Libros: «El futuro ya está aquí», de Jesús Ordovás

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«Una serie de viajes que lleva al veinteañero Ordovás a París y Holanda, Londres y California, ahí contacta con la contracultura, la vida vagabunda y estudiantil y algunos tipos bastante curiosos»

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Jesús Ordovás
«El futuro ya está aquí»
HUERGA & FIERRO

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Tras su marcha de Radio 3, Jesús Ordovás parece infatigable, ha sorteado la peligrosa inactividad y no ceja de implicarse en proyectos, a un nuevo programa de radio se une una consistente ampliación de su bibliografía, ya amplia de por sí. El último volumen aparece en una colección de los exquisitos madrileños Huerga & Fierro llamada “Los libros de Ouka Leele”, también recomendable, en la que la fotógrafa presenta obras afines a su mundo, básicamente de ilustración y ámbitos líricos. En este caso el locutor presenta unas memorias necesarias e incompletas, esto último porque corta su andadura vital con la llegada de los años ochenta –sabe a poquísimo– y porque los recuerdos aparecen mezclados con la recuperación de textos completos aparecidos en las revistas en las que escribía en esa época, básicamente “Disco Express” y “Triunfo”, quizás merecedoras de un volumen aparte.

Lo que se va a encontrar el lector es, pues, paseos por la plaza de Santa Ana, refugio del «underground» de los últimos sesenta, donde se gestan proyectos artísticos que van a explotar algunos años más tarde. Ahí se inicia todo y ahí se vuelve diez años después tras una serie interminable de viajes que lleva al veinteañero Ordovás a París y Holanda, Londres y California, ahí contacta con la contracultura, la vida vagabunda y estudiantil y algunos tipos bastante curiosos. Son tiempos en que encontrar trabajo siendo extranjero sin referencias podía llevarte cinco minutos, y con todos estos materiales Ordovás se acerca muchísimo a algo tan hispano como la picaresca.

Con todo ello, el viajero logra estar donde debe el año que debe estar. Por ejemplo Londres en el 72, y allí asiste a la explosión del glam, y en agosto del 77, y se introduce en las hordas del punk, o California en el 74, lo que le da para escribir uno de sus libros para la colección Los Juglares. Dedica espacio en el volumen a comentar estas ediciones y a recoger entrevistas –Eduardo Haro, Vainica Doble– y artículos completos de los publicados en “Triunfo”, de carácter más político, y “Disco Express”, reserva ahí los comentarios musicales, especialmente reveladoras las dos páginas sobre el Londres de los últimos años setenta, entre los mejores análisis del fenómeno, que concluye con la frustración de no poder entrar a la sala en donde toca un chavalillo nuevo que parece que tener futuro. Se llamaba Elvis Costello.

Otra parte de la obra está dedicada a Madrid, aparecen sus vecinos de Burning y Gonzalo García Pelayo y Mario Pacheco organizando festivales de música progresiva. Precisamente parte del interés documental del libro se encuentra ahí, ya hay sobrada información de lo que representaron los ochenta para el pop español, libros y películas, sin embargo apenas sabemos nada de lo que ocurría segundos antes, de por dónde se movían los ambientes musicales en el 76 y el 77, y Ordovás nos hace entrar en determinadas discotecas –apenas más de cuarenta personas para un concierto, apunta– o en festivales que no han pasado a la historia precisamente porque fueron suspendidos por la autoridad minutos antes de iniciarse. Es un plus de información necesaria de una época oscura en un libro que se frena precisamente cuando Almodóvar y Alaska y los Pegamoides estrenan su primera obra, a la espera quizás de un segundo volumen que –este sí– debería contar con interioridades jugosas.

Anterior crítica de libros: “Memorias de un hippie”, de Neil Young.

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