierta presencia: las cenas, los ánimos compartidos y hasta un antagonista, A., el profesor de matemáticas. Lo cierto es que representa la otra cara de las comedias juveniles de instituto –que también forman parte de una clase– y si uno se queda con una imagen no es la de análisis de la educación ni de la sociedad, es simplemente, la necesidad de abordar todas estas cuestiones –sin tapujos, honradamente– en clase.

Anterior entrega de libros: «Peret. Biografía íntima de la rumba catalana».

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